Nada es como parece

EL MUNDO NO EVOLUCIONA TANTO.– Rebuscando en sus archivos, la factoría Disney ha encontrado un viejo cortometraje que hizo a partir de dibujos de Salvador Dalí y que nunca llegó a estrenar. Curiosamente, 57 años después, no sólo parece que puede tener una vida comercial aceptable sino que aspira a uno de los próximos Oscar en el apartado de animación. Por lo pronto, en pocas semanas ya ha obtenido dos importantes galardones internacionales. Y es que el genio comercial de Dalí sigue siendo inagotable.

EL ‘CASO MARBELLA’.– La crisis de Marbella ha aflorado algunas circunstancias que hablan bien a las claras de cómo se puede bordear la legalidad urbanística en España a escala gigantesca. Cuando Gil llegó a la alcaldía, Marbella tenía 49.000 viviendas. Ahora tiene 127.000 y suelo recalificado para 53.000 más. En los últimos cinco años, la ciudad malagueña ha construido a un ritmo de 13.000 viviendas por año, cifra que jamás se ha alcanzado en una región entera como Cantabria donde en muchos ejercicios no se han superado las 3.000.
MITOS BURSATILES.- ¿Una empresa familiar es más rentable tras salir a Bolsa? Todos los teóricos hubiesen apostado a que sí, pero la realidad es muy distinta. El BBVA ha recogido en un informe la evolución de las empresas familiares que pasaron a cotizar en la década de los noventa, entre ellas Sol Meliá, Funespaña, Adolfo Domínguez o Cortefiel, en el que se observa que la rentabilidad sobre recursos propios ha pasado del 25% al 15%. Eso sí, como norma, las familias propietarias han obtenido unas importantes plusvalías y siguen manteniendo el control de la empresa, así que han hecho un buen negocio.

A COSTA DEL ERARIO PUBLICO.– Las tres diputaciones provinciales de la Comunidad Valenciana –sin incluir la Generalitat– y los ayuntamientos de las tres capitales, tienen nada menos que 181 asesores en nómina, una forma que han encontrado los partidos –y especialmente el PP que ha nombrado a las dos terceras partes– para que todo su staff viva del presupuesto público y no se le desmande nadie, so pena de quedarse sin sueldo. Pero lo más llamativo es que hace cuatro años todas las formaciones políticas valencianas llegaron a un solemne acuerdo en la Federación de Municipios sobre los emolumentos máximos de los cargos locales, a raíz de una polémica sobre algunas escandalosas subidas, pero todo se olvidó con rapidez. El más notorio incumplimiento ha sido el de la alcaldesa de Valencia y presidenta de la Federación Española de Municipios, Rita Barberá, que fue quien impulsó el pacto y que cobra casi el doble de lo que se estipuló para ella misma. Cabe imaginar que circunstancias semejantes se den en muchos otros lugares.

CAMBIO DE OPINION.– Los rockeros no fueron bien recibidos por los comerciantes de la localidad castellonense de Benicasim cuando se celebró el primer festival internacional, a mediados de la década pasada. Pero no hay nada como el negocio para los cambios de opinión y quienes anunciaban suciedad, desorden y estragos ahora se han convertido en los primeros defensores del FIB. Durante los nueve días que dura el Festival, los 35.000 asistentes arrasan con todas las existencias a la venta a pesar de que los precios se disparan por la coyuntura. Los ingresos de muchos gremios aumentan entre un 50% y un 100%, un motivo que justifica el que varias asociaciones comerciales la consideren ya la mejor semana del año.
EL VALOR DE LA HAMBURGUESA.– Un madrileño debe trabajar 21 minutos para comprarse un Big Mac, la famosa hamburguesa de MacDonal´s que se ha convertido en la unidad de comparación más eficaz para conocer el poder adquisitivo de un país y su nivel de precios. A un norteamericano, en cambio, apenas le exige 12 minutos. Bien es cierto que otros están peor. Para un habitante de Lima equivale a una hora de trabajo y para un etíope es un objeto de lujo, ya que le cuesta tres horas de esfuerzo.

NUESTRO CAPRICHO ESPACIAL.– El viaje del multimillonario norteamericano que pagó por ir al espacio parecía un estrafalario capricho de rico, pero ahora España va a pagar 13 millones de euros para que Pedro Duque pueda ir en el próximo vuelo a la Estación Espacial y se conecte en directo con el presidente español durante la emisión de un Telediario. Todo ello con el fin de que quedemos impresionados por nuestra presunta modernidad. A la Nasa le vendrá muy bien satisfacer el ego del Gobierno español, porque con eso paga el alquiler de la base rusa de Kazajstán, desde donde se ha de hacer el lanzamiento.

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