PANORAMA INTERNACIONAL

China se preocupa
El diario cuasi oficial chino Industry News ha publicado una serie de reportajes sobre la adquisición de empresas chinas de maquinaria por parte de compañías extranjeras. El pasado mes de diciembre titulaba en primera página: «El cielo ayude a China» (…) Según el diario, si se permite que la compra de empresas estratégicas continúe de manera descontrolada, China perdería el alto valor añadido de una industria construida «con gran esfuerzo por sucesivas generaciones», desde la introducción del comunismo en 1.949 (…)
Estas preocupaciones son normales en cualquier país, pero en China, el Partido había sofocado hasta ahora las quejas sobre la política económica (…) Los medios de comunicación apenas se refieren a las decenas de millones de trabajadores que han perdido sus empleos en una larga ola de cierres y privatizaciones de empresas estatales desde finales de los noventa. El debate ha salido a la luz pública cuando un profesor de Hong Kong, Larry Lang, atacó en una conferencia las «desgarradoras pérdidas» producidas por la venta de empresas estatales a sus gestores (…)
El debate se había intensificado el año pasado con algunas publicaciones muy críticas hacia la venta de participaciones en los bancos estatales a entidades foráneas. Aunque el máximo porcentaje permitido a las compañías extranjeras es del 25%, eso puede llevar las palancas financieras vitales del país peligrosamente cerca del control extranjero (…) No es sorprendente que aparezca alguna queja en una de las economías en desarrollo más abiertas, pero ¿puede eso influir en futuras reformas para la apertura de la economía nacional a las inversiones extranjeras? (…) Por ahora, las señales no están claras.
The Economist

Cuando el gas huele mal
El antiguo canciller alemán Gerhard Schröder podía haber sido recordado como el hombre que encabezó las difíciles reformas económicas en la tercera economía más grande del mundo. Pero, tal como van las cosas, es más probable que sea conocido como la inaceptable cara del corporativismo alemán. El pasado mes de noviembre, cuando su mandato terminó, exhibió un escaso criterio al aceptar la presidencia de la NEGP (Gaseoducto del Norte de Europa), un proyecto que él mismo promovió cuando era canciller. NEGP es una empresa conjunta liderada por el grupo energético ruso Gazprom, para llevar gas desde Siberia hasta el Este de Europa antes de la próxima década.
Desde que Schröder se incorporó a su nuevo trabajo se ha hecho público el dato de que su Gobierno había concedido una garantía crediticia de 700 millones de libras al proyecto. Él dice no haber sido informado de esa decisión pero, en cualquier caso, era responsable, como canciller, de las actuaciones de su administración. El potencial conflicto de intereses es tan palmario que Schröder no debería haber aceptado ese puesto (…) Es una actitud típica de un hombre cuya carrera política fue corrompida por demasiados negocios cómodos. Él ha sido la quintaesencia del corporativismo del siglo XX, ha intervenido en ofertas de compra, rescatado empresas enfermas y acudido a interminables mesas redondas corporativas (…) Cuando fue elegido líder del gobierno alemán en 1988 le llamaban el autocanciller porque introdujo una legislación que blindó las empresas del automóvil contra ofertas de compra hostiles (…)
Ni la lengua alemana ni el propio Schöder distinguen entre las nociones de negocio y economía. Él asumió que lo bueno para Wolkswagen sería lo bueno para el país, pero se equivocaba.
Financial Times

Kravis no se retira
Uno a uno, los padres de las sociedades por acciones están cediendo a sus sucesores el control de las empresas que construyeron (…) Pero Henry Kravis, que ya ha cumplido 62 años y es el más famoso de los inversores en este tipo de empresas, no tiene planes inmediatos de retirarse, lo mismo que su primo George Roberts, que tiene un año menos y es tan reticente como él a marcharse de la KKR, Kohlberg Kravis Roberts, la empresa que dirigen conjuntamente desde hace mucho tiempo (…)
Kravis no tiene ninguna necesidad de trabajar pues, según la revista Forbes, posee 25.000 millones de dólares (…) Para su infortunio, su nombre permanecerá asociado para siempre a Los bárbaros están en la verja, el best-seller sobre la batalla que KKR emprendió en 1988 para comprar Nabisco por 25.000 millones de dólares. Ese récord mundial de adquisición apalancada interna (o LBO), el mayor precio pagado por una empresa de acciones, proporcionó grandes ingresos a KKR pero no tuvo ningún beneficio para sus inversores. Por el contrario, dio lugar a la aparición de una inquietud pública sobre los financieros que ofrecen grandes sumas económicas para adquirir empresas venerables con la única intención de eliminar puestos de trabajo y liquidar el negocio en trozos para después conseguir el dinero necesario para pagar su deuda (…)
Aunque estos tratos tienen hoy un ratio mucho menor de endeudamiento y KKR y sus colegas sabiamente se llaman a sí mismos empresas privadas de acciones y no LBOs, la imagen pública de bárbaros que les rodea persiste, especialmente, en sus nuevas iniciativas (…) El señor Kravis hace lo que puede para cambiarlo. A su favor está el hecho de que su industria también tiene el récord de creación de empresas y puestos de trabajo a largo plazo.
The Economist

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