Cosmodent levanta una fábrica de dentífricos en Guarnizo

El crecimiento de las expectativas de mercado para los productos de higiene bucal que se elaboran en estos laboratorios ha hecho necesario ampliar las posibilidades de investigación y fabricación de una firma cuyos productos llegan a 35 países, aunque el grueso de su producción vaya destinado al mercado interno, bien con marcas propias o en productos fabricados para terceros (desde grandes superficies hasta pequeños laboratorios). A pesar de que Cosmodent tan sólo lleva dos años en el mercado internacional, sus elaboraciones llegan a lugares tan diversos como Francia, Marruecos o Taiwán, país en el que tiene una notable presencia. “La investigación –explican Jesús y Laureano Salcines– es un elemento básico en nuestro trabajo y nos permite estar presentes en mercados muy diversos con productos de alto valor añadido. El producto económico lo hace todo el mundo y no puedes entrar a competir en precios con laboratorios de Bulgaria, India o Brasil”.
Diferenciar entre las calidades de los dentífricos no es sencillo para el consumidor, pero el número de componentes puede dar una idea aproximada, ya que el elevado precio de muchos de ellos (aromas, cicatrizantes y algunos principios activos) hace que los laboratorios más modestos no pasen de siete, para limitar los costes, muy lejos de la veintena que figuran en algunos cremas de Cosmodent o las catorce que utiliza en un simple enjuague.

Calidad farmacéutica

Esta faceta investigadora es la que se potenciará en las nuevas instalaciones, que estarán dotadas de un equipamiento técnico adecuado a las especificaciones exigidas por las normativas farmacológicas norteamericana y europea recogidas en las guías generales de las GMP (Good Manufacturing Practices). El proyecto está siendo dirigido por la empresa catalana Narden, especializada en la instalación de laboratorios, y podría estar concluido en julio.
Las necesidades de un laboratorio de calidad farmacéutica y no de mera cosmética, son sensiblemente distintas a las de una industria convencional. Eso da lugar a que, más relevantes aún que las máquinas de producción, sean los sistemas de tratamiento de aire y de purificación y distribución de agua, que deben garantizar la rigurosa calidad de todos los procesos.
La actividad se realizará en locales sometidos a control térmico, higrométrico y presurizados, para que la presión interior rechace una posible contaminación exterior, incluso en el caso de apertura de puertas. El aire ha de ser filtrado y todas las paredes y pavimentos deben evitar las uniones para formar un espacio estanco y fácilmente desinfectable. El agua que se toma de la red está sometida a un pretratamiento, luego un microfiltrado y, finalmente, a un doble proceso de ósmosis. A pesar de todas estas precauciones, sólo es posible conservar la máxima pureza sometiéndola a una permanente circulación y a un tratamiento ultravioleta complementario.
El nuevo laboratorio podrá producir tanto los tradicionales dentífrico sólidos (cremas) como los nuevos geles, los semisólidos (dentífrico+elixir) y enjuagues bucales. Las cremas y geles se producen en un reactor de acero inoxidable de 1.000 litros de capacidad, y adquieren una textura diferente en función de los componentes (sobre todo los humectantes) y el sistema de batido. Este gran cilindro metálico tiene una doble camisa que permite calefactar o refrigerar el producto y una bomba de vacío. Dentro, unas palas agitan los componentes hasta alcanzar la homogeneización adecuada.
En otro reactor de 500 litros de capacidad se fabricarán los dentífrico elixir y en uno de 3.000 litros los enjuagues bucales, que han de obtenerse en condiciones de vacío.
Para el proceso de envasado se han destinado tres salas independientes (una por cada tipo de producto). El manipulado de cremas y geles dentales, una vez producidos, es automático, ya que las dosificadoras admiten una amplia gama de tubos de plástico y aluminio que llenan y cierran sin ayuda de ningún operario. Finalmente, una estuchadora, también automática, los deja preparados para la venta. El dentífrico elixir requiere una cerradora que ponga los obturadores a presión y los tapones, al igual que los enjuagues, que precisan un enroscado del cierre antes de pasar al etiquetado, que realiza otra máquina.
Con la nueva fábrica, Cosmodent multiplicará por cinco su actual capacidad de producción, hasta poder hacer 300.000 kilos de dentífrico y un millón de litros de colutorios al año y aumentará su plantilla, de las diez personas actuales a quince.

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