Nada es como parece

HAY PERDIDAS, REPARTAMOS DIVIDENDO.- A pesar de sus grandes beneficios, Telefónica optó por no repartir dividendos en la época de Villalonga, con el argumento de que los accionistas resultaban mejor remunerados si este dinero se utilizaba en crear más valor, es decir, en nuevas inversiones. Pero este año la compañía no sólo no va a crear valor, sino que ha visto hundirse la cotización y va a presentar unas espectaculares pérdidas de un billón de pesetas. Pues bien, en estas circunstancias tan poco propicias para las liberalidades es cuando la compañía ha decidido que va a repartir dividendo. ¿Con qué dinero? Con las reservas, claro. Todo sea por dar alguna alegría al inversor, aunque resulte tan caro como en este caso.

SE ACABARON LAS REBAJAS.- Hace un año, el ministro de Economía anunció a los españoles que, gracias a la liberalización del sector eléctrico, el precio del kilovatio se iría reduciendo año a año hasta recortarse en un 9% neto. Pero las alegrías duran poco y la memoria menos. El Gobierno acaba de aprobar un marco tarifario para las empresas del sector en los que autoriza subidas en todos los ejercicios hasta el 2010 entre el 1,4% y el 1,65%.
TAMBIEN EN LA TV.- Cambios de opinión hay muchos. El pasado mes de septiembre el nuevo ministro de Ciencia y Tecnología, Josep Piqué, anunció que se levantarían todas las restricciones que ahora impiden que un mismo titular participe en dos cadenas de televisión distintas y que no siempre se cumple. Sólo dos meses más tarde ha dado a conocer una decisión gubernamental exactamente opuesta: quien ya está presente en una cadena de televisión generalista no podrá estar en otra local, y mucho menos si se llama Prisa. Esto último no lo ha dicho, pero podría. ¿Para dónde girará la veleta del Ministerio dentro de otros dos meses?

¿ALGUIEN ENTIENDE ALGO? El informe del World Economic Forum sobre la competitividad de los países supone un pequeño disgusto cada año para nuestro país. Desde hace cinco, España baja un escalón por ejercicio, lo cual parece injustificable cuando ha entrado en una senda de crecimientos salariales inferiores a la inflación y el Gobierno exhibe orgulloso las privatizaciones. El informe coloca a nuestro país en el puesto 25 del ranking mundial, y culpa de la mala evolución no a las empresas, sino al marco institucional, con políticas económicas y fiscales que en opinión de los ejecutivos de compañías multinacionales que son consultados para elaborar este ranking no propician el funcionamiento de la economía privada.

BUENA CARA.- La economía española ha entrado en el tercer trimestre del año en la tasa de crecimiento más baja desde la recesión de 1993: el 1,8%. Sin embargo, y a diferencia de otras épocas, el consumo muestra una tendencia razonablemente activa, de forma que, psicológicamente, el estado de ánimo de la población es muy distinto. Y es que, incluso en economía, tener buena cara es importante.

EL FRACASO DE ALCIRA.- El experimento del PP para ensayar un sistema privado de gestión para los hospitales públicos se ha ido al traste. Después de cuatro años de pérdidas que amenazaban con llevarlo a la quiebra, la Generalitat valenciana se ha visto obligada a rescatar la concesión del hospital de Alcira, pero sorprendentemente, con la intención de volver a sacarla a concurso. Eso sí, con el añadido de la atención primaria, que pueda aportarle más rentabilidad al inversor privado. Si el procedimiento es discutible, porque todo el mundo está convencido de que los adjudicatarios serán los mismos que ahora (con alguna diferencia en la composición accionarial), mucho más el que una gestión privada no haya conseguido sobrevivir con los mismos presupuestos por paciente y día que tenía la Seguridad Social cuando ella misma prestaba esa atención hospitalaria.

LOS CULPABLES DE LOS PRECIOS.- El descontrol del IPC ha hecho que las autoridades hagan de Sherlok Holmes para saber qué esta pasando con los precios alimentarios y han recordado que en algún tiempo pasado alguien inventó el Observatorio de Precios de los Alimentos, inoperante como tantos otros organismos arrumbados en el fondo de algún ministerio. Pues bien, a través del tal Observatorio se ha vuelto a constatar que, desde el origen hasta el puesto de venta, las patatas, los huevos, el aceite, el pollo, el conejo, la coliflor, la berenjena o el tomate suben de precio entre tres y diez veces. En realidad, ya lo sabíamos, lo que no sabemos es que nadie haya hecho nunca nada por evitarlo.

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