‘El cierre de Megaupload nos da una oportunidad’

P.– ¿Cuando fundó el videoclub Madrid?
R.– En el año 1988. Empecé con el VHS porque antes de llegar yo funcionaban el Beta y el V-2000. Desde el principio he estado aquí, en General Dávila, aunque nos hemos trasladado del local original, de 80 metros cuadrados, a donde estamos ahora, que tiene unos 300.

P.– ¿Tenía alguna relación previa con el mundo del cine?
R.– Conocía el sector como vendedor de vídeos y reproductores de DVD. Empecé con un socio que, por entonces, tenía el videoclub más conocido de Torrelavega, pero pasados dos años, cuando aparecieron las televisiones privadas, me quedé solo en el negocio y fui haciendo mejoras.

P.– Una de ellas fue un cajero automático que cambió la forma de alquilar películas…
R.– Sí, el mío fue uno de los primeros cajeros automáticos que vinieron a España. En concreto, la primera máquina con capacidad para 800 películas de entonces, en VHS.

P.– Hoy parece raro, pero en aquella época tener un videoclub era negocio…
R.– Desde el año 1997 hasta que comenzó la piratería, en 2005-2006, vivimos buenos años pero luego vino la debacle. Lo que no podíamos imaginar los del sector es que después de ver lo que había pasado con el mercado de la música en internet, nos fuera a pasar lo mismo con las películas.

P.– ¿Por qué cree que no se ha acabado ya con las descargas ilegales?
R.– Porque España es diferente. No es ningún tópico, es una realidad muy cierta. Aquí, los políticos se pasan la pelota unos a otros. Y cuando esperábamos que la ministra Sinde, que era del gremio, hiciera algo para evitar que el cine muriera, no la dejaron. De todos modos, quienes más han hecho son los americanos al cortar Megaupload.

P.– ¿El cierre de esas páginas de pirateo de películas puede suponer una segunda oportunidad para los videoclubs?
R.– Es pronto para saberlo porque la gente todavía tiene muchas películas grabadas y porque tardan dos o tres meses en pasar del cine al videoclub. Los cines ya están recaudando más en taquilla y dentro de un tiempo deberíamos notarlo nosotros. Quedaríamos contentos si esto se arreglara un poco y las ganancias subieran un 20 o un 25% para poder llevarnos, al menos, un sueldo a casa.

P.– ¿Cuántos videoclubs quedan todavía en Santander?
R.– En España no quedarán más de 1.000 y eso que éramos mas de 7.500. Y en Santander, ni cinco. Lo peor es que en estos años las multinacionales nos han tomado el pelo. No hay derecho a que el cine pague un 8% de IVA y los videoclubs el 18% cuando se trata de las mismas películas. Tampoco es normal que cada título nos cueste 40 o 45 euros cuando a los 15 días –porque ya no se respetan ni las ventanas de protección– se venden al público a 18 euros o incluso a 12.

P.– ¿Y cómo logra sobrevivir su negocio?
R.– Gracias a la tienda de golosinas, frutos secos y snacks, que supone casi la mitad de las ganancias. Aguantar solo con las películas habría sido imposible. Hemos llegado a tener hasta cinco empleados y ahora tiramos con los de casa. También hemos tenido que complementar el cine con los videojuegos, aunque me paso más tiempo en el juzgado que en el videoclub. Todos los meses tenemos cerca de diez denuncias, porque la gente no los devuelve. Otros vienen buscando películas en Blu-ray y en 3D, que empiezan ahora, pero el mercado del vídeo está quemado y en unos años pasará a la historia.

P.– ¿Cuál es la película que más ha alquilado en estos años?
R.– Quizás las de ‘El Señor de los Anillos’ o ‘Harry Potter’… ‘Avatar’ también llamó la atención en su día por la novedad, lo mismo que la primera de la saga de ‘Millenium’.

P.– ¿Cuál suele recomendar usted?
R.– Procuro recomendar lo menos posible porque la misma película pasa de ser lo mejor que uno ha visto en su vida al mayor paquete que no pudo acabar de ver, según los distintos públicos.

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