Mare concursará la gestión de las últimas depuradoras
La ejecución del plan de saneamiento de Cantabria es una obra que por su envergadura y duración en el tiempo ha ocupado a varios gobiernos. Desde su puesta en marcha en 1995 por el Partido Popular, con José Luis Gil como consejero de Medio Ambiente, aprovechando los fondos de cohesión europeos, hasta la reciente etapa del Gobierno de coalición PSOE-PRC, en el que se han construido numerosas depuradoras, como esta de Comillas.
En Cantabria existen ya 31 plantas de depuración de aguas residuales. Dos de ellas son de gran tamaño (Vuelta Ostrera y San Román), preparadas para poblaciones de unos 100.000 habitantes; 10 pueden calificarse de medianas (entre 10.000 y 100.000 habitantes) y 16 son pequeñas (para núcleos de menos de 10.000 habitantes). A esta red hay que sumar tres depuradoras industriales, alguna de gran tamaño, como la de Sniace.
La empresa pública Mare gestiona directamente catorce de estas plantas, mientras que la explotación y mantenimiento de las otras 17 se ha subcontratado a empresas privadas. Decidirse por una u otra fórmula tiene que ver más con la capacidad de Mare para atenderlas con su propio personal que con las ventajas que puedan derivarse de la gestión privada frente a la pública. Desde luego, la subcontratación no es necesariamente más barata, porque en el precio en que se licite la explotación deben ir incluidos los gastos generales y el beneficio industrial de las empresas, que suman aproximadamente el 19%.
Ahorro de cuatro millones
Mare cuenta con una plantilla numerosa, unos 300 trabajadores, pero el perfil de muchos de ellos no responde a las necesidades específicas de la gestión de una depuradora. Esta empresa pública tampoco ha escapado a los recortes. De hecho, su presupuesto para 2013 se ha visto reducido en 12 millones de euros frente al del pasado año y una de las consecuencias ha sido que 52 de sus trabajadores están sujetos a un expediente de regulación de empleo.
Estas restricciones presupuestarias han obligado al responsable de Mare, Antonino Zabala, a optimizar los recursos y con la nueva gestión en el Departamento de Aguas la empresa ha conseguido ahorrar cuatro millones de euros. Para ello se han centralizado laboratorios y talleres en Vuelta Ostrera y se han conseguido importantes ahorros energéticos en bombeos, mientras se trabaja en la implantación de la ISO 14.000 para cada una de las plantas depuradoras y se aspira a conseguir la ISO 50.000 de eficiencia energética.
Mare tiene la intención de apostar por la subcontratación para gestionar las depuradoras que se van a ir incorporando a la red, como la de las marismas de Santoña (San Pantaleón) que aunque lleva años acabada no entrará en funcionamiento hasta el próximo año; la de Comillas –a partir de agosto de 2013–; la de Las Tinas –una vez que acabe el periodo de cinco años de gestión gratuita al que se comprometió Ascan– y la de Ramales.