Nada es como parece

LA PATRONAL SE DESDICE.– La patronal tiene serias dificultades para mantener un discurso coherente en materia de salarios y, sobre todo, en las indemnizaciones por rescisión de contrato. Lleva años presionando para que se rebajen a 20 días por año de trabajo, pero cada vez que hace un despido en su seno no duda en contradecirse y aplicar la indemnización máxima de 45 días por año. Lo hizo con el secretario general de la CEOE cántabra, Miguel Angel Castanedo, al que le abonó el equivalente de 360.000 euros, y lo hace ahora con su homólogo en la patronal nacional, Juan Jiménez Aguilar, que ha salido tras una larga pugna interna, con una indemnización de 1,7 millones de euros. Poca fuerza moral le quedará a la patronal para mantener la exigencia de un abaratamiento del despido en las negociaciones con el Gobierno y los sindicatos.

El consumo también se aprende.– La apertura de un mundo nuevo en las últimas décadas del siglo XX, lleno de artículos y marcas, fascinó a un consumidor que no estaba preparado para actuar racionalmente ante tal avalancha de estímulos y la publicidad que los acompañaba. Pero van pasando los años y las cosas empiezan a cambiar. El último congreso de fabricantes de productos de consumo y distribuidores celebrado en Barcelona ha reconocido que el cliente tiene un comportamiento cada vez más racional, es menos marquista y analiza mejor la relación calidad-precio.
VOLKSWAGEN, A LAS ESTRELLAS.– El funcionamiento de las bolsas provoca sobresaltos y algunos disparates, aunque la economía supuestamente esté basada en la racionalidad de los números. Ha ocurrido con la cotización de Volkswagen, la compañía de automóviles alemana que el lunes 27 de octubre cotizaba a 210 euros y un día después llegó a alcanzar los 1.005, convirtiéndose en la empresa más valiosa del mundo, más que las 35 del Ibex español juntas. La razón no era una expectativa de beneficios espectaculares, sino un mero problema técnico: tras informar Porsche de que pasaba a controlar el 74% del capital, los hegde funds que habían apostado por un descenso del valor vendiendo acciones prestadas, se vieron en la necesidad imperiosa de comprar títulos para devolverlos y como la operación de Porsche sólo había dejado un 6% del capital de Volkswagen en flotación (otro 20% está en manos públicas) no había acciones suficientes a ningún precio. Porsche finalmente aceptó vender un 5% para deshacer el estrangulamiento, lo que, más que un sacrificio, ha resultado un espectacular negocio.

VUELTA A LOS ORIGENES.– Los descendientes de Angel Losada, el cántabro que creó la mayor cadena comercial de México, están volviendo la vista hacia España. Su hijo, del mismo nombre, vendió el pasado año el grupo de hipermercados Gigante, que había fundado su progenitor, en más de 1.300 millones de dólares a Supermercados Soriana, propiedad de otro emigrante español, y ahora ha creado, con otros socios, dos fondos de capital riesgo en Madrid y Valencia. Su objetivo será captar enseñas de moda españolas y preparar su desembarco en Latinoamérica, donde el salto económico de las clases medias ha abierto un mercado muy interesante para la moda.

LAS ‘SUBPRIME’ ESPAÑOLAS.– Puede que nunca lleguen a saberse los nombres de los bancos y cajas de ahorros que acudan al fondo de rescate que va a crear el Gobierno para sacarles de apuros, pero tampoco resultará muy difícil deducir algunos nombres. Basta con buscar entre aquellos que facilitaron créditos a las inmobiliarias con la garantía de sus acciones. Nada menos que 35.000 millones de euros están comprometidos de esa forma en España, y el quebranto será más que notorio en el momento en que se ejecuten esas pignoraciones, algo que los bancos siguen aplazando, ya que su valor en bolsa es muy inferior al que tenían cuando se pusieron como garantía.

CAZADORES DE PRIMAS.– Cuando se dan subvenciones a manos llenas, suelen aparecer corruptelas y eso ha pasado con el sector de las energías renovables. Muchos promotores de parques eólicos y fotovoltaicos, al ver que iban a reducirse las primas, se han apresurado a registrar sus proyectos, para acogerse a las subvenciones, y han declarado como instalaciones en funcionamiento algunas que todavía no han comenzado a operar. La sospechosa concentración de solicitantes ha hecho reaccionar a la Administración, que antes de empezar a pagar ha optado por hacer una inspección masiva.

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