Más planes para dinamizar el comercio

La tradición política no escrita “recomienda” borrar todo lo que hizo el gobierno anterior. En el traspaso de poderes en EE UU de Clinton a Bush, algunos empleados de la Casa Blanca llegaron a arrancar las letras “w” de los teclados para que el presidente entrante no fuese capaz de escribir su segundo nombre. Lo cierto es que no siempre ocurre así, por suerte, y proyectos de interés se mantienen al margen de los cambios de gobierno.
Uno de estos casos es perfectamente constatable en nuestra región. El primer Plan de Dinamización Comercial Local, o PDCL, fue desarrollado, como proyecto piloto, en El Astillero en el año 2002 cuando Juan José Fernández (Partido Popular) era consejero de Economía y Hacienda del Gobierno de Cantabria. En su idea estaba potenciar el sector comercio de localidades que fueran cabeza de comarca y que estuviesen en una situación precaria por instalaciones y equipamiento, concentrando en ellas las subvenciones. Se eligió Astillero, con unos 30 comercios, para probar la eficacia de estos PDCL, implicando a la asociación local de comerciantes para que aportase su experiencia a la hora de enfocarlo.
La experiencia funcionó razonablemente bien y Fernández decidió, junto con Manuel Revuelta, director general de Comercio, que la siguiente localidad que disfrutase de un proyecto semejante fuese Santoña, a través de la Asociación de Comerciantes, que presidía Fernando Cucurull, y el departamento técnico de la Federación del Comercio de Cantabria, al frente del cual estaba José Antonio de Prado. Pero las urnas se cruzaron en el camino de Fernández y Revuelta y el proyecto quedó pendiente de adjudicar.
Cuando PSOE y PRC pactaron para gobernar en Cantabria, una sombra de duda se cernió sobre el PDCL. Los comerciantes santoñeses pensaron que el compromiso verbal del anterior gobierno quedaría olvidado, como las iniciativas legales que no han llegado a tramitarse decaen al finalizar una legislatura.
Sin embargo, al poco de tomar posesión Ángel Agudo y Fernando Toyos, como consejero de Economía y Hacienda y director general de Comercio, respectivamente, confirmaron que Santoña sería la siguiente beneficiaria de los planes de desarrollo comercial, a pesar del cambio de Gobierno.

Más PDCL en Cantabria

El proyecto era más ambicioso que el de Astillero y se dividía en tres años (2003-2006). El primero para estudiar las necesidades de la villa y en los dos siguientes para desarrollar las actuaciones de carácter urbanístico, subvenciones directas, señalización comercial y cursos de formación especializados para los comerciantes.
En estos dos últimos años, todos los comercios podían solicitar ayudas para equipamiento y reformas con un importe máximo de 10.000 euros o del 30% (35% si eran miembros de la Asociación). Alrededor de un centenar de comerciantes las han solicitado en este tiempo y el Gobierno de Cantabria ha concedido 165.000 euros en 2004 y 175.000 en 2005. Con ello ha promovido inversiones en los comercios de la villa por valor de 1.200.000.
Santoña se encuentra ya en el último año de PDCL, pero no es el punto final de este camino. Los planes están en plena ejecución en Reinosa (2004-2007) y San Vicente de la Barquera (2005-2008) y comienzan las fases de estudio en Laredo y Camargo, donde se ejecutarán entre el 2006 y el 2009. Todos ellos han sido desarrollados por las asociaciones de comercios locales, mientras que el Departamento Técnico de Coercan ha sido el encargado de desarrollar los estudios y la planificación de las actuaciones.

Polémica en Santander

Tras los buenos resultados obtenidos allí donde se han llevando a cabo los PDLC, las dos ciudades más grandes de Cantabria decidieron que era su turno para solicitar sus propios Planes de Dinamización. Torrelavega se lo pensó dos veces antes de hacerlo pero Santander, en plena pugna con el Gobierno de Cantabria, solicitó la concesión de uno de estos planes para la ciudad. Para ello, utilizó como ariete a una recién creada asociación de comerciantes, Fecoursa (Federación del Comercio Urbano de Santander) formada por la Asociación de Comerciantes del Centro y la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo. Una patronal que desde su creación parecía servir de martillo percutor del Ayuntamiento frente al Gobierno regional en su ansia por obtener más ingresos para sus maltrechas arcas. No obstante, sabían de antemano que ni Santander ni Torrelavega podían recibir ayudas en forma de PDCL, ya que están diseñados para poblaciones más pequeñas, cabeceras de comarca y su dotación económica es totalmente insuficiente para atender la renovación comercial de una ciudad. Su única posibilidad de conseguir ayudas era establecer un acuerdo especial con el propio Gobierno. Aún así, las asociaciones de comerciantes se prestaron a un juego que, en realidad, buscaba el desgaste de la Consejería de Economía y del mismo Miguel Ángel Revilla. La prueba de ello es que afiliados notables, viendo el escaso éxito de la iniciativa, se han ido desvinculando paulatinamente de Fecoursa. De hecho, esta federación, lanzada a bombo y platillo, no ha llevado a cabo casi ninguna actividad desde su creación y se mantiene en estado vegetativo.
Polémicas aparte, la apuesta de ambos gobiernos por el pequeño comercio salta a la vista y, a pesar del evidente retroceso del comercio local, las ayudas proporcionadas han sido una herramienta muy eficaz, en opinión de Coercan, para impulsar las inversiones en el sector.

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