La Inteligencia Artificial ya se ha colado en las empresas cántabras
Desde el ahorro de energía en los hornos de fundición a la racionalización de las rutas de reparto y al cribado genético, cada vez son más los usos productivos
Pese a que la inteligencia artificial parece omnipresente, sus aplicaciones en el ámbito empresarial siguen siendo poco conocidas. Sin embargo, la implantación de la IA en los centros de trabajo avanza muy deprisa, y en Cantabria ya está sirviendo para gestionar citas médicas, organizar rutas de reparto de paquetes, ordenar tareas de fundición de forma que se pueda aprovechar mejor el calor residual o para prever –y evitar– averías de las máquinas. Estamos aún en los albores pero ya está dejando constancia de que puede mejorar los controles de calidad y aprovechar la energía de forma más eficiente, reduciendo costes y emisiones a la atmósfera.

En noviembre de 2022 saltaba a los medios de comunicación la noticia: la empresa norteamericana Open AI ponía en manos de cualquier usuario un chatbot de inteligencia artificial que podía ser utilizado gratis y de una forma extraordinariamente sencilla. La sorpresa era triple: nadie sabía nada sobre la existencia de esa empresa, y mucho menos que pudiese desarrollar una tecnología que solo podía esperarse de Alphabet, Amazon, Apple o Microsoft. Nadie imaginaba, tampoco, que semejante avance iba a estar disponible para cualquier particular, sin necesidad de poseer conocimiento alguno sobre informática, y de forma gratuita.
Dos años y medio después, la Inteligencia Artificial (IA) es el perejil de todas las salsas. No hay investigación, trabajo estudiantil o infografía en la que no se use esta nueva tecnología, en el primer caso expresamente mencionada, porque aporta valor añadido, y en los otros dos de forma oculta, porque tanto los estudiantes como algunos diseñadores, abogados o calculistas prefieren no reconocer que el trabajo lo ha hecho una máquina.
El robot Jano hacía 200 llamadas simultáneas para dar citas de vacunación COVID

La llegada de la IA se ha convertido en una oportunidad extraordinaria para muchas empresas y, sobre todo, para los investigadores. En muchos campos, la IA está marcando un antes y un después en el trabajo diario.
Uno de los ejemplos más significativos es la ayuda que presta a la Unidad de Enfermedades Raras de Valdecilla. Este área se enfrenta a miles de afecciones –la mayoría aún sin tipificar– que pueden tener una causa genética. Pero, dado que los genes de una persona también se cuentan por decenas de miles, cualquier cribado es extraordinariamente prolijo y costoso. Gracias a la IA, se avanza mucho más deprisa en la identificación del origen de algunas de estas enfermedades raras y ahora el objetivo es reducir a no más de seis meses esa operativa indagatoria que ahora viene requiriendo unos cinco años.
Cita de pacientes

Cuando en 2020 aparecieron las vacunas del COVID, supusieron un gran alivio para la ciudadanía. La enfermedad había provocado una situación inédita: el confinamiento de todo el país durante cien días y un gran temor ante los contagios. La vacuna abría un nuevo horizonte, pero gestionar su aplicación no resultaba sencillo, tanto por el volumen de población a inmunizar como por su dispersión y las limitaciones en los desplazamientos.
El Gobierno de Cantabria encontró entonces a un gran aliado en la empresa Idrus, que programó un robot para llamadas telefónicas: un asistente virtual capaz de hacer 200 simultáneas y dirigirse verbalmente al destinatario para fijar la fecha y hora de vacunación. Después de demostrar su utilidad con varios millones de llamadas realizadas, este sistema, que se popularizó con el nombre Jano, se ha utilizado con igual éxito para captar voluntarios en el proyecto de investigación Cohorte Cantabria.
Empleando la IA, los asistentes de Idrus mantienen conversaciones cada vez más fluidas para atender llamadas en ayuntamientos y en otras instituciones. También son contratados por empresas para campañas de marketing o gestión telefónica. Cualquiera de ellas puede disponer de la centralita y del robot, programado de acuerdo con sus necesidades a través de alquileres temporales o de pago por uso.
Del asistente virtual a la toma de decisiones
La Inteligencia Artificial empieza a tener tantos usos como se le quieran dar. Uno de los más extendidos coincide con el que imaginaban las ficciones más futuristas: dar asistencia a los humanos.
Los asistentes virtuales (Alexa, Google o Siri) usan la IA para entender comandos de voz de sus propietarios, responder preguntas y controlar otros dispositivos inteligentes en el hogar, como las aspiradoras autónomas, la música que suena en los altavoces o apagar las luces a una hora determinada.
Una cualidad tan humana como es la capacidad de decidir, también está influida por la IA. Las plataformas de streaming y las tiendas online la emplean para sugerir a los usuarios productos o contenidos basándose en sus preferencias y hábitos de compra.
Diseñar rutas de entrega
En muy poco tiempo, la IA también se ha ido abriendo camino en la industria, donde se utiliza para mejorar todo tipo de procesos, desde racionalizar la producción o los acopios hasta diseñar las rutas más eficientes, incluso para tomar decisiones de forma más racional que los seres humanos, ya que se basa en información objetiva. Viacore IT, una firma de origen cántabro, ha desarrollado una herramienta que utiliza la IA para que la empresa burgalesa Reparte planifique sus rutas diarias para hacer menos kilómetros y agilizar las entregas del abrumador volumen de paquetes que gestiona cada jornada.

En el ámbito bancario, la financiación de un proyecto empieza a depender más del informe de viabilidad que haga una IA que de la credibilidad y la experiencia que ofrezca su promotor.
Menos gasto de energía en las fundiciones
La IA también impulsa la eficiencia económica en fábricas y talleres. La consultora tecnológica cántabra Evenbytes está liderando un proyecto para que Casuso Propellers, fabricante de hélices navales y piezas de turbinas, pueda reducir en más de un 50% el consumo eléctrico de sus hornos de fundición. Para lograrlo, trabaja en un algoritmo capaz de predecir el precio de la energía y programar la producción en los momentos con tarifas más bajas.
Hay más fábricas con altos consumos energéticos que están utilizando la IA para reducirlos. En la planta de Reinosa de Forgings & Castings se ha gestado una solución tecnológica denominada Gasai, para reducir el consumo de gas en los hornos de tratamiento térmico del acero. Con esta herramienta creada por la compañía cántabra Deduce Data Solutions, se puede realizar un seguimiento continuo del gas consumido y de las emisiones producidas en el forjado de las piezas de la acería. Para ello, la IA elabora un modelo predictivo del gas requerido, basándose en datos históricos y en la información que recibe de los sensores instalados en los hornos.
Textil Santanderina usa la IA para detectar deficiencias en el color de los tejidos
Además, es capaz de prever los tiempos de ocupación de los hornos y proponer secuencias productivas más eficientes para aprovechar la energía residual. Esta plataforma inteligente incluye una herramienta experimental capaz de inferir el grado de empapamiento térmico de las cargas —cuándo una pieza ha absorbido el calor de forma homogénea, una variable crítica para garantizar la calidad del acero— a partir del análisis de curvas de consumo de gas. El proyecto se encuentra en fase de validación industrial, y las pruebas ya han demostrado el importante ahorro que puede deparar.
Global Steel Wire, otra gran siderúrgica de la región, colabora con el Laboratorio de Ciencia e Ingeniería de los Materiales de la UC en un proyecto para generar un gemelo digital, una réplica virtual del horno de inducción utilizado en la fabricación de palanquillas de acero, que permite recrear las condiciones de funcionamiento.
A partir de los datos recogidos y su tratamiento con IA, se puede reducir la energía consumida, predecir la temperatura de las palanquillas y establecer estrategias de calentamiento más eficientes. Este modelo se pretende extender a otros sectores industriales donde también puede servir para mejorar los rendimientos energéticos y, con ello, el impacto ambiental.
Control de tejidos con visión artificial
Entre las cualidades de la IA sobresale su precisión sobrehumana, vital en muchos procesos productivos que requieren un altísimo grado de control. Cuestiones difíciles de percibir por el ojo, como la gradación o variaciones en la colorimetría, resultan claves en sectores como el textil.
A partir de la colaboración entre Textil Santanderina y el Centro Tecnológico de Componentes, este tipo de tareas se han automatizado y optimizado con el uso de la IA. De esta alianza surgió Visiortex, un sistema que digitaliza y mejora la eficiencia en labores como la detección de defectos y la supervisión del color de los tejidos. Antes, la empresa debía inspeccionar las piezas a un ritmo vertiginoso —unos 50 metros por minuto— pero, gracias a esta innovación, la planta de Cabezón de la Sal consigue un gran ahorro de tiempo y recursos.
Siali, con sede en el polígono de Guarnizo, es una de las empresas especializadas en soluciones de inspección visual para las industrias. Su visión artificial, basada en IA, automatiza controles de calidad, gestión de stocks, trazabilidad y detección de fallos. Además se audita a sí misma, mejorando progresivamente su rendimiento.
Prevenir fallos
La capacidad de la inteligencia artificial para analizar grandes volúmenes de datos también permite predecir la demanda que tendrán algunos productos en función de campañas, temporadas o climatología o para anticipar fallos en la maquinaria de las fábricas, reduciendo sensiblemente las incidencias en la producción.
Con este fin, la empresa cántabra Artisca, que ha desarrollado la aplicación SmartFactory+AI. El sistema de la firma torrelaveguense, que ha sido premiada por Sodercan, ofrece los datos de producción en tiempo real, para detectar posibles desvíos y evitar paradas no planificadas por problemas de la maquinaria o que se produzcan condiciones peligrosas en la fabricación. Además, realiza propuestas de opciones menos contaminantes. Con ello consigue una mayor eficacia en el uso de los recursos y un aumento de la productividad.
Aqualia busca reducir las pérdidas de agua y mejorar la gestión gracias a la IA
El ferrocarril también se beneficia de la capacidad predictiva de la IA, que estudia el comportamiento mecánico y avisa de daños en los equipos bajo determinadas condiciones de operación y envejecimiento, gracias a un proyecto impulsado por el Laboratorio de Ciencia e Ingeniería de Materiales de la Universidad de Cantabria.
Hasta el análisis de riesgos laborales se vale de la IA. Llorente Ofimática ha creado la plataforma LaboralMente.es, que digitaliza la evaluación de riesgos laborales y puede analizar las respuestas de los empleados más allá de los datos numéricos para detectar riesgos psicosociales o emocionales, una información que permite a técnicos y psicólogos mejorar los planes de acción preventivos.
Gestión de incidencias
La facilidad de uso es otra de las palancas que han impulsado la popularidad de la IA. Aunque compleja, se presenta como una tecnología muy accesible, incluso para trabajadores que nunca han manejado herramientas informáticas.
Lo que requería meses de formación hoy se resuelve en horas gracias a la IA. Por ejemplo, Carrefour Property ha implementado un sistema de gestión de incidencias para digitalizar y simplificar protocolos internos de seguridad. Desarrollado por Evenbytes, permite que cualquier empleado reporte incidencias desde el móvil con una breve descripción y fotografías. Eso evita desplazamientos y trámites y facilita que los responsables del centro puedan resolver inmediatamente.
Mejorar la gestión del suministro de agua
Por su clima, Cantabria no debería tener problemas de abastecimiento de agua, pero los tiene, y muchos veranos se enfrenta a un estrés hídrico que solo se puede solucionar gracias a un préstamo del Embalse del Ebro. Buena parte de este consumo excesivo es consecuencia de fugas y problemas de gestión. Para evitarlo, un proyecto de Aqualia y el Gobierno cántabro ha conseguido la financiación del PERTE europeo de digitalización del agua.

La iniciativa cuenta con un presupuesto de 10,8 millones de euros y busca mejorar la eficiencia de la gestión del agua en 47 municipios de la región digitalizando los procesos de todo el ciclo integral del agua (abastecimiento, distribución, saneamiento y depuración). De esa forma se puede mejorar el conocimiento de los usos que se hace del agua y optimizar el gasto en energía eléctrica que requiere el suministro.
Con la IA, Aqualia ya está tratando de mejorar la eficiencia de los consumos, gracias a la información que le proporciona la telelectura de los contadores domésticos, un proceso que avanza muy rápido.
Gemelos digitales
Los gemelos digitales, que reproducen la forma y condiciones de un elemento poco manejable en su entorno, facilitando su análisis, se están abriendo camino en muchas áreas. Desde 2022, Cantabria cuenta con un clon de su orografía. Esta reproducción es mucho más que una maqueta tridimensional, pues permite pronosticar los efectos de la climatología sobre áreas muy concretas o saber cómo evolucionan las superficies vegetadas.
Un gemelo digital de Cantabria permite estudiar la vegetación o la orografía
Han sido el Servicio de Cartografía y Sistemas de Información Geográfica y la empresa Esri los que han desarrollado este gemelo digital de la región —cuya actualización ha salido recientemente a concurso—. Su funcionamiento reproduce mecanismos similares a las redes neuronales humanas: recopila datos, los analiza, aprende y formula soluciones o hace previsiones, con una capacidad de procesamiento mucho mayor gracias a la IA.
Los geógrafos del Gobierno cántabro también la emplean para combatir los plumeros, una de las mayores amenazas para la flora autóctona. La visión artificial ha sido esencial para detectar la presencia de esta especie invasora, conocer su evolución y prevenir sus movimientos.
También las granjas
La digitalización sigue siendo uno de los talones de Aquiles del sector primario, pero también está llegando. Ya se emplea en la monitorización remota del ganado mediante dispositivos de geolocalización, y para mejorar el funcionamiento de los robots de ordeño, adaptando la alimentación de los animales a los cambios detectados en la composición de la leche, para mejorar los rendimientos o para ajustar la mezcla de piensos y forrajes en función de sus precios y el valor de la leche producida.
Los robots con IA también se abren camino en la agricultura. El Centro Tecnológico de Componentes (CTC) y la empresa Acorde son socios del proyecto europeo LifeAcclimate, un robot terrestre con sensores que se desplaza de forma autónoma para monitorizar los cultivos en invernaderos. Los datos recopilados por la IA ayudarán a mejorar la productividad, prevenir plagas, reducir el consumo de agua y minimizar las emisiones derivadas del cultivo.
Seguridad para niños e instalciones
Uno de los sectores que más rápidamente ha echado mano de IA es el de la seguridad. El reconocimiento facial es cada vez más habitual, hasta para desbloquear un teléfono. También se han multiplicado los dispositivos que detectan los ruidos de los bebés que duermen en otra habitación y gracias a la IA se monitoriza, incluso, si el ritmo de su respiración es el adecuado o no.
Hivikson, una empresa china que desde hace unos meses tiene una delegación en el PCTCAN, es uno de los mayores desarrolladores mundiales de estos sistemas de videovigilancia y ha implementado la IA en casi todos ellos. Sirven, por ejemplo, para detectar automáticamente la presencia de intrusos o si un vehículo está autorizado para acceder a determinada zona. También pueden alertar de que un trabajador no lleva puesto el casco obligatorio o controlar personas en aeropuertos, transportes y establecimientos.
El reconocimiento facial se empleará para controlar la asistencia a cada clase
No solo las multinacionales hacen estas cosas. La compañía cántabra, Intrustop impulsó en 2023 la plataforma de IA Panssari para detectar entradas no autorizadas en el Puerto y proteger instalaciones sensibles de aeropuertos, centrales energéticas o recintos industriales. Sus gráficos dinámicos muestran al personal de seguridad los movimientos sospechosos o el recorrido completo de un intruso, desde que accede al recinto, incluso en zonas sin cámaras o sensores.
Esta herramienta, financiada por el Programa Ports 4.0, se está probando en las instalaciones de la terminal que tiene Noatum en el Puerto de Santander.
Teleasistencia
La teleasistencia también se está beneficiando de los progresos de la IA, ya que, a través de sensores, puede detectar movimientos incoherentes de ancianos que viven solos o caídas de los usuarios.
En este campo de la asistencia médica virtual se encuentra Pulso Digital, un proyecto de Viacore IT destinado a la monitorización avanzada y la teleconsulta médica. Su objetivo es facilitar el seguimiento de pacientes con enfermedades crónicas, problemas de salud mental o limitaciones de movilidad.

La plataforma, apoyada por Sodercan, además de centralizar en un solo dispositivo la medición de seis constantes vitales, analiza los datos en tiempo real, genera alertas y predicciones mediante IA y se conecta directamente con la historia clínica electrónica del paciente, así como con los familiares, cuidadores o sanitarios, si es necesario.
Cambios en el aprendizaje
La educación no está ajena a los avances de la inteligencia artificial. El reconocimiento facial basado en IA es una de las herramientas que va a utilizar la empresa Cifra Educación para que los centros puedan controlar que los alumnos no se salten las clases y saber si acuden al comedor o utilizan el transporte escolar. Este sistema, aún en gestación, también facilita la comunicación con las familias en caso de ausencia no justificada.
Por su parte, investigadores del Centro de Investigación y Tecnología Industrial de Uneatlántico han liderado un proyecto internacional destinado a crear una academia virtual que ya conecta a 1.200 docentes de toda Europa. Sirviéndose de la IA como traductora simultánea, los profesores que usa esta iniciativa denominada DigitalTA pueden comunicarse e intercambiar información con facilidad, mejorando su práctica educativa. Esta propuesta ha sido galardonada como mejor proyecto europeo del año.
Uneatlántico también participa en la formación de futuros nutricionistas con la E+DIETingLab que, gracias a chatbots multilingües, emula la interacción con pacientes virtuales. Estos enfermos ficticios contribuyen también a la formación de dietistas en el centro que ha abierto en Angola, al recrear casos prácticos en laboratorios virtuales.
Son varios los agentes educativos que exploran el potencial de la IA para actualizar los métodos de enseñanza. La empresa Estela Cántabra lidera el proyecto europeo WePlay de gamificación online —un modelo educativo con dinámicas similares a las de los videojuegos—, y es socia de Digital Humanities, un entorno para impulsar la digitalización de las humanidades. En ambos proyectos, la IA desempeña un papel clave: traduce instantáneamente, personaliza la experiencia, adapta los contenidos, ofrece actividades y evalúa a los alumnos en tiempo real.
La IA en Cantabria Económica

A pesar de su conocimiento casi infinito —al menos en apariencia—, la inteligencia artificial no puede ser utilizada en el campo periodístico por su falta de fiabilidad, al menos por el momento. Por motivos que los programadores deberán aclarar, tiende a fantasear cuando no dispone de suficientes referencias en internet y construye historias falsas con tal de no admitir que carece de fuentes fiables, consiguiendo hacerlas pasar por verosímiles, lo cual la hace aún más peligrosa.
Sin embargo, es una herramienta muy poderosa para generar contenido visual y el diseño gráfico o la creación de imágenes se están sirviendo de ello.
Esta revista, Cantabria Económica, creó en agosto de 2023 la primera portada realizada en la prensa española con IA gracias a un programa norteamericano por suscripción. El objetivo era representar a los turistas adinerados que, cada vez en mayor medida, llegan a Cantabria, un concepto que no resultaba fácil de materializar en una imagen realista. El programa ofrece muy distintas alternativas cada vez que se le pide una imagen y, a través de sucesivas sugerencias, se seleccionó una como base para el trabajo definitivo, para el que solo hubo que requerir pequeños cambios. El resultado, la imagen de un hombre maduro en una tumbona de playa y bajo una sombrilla de época, todo ello con estilo sofisticado y excéntrico, era una imaginativa y eficaz alegoría del veraneo de una clase social acomodada que no se distingue de la fotografía de una persona real. Desde entonces, han sido muchas las imágenes en las que la revista ha utilizado la IA, advirtiéndolo siempre.
No obstante, no hay que olvidar que todo lo que presenta es inventado, aunque pueda recrear escenas o lugares reales de gran realismo. Esta enorme facilidad gráfica —y hasta cierto punto creativa— resulta muy sorprendente, ya que las imágenes requieren una gran capacidad de computación, y se ha convertido en un quebradero de cabeza para, entre otros, los entes públicos que sacan a concurso carteles de eventos, ya que cada vez es más difícil determinar si autoría es artificial, y se enfrentan a un reguero de reclamaciones.
La IA, como cualquier herramienta, es neutra, y estas disfunciones solo son consecuencia de su mal uso. Las inmensas posibilidades que está abriendo plantean desafíos que habrá que ir resolviendo, pero también van a dar un salto cualitativo en la racionalización de muchos trabajos. Las propias empresas TIC van a cambiar sustancialmente, ya que muchas tareas de programación se podrán hacer sin intervención humana, lo que significa que ellas mismas están siendo impulsoras y destinatarias, al mismo tiempo, de la IA.



