A pie de calle

Jota cambió el concepto de la tienda de regalos con artículos importados de diseño innovador. María Dolores Gordejuela, que fundó la primera tienda en 1973, vive a caballo entre Asia, donde adquiere muchos de los productos que vende, y España. La empresaria considera que la crisis se va remontando poco a poco y resalta la enorme competencia que existe en su sector: “Es la ley de la selva”, asegura. “A pesar de todo, nosotros seguimos a lo nuestro y procuramos estar siempre en la avanzadilla”.

P.- Jota cambió el concepto de la tienda de regalos con artículos importados elegidos muy cuidadosamente, pero hoy son muchas las tiendas que se han apuntado a este concepto. ¿Queda la satisfacción de ser los primeros o la decepción de haber abierto un camino para que otros cosechen?
María Dolores Gordejuela.- Yo no pondría la palabra importar sino que apostamos por un diseño nuevo y moderno del regalo en una época, los años 70, en la que el público estaba deseando consumir y apreciaba más el diseño que ahora. Sí, nos queda la satisfacción de haber sido los primeros y, en cuanto a lo de que otros nos hayan copiado, yo no diría eso y tampoco es que me preocupe demasiado.
P.- Usted rebuscó por Oriente productos artesanales que en España no conocíamos pero ahora estamos tan acostumbrados a ver lo que se produce en Indonesia como lo que se hace en nuestras fábricas. ¿Es posible seguir sorprendiendo al público y encontrar artículos con los que diferenciarse?
MDG.– Lo que tratamos es de seguir en la avanzadilla, desplazándonos por todo el mundo y especialmente a Asia. He estado recientemente en la feria de Cantón en China y la imagen resultaba espectacular: más de 23.000 expositores y, a la vez, más de 200.000 compradores. En Occidente deberíamos preocuparnos, porque no producimos nada, sino que todos nos hemos convertido en comerciales de algo.
Nosotros seguimos con lo nuestro, preocupados por la calidad y los precios. Por eso creamos la marca Ópera Prima para nuestros artículos de moda (ropa, bisutería, bolsos) y para el mundo de la casa (muebles, cuadros, artículos de cocina, objetos decorativos…) Huimos de lo trillado y nos gusta el riesgo de las cosas nuevas.
P.- Jota cuenta con tiendas en Santander, Bilbao, Valladolid y Marbella. ¿Son públicos diferentes? ¿Por qué no se han decidido por ciudades como Barcelona?
MDG.- En 1973 fundamos la primera tienda en Santander, justo enfrente del Ayuntamiento, pero se nos quedaba un poco pequeña y decidimos instalar otra en la calle Burgos, donde encontramos un local de 700 m2. La de Bilbao, que fundamos hace unos doce años, la decidimos por su cercanía a Santander. La de Valladolid surgió en 2008, porque esta ciudad tiene cerca de 500.000 habitantes y también está relativamente cercana. La de Marbella es pequeñita… En todas nuestras tiendas entran clientes de todos los estratos sociales, aunque es posible que haya algunas diferencias. Por ejemplo, en la de Bilbao entran muchos hombres interesados por los artículos de cocina. En cuanto a las expansiones, por el momento, y tal como están las cosas, preferimos quedarnos con lo que tenemos.
P.- ¿Afecta la recesión al sector del regalo?
MDG.– Sí, claro que nos afecta la crisis, pero el ejercicio de 2010 ha sido mejor que el de 2009 y hemos remontado un 4%. Afortunadamente, no he tenido que reducir el número de trabajadores ni el de tiendas. No obstante, me preocupan muchas cosas: la dificultad de acceder al crédito o la subida del IVA un 2%, que es un montón de pasta, y a hemos tenido que asumir los empresarios para no repercutirla al cliente. También me preocupa la competencia de este sector, donde vivimos una lucha feroz por la supervivencia. Todo el mundo está en guerra contra alguien y me recuerda la ley de la selva. La verdad es que es bastante desagradable.
P.- Los clientes compran cada vez más productos por Internet. ¿Se acabarán las tiendas físicas?
MDG.- Nosotros vamos a poner en marcha la venta por Internet dentro de un mes y esperamos no morir de éxito (en Zara venden cinco mil prendas de ropa al día por Internet desde que lo han puesto en marcha). Pero espero que eso no haga desaparecer las tiendas. Sería muy triste que las personas sólo se relacionaran con el mundo a través de una pantalla de ordenador. De todos modos, los clientes que no pueden tocar los objetos no compran. El tacto es fundamental en la venta.
P.- Una parte de los clientes entra a su negocio por la magnífica ubicación que tienen sus dos tiendas de Santander. ¿Es imprescindible estar en el centro? ¿No puede ser que eso multiplique el número de curiosos pero no tanto el de compradores?
MDG.- No cabe duda que la ubicación de las tiendas es importante. El problema es que no entrara gente. A mí, me gusta ver mis negocios con vida. Todos, en esta empresa, pretendemos tener mucha psicología con el cliente y que se sienta a gusto. Hay que tener en cuenta que el 60% de las ventas obedece al impulso.
P.- ¿Funcionan las campañas de promoción del comercio tradicional? ¿Qué añadiría si pudiera?
MDG.- Funcionan, pero el día más fuerte para el comercio es el sábado y me da coraje que se lo hayamos entregado a los centros comerciales. Muchos comerciantes de Santander se preguntan que quién les puede garantizar que vayan a vender el sábado por la tarde, a lo que yo respondo que quién me garantiza a mí que vaya a vender un miércoles a las diez de la mañana. Los negocios tienen que estar abiertos.
P.- ¿De dónde viene el nombre de Jota?
MDG.- En honor a mi madre Josefina. Ella comenzó con el Bazar San Carlos en 1944 en el hueco de una escalera frente al Ayuntamiento de Santander y después apostó por mi idea de abrir la primera tienda de Jota, que por cierto se me ocurrió en un semáforo.
P.- El Bazar San Carlos y Jota ya están desvinculados.
MDG.- Sí. Aunque en el origen formábamos parte de la misma matriz, las dos empresas ahora somos independientes. Allí está mi hermana.

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