Stefan Weckert, el alemán que trajo el ecosurf a Cantabria
Las tablas que construye son de madera o de espuma de plásticos reciclados
El surf es un contacto directo con la naturaleza en el que no intervienen más que la fuerza del mar y el intento del surfer de domarla, pero no todo es ecológico. Los materiales de las tablas y su proceso de elaboración son contaminantes, lo que ha llevado a algunos fabricantes artesanales a buscar la forma de sustituirlos. El alemán Stefan Weckert es el pionero de ese ecosurf en Cantabria y sus tablas son de madera o de espuma de plásticos reciclados.
La primera pregunta que debe responder un emprendedor cuando quiere echar a andar un proyecto es qué va a vender o producir, pero hay ocasiones en que lo más importante es el cómo. El fabricante de tablas ecológicas Stefan Weckert, pionero del ‘ecosurf’ en Cantabria, se encuentra en esta rara categoría. Desde su taller de Loredo, Stefan construye dos líneas de tablas de surf respetuosas con el medio ambiente; la más veterana Kun_tiqi, hecha con madera de paulownia, y la más reciente, Collective Surfboards, fabricada con una espuma procedente de residuos de embalajes reciclados.
El día a día de este shaper (constructor de tablas) de origen alemán está centrado en atender puntualmente los pedidos de sus clientes, pero el I+D también ocupa muchas horas de su tiempo, las que dedica a una búsqueda incansable de tablas cada vez más ligeras, rápidas, versátiles y maniobrables en el agua, pero también más ecológicas.
Pregunta. –¿En qué se diferencia una tabla de surf ecológica de una convencional?
Stefan Weckert –Consiste en emplear materiales más sostenibles, naturales o reciclados. Además, tiene que ser una tabla que dure más tiempo y que sea más fácil de reparar y de mantener.
-¿Cómo decidiste crear tu marca de tablas de madera Kun_tiqi?
Stefan Weckert –La causa de todo fue el cierre de la mayor fábrica de espuma de poliuretano para tablas convencionales (clark foam) por problemas medioambientales. Aquello me pilló en Ecuador y estaba buscando una tabla de surf pero, por este motivo, no encontré ninguna. Así me percaté que una tabla de surf convencional es muy dañina para el planeta.
Al tiempo, conocí gente que fabricaba tablas de madera de balsa y fue entonces cuando cree Kun_tiqi.
P. –Eres alemán. ¿Al instalarte en España pensaste en encontrar las mejores olas para surfear o en que ofrecía más oportunidades para tus tablas?
Stefan Weckert –Influyó el hecho que me gusta la naturaleza. En Cantabria hay montaña, bosque, hay mar, el clima es templado… Y, desde el punto de vista empresarial, Cantabria es una zona estratégica, por su cercanía con ciudades como Bilbao y con dos mercados tan importantes para el surf como son Francia y Portugal.
P. –Montar una empresa conlleva una serie de trámites burocráticos y administrativos que en ocasiones sepultan el espíritu de emprendimiento. ¿El hecho de ser extranjero supuso un plus de dificultad?
Stefan Weckert –Realmente, no, ha sido relativamente fácil. No sé cómo es en Alemania, porque nunca he fundado una empresa en mi país. Lo que me resultó más complicado fue conseguir el número NIE, porque no tenía dirección física, ni residencia fija. Una vez tuve el NIE, no me costó el resto. Eso sí (sonríe), con ayuda de un gestor.
P. –¿Cómo son las tablas ecológicas que construyes en tu taller de Loredo?
Stefan Weckert –Tenemos dos marcas. Por un lado, Kun_tiqi, en cuya construcción empleamos la madera de paulownia, que proviene de Valencia y es resistente al agua, lo que nos evita utilizar fibra de vidrio. Hace cuatro años creamos otra marca, Collective Surfboards, con la misma filosofía ecologista pero en la que, en vez de madera, usamos una espuma hecha a partir de residuos de embalajes reciclados. Estas tablas, o las laminamos con fibra de vidrio y con una resina de epoxy a base de aceite vegetal o cubrimos esta espuma con madera y usamos corcho para sus cantos.
Son dos maneras de fabricarlas dentro de la marca Collective. La filosofía de las dos marcas es similar: fabricar tablas de la forma más ecológica posible, pero también que duren mucho más.
Collective surgió cuando vi que existía una demanda de productos de surf ecológicos, pero también más económicos y ligeros. Coincidió también que salió una espuma reciclada que me permitía mantener la misma filosofía que en las de madera. Son tablas muy resistentes a los golpes, lo que favorece que necesiten menos reparaciones. Se disfrutan más, porque no se rompen tan fácilmente.
P. –El I+D es importante en todas las empresas. ¿Tus esfuerzos de investigación a qué van encaminados?
Stefan Weckert –Nuestro día a día es hacer lo que nos piden los clientes. Es lo que permite que la empresa pueda seguir funcionando. La investigación va fuera de todo este proceso productivo y en ella probamos nuevos materiales, nuevos procesos de producción…
P. –Empezaste en 2008. ¿Hay mucha diferencia entre las tablas que creabas entonces y las actuales?
Stefan Weckert –Ahora trabajamos con un programa de diseño por ordenador en 3D. De ahí pasamos a cortar todo el interior. Las costillas también están fabricadas por nosotros con chapa de madera y fibra de lino. Todo esto lo cortamos con láser, lo que hace que las piezas sean mucho más precisas y que el proceso de fabricación sea mucho más rápido.
Las tablas de ahora son más ligeras. Antes las hacíamos con madera de balsa y ahora usamos la paulownia. Otro gran avance, porque no las tenemos que recubrir con fibra de vidrio. Eliminar la fibra nos obligó a investigar mucho en la forma de construcción, ya que la tabla tiene que estar herméticamente cerrada. No puede haber ni un poro por el que se filtre agua. Esto ha sido un reto muy importante y un hito en nuestra historia.
P. –En 2008, cuando llegaste a Cantabria, sonaba a chino lo de coches híbridos o eléctricos y ahora es una realidad… ¿El mercado de las tablas cambia tanto como el de los coches?
Stefan Weckert –Creo que no tanto como el de los coches, pero sí que se ve cierta evolución. Las grandes marcas utilizan cada vez más materiales ecológicos y lo promocionan. Pero se siguen dando grandes paradojas, como que mezclen estos materiales más sostenibles con resina de poliéster de las que usan epoxy, para bajar los costes.
Las grandes marcas usan la ecología para lavar su imagen, como algo publicitario. Debería hablarse más de la necesidad de construir productos que duren más tiempo, pero eso a la industria no le interesa, porque su filosofía es vender más.
P. –¿Tus tablas ecológicas pueden hacer en el agua lo mismo que las convencionales de foam?
Stefan Weckert –Claro, todo lleva su tiempo de desarrollo. El foam que usábamos al principio no era muy bueno. Pero creímos en ello. Sólo así se podían mejorar estos materiales, y hoy en día este foam es tan bueno como el convencional. Gracias a ello, nuestras tablas también se han desarrollado para tener el mismo rendimiento que las convencionales y superarlas en durabilidad. Es un proceso constante y por eso soy empresario, para mejorar constantemente el producto. Para el surfista y para el planeta.
P. –Los fabricantes de tablas de surf siempre han sido pequeños artesanos, algo que destacaba en una economía occidental cuya tendencia era trasladar las producciones a países donde los procesos de producción son más baratos. Resulta curioso que sea ahora, cuando la pandemia ha demostrado los peligros de esta política, cuando la industria del surf esté trasladando la fabricación de tablas a China o Indonesia.
Stefan Weckert –La producción de tablas siempre ha estado vinculada a talleres pequeños. Desde hace diez años, cuando se ha visto que es un mercado económicamente interesante, se ha metido en el negocio gente que no lo hace por la pasión sino para ganar dinero. Esto ha cambiado toda la cultura del surfing. Para los mayores el surf era una forma de vida, una filosofía; hoy, es una industria, una moda. El surfing actual está enfocado a generar beneficios y no tanto al placer.
P. –En el mundo de la empresa, también influye el azar. Tu idea inicial era instalarte en Laredo y no en Loredo, pero te pasaste la salida de la autovía y acabaste en Loredo… ¿Crees que el error a la larga te ha beneficiado? Lo digo porque Ribamontán al Mar, con planes como el de ‘Surf a toda costa’, es más potente surfísticamente.
Stefan Weckert –(Se ríe) Claro, me equivoqué y todavía le pasa a mucha gente que quiere venir a mi taller y me pregunta: ¿Es Laredo o Loredo? Aquí hay un desarrollo del turismo de surf tremendo. Cuando llegué había tres escuelas y dos surfcamps. Ahora creo que hay más de 18 surfcamps en esta zona. Se ven tablas por todos los lados.
P. –¿Tus tablas tienen un mercado local o internacional?
Stefan Weckert –Mi mercado es más internacional. Más enfocado a países como Portugal, Francia, Alemania, Holanda o Suiza, sin descuidar España. Exportar una tabla a Estados Unidos es demasiado caro, por el porte y los aranceles.
P. –Has sido el pionero en Cantabria del ‘ecosurf’. ¿Crees que te emularán otros fabricantes?
Stefan Weckert –Yo lo hago desde hace más de 17 años y ahora veo a más gente haciendo tablas ecológicas. Se está percibiendo un cambio en los fabricantes y en los compradores. Es un buen camino y es necesario, pero el Estado debería poner impuestos sobre los materiales contaminantes para que las tablas convencionales sean más caras. Es la única forma de generar un cambio en la tendencia. No puede ser que una tabla que contamine más sea más barata que una más ecológica. Debería ser al revés.
Eduardo Illarregui Gárate