Foramen abre en Guarnizo su nueva fábrica de cepillos dentales

Laboratorios Foramen, la firma de productos para la higiene bucodental más antigua de España, estrena sus nuevas instalaciones en el polígono de Guarnizo. Una cuidada fábrica de 2.800 metros cuadrados a la que ha trasladado su sede de Campogiro (Santander), buscando el espacio que precisaba para crecer y una mayor proximidad a varios de sus principales proveedores, ubicados también en ese polígono.
La nueva planta, en la que ha invertido 1,5 millones de euros, será la plataforma para proseguir su estrategia de penetración en nuevos mercados, especialmente en el Este de Europa, donde planea potenciar su presencia a lo largo de este año. El nuevo equipamiento sitúa a Foramen en condiciones de superar los nueve millones de cepillos dentales que fabricaba hasta ahora al año.
Sin embargo, no todas las fases del proceso de producción están operativas en la nueva planta. La demora en la concesión del permiso para conectarse a la red eléctrica –algo que padecen también otras empresas de reciente creación–, ha obligado a la dirección de la firma a mantener en Campogiro la fabricación de la pala, el mango de los cepillos. Las máquinas inyectoras con las que se elabora requieren demasiada energía para usar el grupo electrógeno que Foramen se ha visto obligada a improvisar para poder utilizar las nuevas instalaciones.

La importancia del filamento

Salvo esa primera fase, el resto del proceso de fabricación de los cepillos se realiza ya en Guarnizo. El paso que requiere mayor precisión es la incorporación de los filamentos de nailon a la pala –las cerdas– y eso se ha resuelto con una insertadora de última generación, capaz de fabricar 190 cepillos por minuto. A esa cadencia, la máquina es capaz de insertar, grapar, cortar y pulir los filamentos, adaptándose a los requerimientos específicos de los 24 modelos distintos de cepillos dentales que produce Foramen.
El desbarbado y pulido de los filamentos es una de las tareas más delicadas, ya que de ella depende la calidad final de los cepillos. Después de cortar las cerdas con la longitud y la forma fijada para cada modelo, entran en juego los pulidores o redondeadores, piezas metálicas recubiertas de polvo de diamante que, con un movimiento giratorio, friccionan la punta de los hilos de nailon para redondearlas y darles el acabado idóneo. De la correcta terminación dependerá la eficacia del cepillo en la limpieza de las placas dentales. Por esa razón, los controles de calidad de la propia firma realizan un seguimiento exhaustivo del acabado de los filamentos y del estado de los pulidores, que cada 250.000 cepillos deben ser enviados a Alemania para que el fabricante de la máquina renueve el revestimiento de polvo de diamante.
El nuevo equipo permite también la fabricación de cepillos más complejos, como los que recientemente ha diseñado Foramen, que añaden a los filamentos tradicionales otros de goma blanqueante para pulir el esmalte en la misma acción de cepillado.
Una vez finalizada la fabricación, los cepillos pasan a la zona de embalaje para su distribución, en blíster o en bolsas de celofán, y en formatos personalizados con alguna de las marcas blancas para las que fabrica Foramen o para los dentistas y clínicas dentales que también forman parte de su red de clientes.
Tanto durante la fabricación como en la fase final de embalaje de los productos, se aplica un sistema de control informatizado para evitar errores y asegurar la calidad del proceso, cuya certificación ISO 9001:2000 obtuvo el pasado mes de noviembre.

Dos canales de comercialización

Aunque los cepillos dentales son el producto más representativo del fabricante cántabro, Foramen ofrece más de 300 artículos para la higiene bucodental, desde la seda dental a los dentífricos y desde los enjuages bucales a los adhesivos para prótesis. Contar con un catálogo tan amplio es la única forma de satisfacer la demanda de los dos canales a los que se orienta su producción: la distribución en grandes superficies comerciales y el mercado especializado que forman las farmacias y las clínicas dentales.
Los productos de laboratorio –pastas dentífricas, geles, elixires– que distribuye Foramen, son fabricados por Cosmodent, otra de las firmas de la familia Salcines, propietaria de todo un grupo de empresas especializadas en higiene bucodental, entre las que se cuenta Fushima, dedicada también a la fabricación de cepillos.
A pesar de contar con los mismos propietarios –si bien con diversos grados de participación accionarial– tanto Foramen como Fushima son competidoras directas en el campo de la higiene bucodental, aunque Fushima extiende su catálogo a otros productos relacionados con el cuidado personal, como los peines o los cepillos para el pelo.
Guarnizo ha sido el lugar elegido por las tres empresas del grupo familiar que se encontraban en Campogiro para asentar sus nuevas sedes. Foramen y Fushima –que lleva con más lentitud las obras– comparten la parcela de 20.000 m2 que iba a ser ocupada por la antigua Tabacalera antes de su traslado a El Bosque.
La presencia de Cosmodent en Guarnizo, así como de la empresa de matricería que suministra a Foramen los moldes para inyección, ha sido uno de los argumentos que han pesado en la elección de ese polígono. De ese modo, se asegura un mejor control sobre sus proveedores.

Resistir a las multinacionales

Hasta finales de los años ochenta, el mercado de los productos para la higiene bucodental tenía en España una configuración muy tradicional, con una quincena de fabricantes nacionales y una comercialización que se realizaba, sobre todo, a través de farmacias y pequeños establecimientos. La expansión de las grandes cadenas de distribución y el desembarco de los fabricantes multinacionales de cepillos alteró radicalmente el panorama, hasta el punto de que hoy tan sólo sobreviven tres fabricantes nacionales, los dos cántabros y un tercero, asentado en la Comunidad Valenciana.
Foramen pudo haber seguido el mismo camino hacia la desaparición que otras muchas firmas españolas, pero los herederos de sus fundadores decidieron vender la firma en 1982. La empresa se había creado en Barcelona en 1918 y permanecía en la misma ciudad, porque fue adquirida por el grupo perfumista Puig. Una década después, la fuerte competencia que desencadenó la llegada de las multinacionales inclinó a Puig a desprenderse de una marca que parecía haber agotado su recorrido, a pesar del prestigio que continuaba manteniendo en el sector. Fue entonces cuando la familia Salcines, que en 1946 había creado Fushima en Cantabria y contaba ya con una presencia relevante en el mercado de la higiene bucodental, decidió adquirir la marca Foramen, a pesar de que precisaba importantes inversiones para su relanzamiento y modernización.
Después de dos años de trabajo, diseñando nuevos productos e introduciéndolos en los canales de la gran distribución, Foramen consiguió abrirse paso y hoy es una de las firmas de referencia del sector. Los 52 millones de pesetas que facturaba la marca cuando fue adquirida por la familia Salcines, se han convertido en cuatro millones de euros y la firma ha pasado a tener presencia en todos los continentes.
Fabricación en China

Si frenar la acometida de las multinacionales no fue fácil, la irrupción de China en este mercado plantea a los fabricantes europeos nuevos retos. Las dos firmas cántabras, Foramen y Fushima, han adoptado diferentes estrategias para afrontar esta amenaza. Mientras Fushima ha optado por abrir su propia planta en el país asiático, en asociación con una empresa local, Foramen ha preferido limitarse a utilizar China como preveedor de parte de los cepillos de dientes que luego comercializa en otros países. La firma cántabra ha realizado importantes inversiones en este proceso, para asegurarse el control de calidad de los productos que se elaboran para ella en China, y no desecha la posibilidad de construir, en un futuro, su propia fábrica, tal y como ha hecho su empresa hermana. “Una joint venture es algo que no descartamos –señala el director de Foramen, Francisco Salcines– aunque, en un principio, consideramos que era complicado y era mejor enseñarles a que hicieran nuestros productos como nosotros queríamos. Después, ya veremos”, deja en el aire Salcines.
Sea cual sea la decisión que se adopte, China es, como en tantos otros campos, un factor clave para el futuro de una empresa cántabra que ha demostrado con creces su capacidad para la supervivencia.

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