La ciencia al día
El CO2 de los pantanos
¿Hay algo capaz de contaminar más que los coches? Pues sí señor. Se ha descubierto que las ciénagas que quedan por el mundo están emitiendo enormes cantidades de CO2 a la atmósfera y esa aportación es creciente.
Los pantanos contienen mucho carbón orgánico. Para hacernos una idea de cuánto, se puede calcular que el existente en los humedales de Europa, Siberia y América del Norte equivale a 70 años de emisiones industriales y esto, al ir a más, contribuirá a que los ríos estén cada día más llenos de carbón orgánico disuelto.
Habría que saber por qué a los pantanos les da ahora por acumular y emitir tanto CO2 a la atmósfera.
Lo que han comprobado unos investigadores galeses es que las plantas crecidas en invernaderos con atmósferas artificiales ricas en CO2 absorben más dióxido de carbono, que va a parar al suelo, donde las bacterias lo transforman y envían al agua. Allí de nuevo es convertido en gas y acaba otra vez en al aire.
Después de tres años, había tres veces más CO2 en los suelos de las plantas sometidas a atmósferas contaminadas que en los cultivos habituales. Esto podría justificar las emisiones de los pantanos, que pueden acabar siendo tan importantes como las provocadas por los combustibles fósiles.
Orientales y occidentales ven el mundo distinto
Al parecer, las personas occidentales y las orientales no ven el mundo igual. Al menos, eso es lo que han deducido científicos de la Universidad de Michigan.
Los investigadores hicieron un estudio sobre la forma en que 26 estudiantes chinos y 25 estadounidenses miraban fotografías de animales o de objetos retratados frente a fondos complejos. Los ojos de los norteamericanos se centraban en el tema principal, mientras que los orientales dividían su atención entre el primer plano y los detalles de fondo.
Los resultados parecen concordar con investigaciones anteriores que sugieren que los orientales piensan de una forma más global que los occidentales y le dan una mayor importancia al contexto. En cambio, los occidentales parecen tener una mayor concentración y ser más analíticos.
Incendios previstos
Visto desde fuera, nuestro planeta muestra toda clase de cicatrices de color rojo amarronado por la cantidad de incendios forestales que hay cada verano. El año pasado se quemaron solo en la Europa mediterránea medio millón de hectáreas de bosque.
Es evidente que si supiéramos de antemano los lugares donde en cada momento es más probable que surja un incendio sería posible concentrar los medios de prevención y reducir las pérdidas.
Siguiendo esa norma tan universal que nos conduce a pensar que el aspecto exterior de algo proporciona una indicación de su cualidades no sólo físicas sino también morales, se ha utilizado la estética para detectar desde los satélites esos lugares susceptibles de incendio.
La Agencia Espacial Europea cree que con la utilización de los satélites se podrán hacer mapas de riesgos y anticipar las actuaciones. Tras tipificar una serie de variables fijas y dinámicas, bastará recoger datos de las condiciones que se viven en cada lugar para hacer un cálculo de probabilidades de que surja un fuego y concentrar la atención en los puntos de riesgo en cada momento.
Ábrete sésamo
El sistema automático de apertura de grutas secretas tapadas con grandes piedras es conocido en la literatura fantástica árabe desde los tiempos de las mil y una noches, pero en nuestra civilización occidental el conseguir que los electrodomésticos respondan a la voz humana sigue siendo una de las grandes promesas para la industria de ordenadores, que aún ha de resolver la forma de relacionar tecnologías que se han ido creando cada una por su lado.
Hometalk es una plataforma en red inteligente para la automatización de todos los cacharros del hogar que permite comunicarse con ellos a través de la voz directamente o por otros medios audiovisuales. El prototipo es capaz de controlar el horno, las luces, la lavadora y hasta los grifos y funciona con órdenes verbales o con gestos, ya que cada aparato tiene micrófonos y videocámaras para capturarlos y enviarlos a un sistema que los interpreta. Un avance que, antes o después, se generalizará en los hogares.