Cuétara se queda en casa

Hace apenas un lustro, la permanencia en Reinosa de la fábrica de galletas Cuétara era una interrogante sobre la que resultaba difícil mostrarse optimista. Tras su integración en el Grupo SOS, la lógica del mercado apuntaba a que el destino de unas instalaciones que se habían quedado obsoletas, era la desaparición y que su producción se integraría en otras fábricas del grupo, como la gran planta de Villarejo de Salvanés, en Madrid, o las de Andalucía.
Sin embargo, aquella amenaza de cierre no sólo se ha disipado sino que el futuro de la factoría parece más firme que nunca tras la decisión de los propietarios de SOS-Cuétara, los hermanos Jesús y Jaime Salazar, de especializar la planta de Reinosa en productos de alto valor añadido. La aplicación de este plan industrial ya ha permitido multiplicar por tres el empleo que la fábrica tenía en el año 2000, hasta alcanzar los 160 puestos de trabajo, y las nuevas líneas de producción previstas harán que, en los próximos cuatro años, Cuétara Reinosa se acerque a los 300 empleos, algo impensable para un centro que estaba abocado a su desaparición.
Aunque la vinculación emocional de la familia Salazar con Cantabria –son oriundos de la zona de Carranza y, al igual que los Fernández-Cuétara, emigraron a Méjico– haya podido influir en estas decisiones, en el ánimo de los responsables del grupo han podido pesar también otros factores. La movilización popular que en su día se produjo en la cercana Aguilar de Campoo, para tratar de evitar la marcha de Fontaneda, advertía de los costes que puede conllevar la deslocalización de fábricas íntimamente ligadas a la historia de una población, especialmente en una ciudad tan combativa laboralmente como Reinosa. Por otro lado, aunque los 14.000 metros cuadrados que ocupan las instalaciones de Cuétara ya forman parte del núcleo urbano, la capital campurriana tiene muy poca demanda de vivienda y eso también contribuye a desactivar la tentación de aprovecharlos para usos residenciales. Una tentación en la que han caído fábricas ubicadas en otras zonas de la región donde la construcción es muy activa.

Productos más sofisticados

Por estas u otras razones, la planta de Reinosa se ha vuelto a convertir en una pieza importante en la estrategia de diversificación de SOS-Cuétara, que apuesta por introducir en ella gamas de galletas de producciones cortas pero de alto valor.
Además de la galleta campurriana, de connotaciones tan locales, en las instalaciones de Reinosa se elaboran dos líneas de productos adaptados a las nuevas demandas de los consumidores: los cereales y la fibra.
Para plantar cara a la agresiva penetración de los cereales tostados o extrusionados, que amenazaban con desplazar a las galletas en los desayunos infantiles, Cuétara ha lanzado las Flakes, unas galletas rellenas de cereales, cuya fabricación se realiza en Reinosa. Añadiendo chocolate, se han creado dos versiones, las Choco Flakes y las Choco Loco Flakes. Dentro de las novedades se encuentra también la línea de fabricación denominada fusión integral, un surtido con las cinco variedades de galletas integrales que ya comercializa Cuétara.
Para acometer estas fabricaciones, la empresa ha invertido más de 1,5 millones de euros en compra de máquinas de enfriamiento, una bañadora de chocolate, un túnel de frío y dos depósitos para el almacenamiento del chocolate. También se ha ampliado la capacidad envasadora de la fábrica, con la incorporación el pasado año de una máquina capaz de manejar 100 bolsas por minuto.
Con este equipamiento, la fábrica ya está en disposición de hacer 28.000 kilos de galletas al día.

Nuevas inversiones

En los planes del grupo está el propósito de aprovechar mejor las instalaciones. Actualmente, de los 14.000 metros cuadrados de la planta, tan sólo se dedican a fabricación unos 5.000, lo que deja un amplio margen para introducir nuevas líneas de productos. El plan industrial prevé reconvertir una nave-almacén en zona de fabricación y la construcción de otro almacén, de unos 2.500 m2, en un terreno sin uso, situado dentro del recinto. En ese espacio se instalará una nueva línea de fabricación con capacidad para producir 6.700 kilos de galletas por turno.
El grupo SOS-Cuétara va a invertir en estos proyectos diez millones de euros a lo largo de los próximos cuatro años, y va a contratar a 120 personas más. Una cifra que resultaría muy importante en cualquier localidad de la región, pero que en el caso de Reinosa es más significativa, ya que viene a ratificar un cambio de tendencia. La capital campurriana ha pasado de una decadencia que parecía irreversible a la expectativa cierta de un reflorecimiento, como consecuencia de estas inversiones, de la buena marcha de Sidenor y Cantarey y del asentamiento simultáneo de varias empresas en el polígono de La Vega, el mismo que durante quince años no atrajo a nadie. Y todo ello, sin haber concluido la Autovía de la Meseta.

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