Vendedores ambulantes de coches

La picaresca nacional parece haber encontrado en la compraventa ambulante de vehículos usados, un sistema sencillo y poco arriesgado para hacer negocio y la proliferación de vendedores ilegales ha alcanzado tal nivel de actividad en estos dos últimos años que los profesionales del sector han mostrado su alarma. Ganvam, una asociación de ámbito nacional que agrupa a cerca de 9.000 empresas dedicadas a la distribución de automóviles se ha dirigido recientemente a la Federación Española de Municipios y Provincias solicitando que los ayuntamientos se muestren más diligentes a la hora de impedir este tipo de transacciones. En algunos casos, la respuesta de los ayuntamientos ha sido la de reconocer no sólo la existencia de estas prácticas ilegales, en las que se utiliza la vía pública para estacionar los coches que se ofrecen en venta, sino también la impotencia de la policía municipal para atajarlas.

La queja de Ascauto

Esta actividad también se está haciendo notar en muchas localidades de Cantabria, para enfado de los profesionales del sector. “Es un caso claro de competencia desleal a quienes están debidamente implantados y pagando sus correspondientes impuestos” –subraya José Martín Pila, vocal de Ascauto (Asociación Cántabra de Automoción)–. “No podemos competir con esa gente y provocarán el cierre de muchos establecimientos”. Los coches que son objeto de esta compraventa irregular suelen ser de gama media-alta, adquiridos en concesionarios de Holanda, Bélgica o Alemania donde los precios de los vehículos usados son menores. Los vendedores los distribuyen por talleres de reparación o los aparcan en la vía pública y realizan los contactos con el potencial comprador por canales muy diversos. “Captan al comprador en bares –explica José Martín– o bien a través de números de teléfonos móviles que anuncian en los mismos coches; te diriges a ellos, te pones de acuerdo, les pagas y te llevas el coche y luego, si tienes un problema, vete a buscarles”.
En localidades como Hoznayo o Solares se ha detectado recientemente este tipo de compraventa que tiene especial incidencia en Santander y Torrelavega: “La zona del Sardinero –explica el representante de ASCAUTO– es la base de muchas de estas operaciones, y en Torrelavega los días de feria hay ya más coches expuestos que vacas”.
La Asociación Cántabra de Automoción tiene el convencimiento de que estas prácticas son fáciles de detectar por lo que en una reciente reunión con el concejal de Policía del Ayuntamiento de Santander ha solicitado que se haga cumplir la normativa municipal que prohíbe la actividad ambulante y que se retire de la circulación a los vendedores ilegales.
Desde la patronal de automoción se advierte también sobre la dudosa ganga en que se suele convertir el coche de segunda mano adquirido sin ninguna clase de garantías. Javier Ruiz-Zorrilla, vicepresidente de la Asociación lo ilustra con un ejemplo: “En Alemania (uno de los lugares de procedencia de estos vehículos usados) es muy frecuente el uso de sal en las carreteras para combatir las heladas y cuando traen los coches aquí, aunque la carrocería parezca en buen estado, los bajos están corroídos; además, como allí no hay limitación de velocidad en las autopistas, los motores suelen estar bastante castigados”.

Poco mercado de segunda mano

El problema ha adquirido tal envergadura que en estos momentos Ascauto estima que en Cantabria es mayor el número de automóviles vendidos por este procedimiento callejero e irregular que los comercializados en establecimientos autorizados.
El mercado de vehículos de ocasión no alcanza todavía en España la importancia que tiene en otros países europeos. La proporción está en nuestro país en un coche usado por cada dos nuevos. En Cantabria el patrón de consumo es muy similar y el año pasado se vendieron, entre concesionarios y establecimientos autorizados, cerca de once mil unidades incluyendo los vehículos de segunda mano importados (cerca de 500 coches cada año).

Un parque anticuado

El poco vigor que tiene en España el mercado de coches de segunda mano se debe a la existencia de un parque de automóviles envejecido que, cuando se entregan para adquirir otro nuevo, en muchos casos, sólo sirven para ser achatarrados. Las fuertes ventas de coches nuevos en los últimos años han paliado algo esta situación y otro empujón puede llegar de la mano de la directiva comunitaria que prohíbe la utilización de gasolina con plomo a partir del uno de enero de 2002. Para ayudar a los rezagados que pueden encontrarse con que poseen un coche pero no existe a la venta combustible con que hacerlo funcionar, el Gobierno está estudiando una ampliación del Plan Prever. Por su parte, la patronal del sector de fabricantes de vehículos, Anfac, quiere llegar un poco más lejos y pide que la subvención de 80.000 pesetas para el comprador de un coche nuevo que achatarre otro de más de diez años, se sitúe entre las 100.000 y las 150.000 pesetas. Aunque se desconoce aún si el Gobierno modificará la cuantía de la subvención, existe el convencimiento de que las ventajas del nuevo Plan esta vez podrán aplicarse también a la compra de vehículos de segunda mano siempre que utilicen gasolina sin plomo.

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