‘Hoy, el lujo es viajar sin gente’
EDUARDO GARCÍA, presidente de la Asociación de Agencias de Viajes de Cantabria:
La mentalidad ‘hazlo tú mismo’ y la búsqueda del precio más bajo que han traído las redes sociales parece ir en detrimento de las agencias de viajes, pero la realidad es que el año pasado fue muy bueno para ellas, con cifras comparables a las de antes de la pandemia, y la previsión para este año apunta a un crecimiento del 5%. Eduardo García, presidente de la Asociación de Agencias de Viajes y Operadores de Turismo de Cantabria, y CEO de Sanander, una de las agencias regionales más sólidas, cree que muchas de ellas van a tender a la especialización, para atender a un turista que quiere otras cosas.
El pasado verano se superaron los dos millones de visitantes en Cantabria y para este año se pronostica un crecimiento del 4%. ¿Las agencias de viajes participan de esta evolución tan positiva?
Eduardo García.- Una cosa son las agencias de turismo emisor, que son las que sacan al cántabro fuera de la comunidad, y otra las receptivas, que se encargan de la llegada de visitantes a Cantabria y que organizan excursiones o actividades en grupos. Estas son las que más están creciendo y las que tienen cada vez más potencial fuera de temporada, en la primavera o en el otoño. Y, en el caso de las agencias emisoras, si economía regional va mejor, se benefician de que se viaja más.
Internet ha extendido el hazlo tú mismo y la reserva con un click. ¿Cómo hacen frente a esto las agencias turísticas?
E.G.- Yo recuerdo que cuando surgió internet todo el mundo pensó que las agencias de viaje íbamos a cerrar, pero no ha sido así.
Yo creo que las agencias que compiten por un destino convencional y al precio más bajo encuentran mayor amenaza en internet, mientras que las que se especializan en un producto, tienen más posibilidades de éxito. Ahora está muy de moda, por ejemplo, viajar con mascotas, y también los viajes de singles, pero esta especialización puede darse también en un producto tradicional, como grandes viajes o viajes corporativos.
Yo creo que el factor principal del éxito es la especialización, y que tiene que ir de la mano de la tecnología. No podemos desaprovechar las oportunidades que presenta internet también para nosotros como sector.
Tenemos que convertir la tecnología en nuestra aliada, porque nos permite autoreservar, confirmar disponibilidad al instante, cruzar los datos en nuestros programas de gestión. Reduce muchísimo los tiempos.
¿Hay suficiente público dispuesto a pagar más por un viaje personalizado?
E.G.- Sí. Los destinos no cambian, pero sí la manera de viajar. Asia lleva muchos años como destino de interés, pero antes se viajaba con un vuelo charter y ahora se va en vuelo regular. Antes se viajaba en un circuito con otras 40 personas y ahora se busca algo más privado, y eso tiene un coste superior. De hecho, hoy, muchas veces se sacrifica calidad del hotel por invertir en que te recojan solo o que el guía sea para ti, y que puedas hacer el trayecto ‘a la carta’.
Todo el mundo que visita Roma quiere ir a la Fontana de Trevi, pero, al llegar allí, la realidad es que está masificada. ¿Los clientes piden soluciones a esto?
‘Desde la pandemia, muchos españoles han descubierto Cantabria’
E.G.- Sí. Me gusta decir que “hoy, el nuevo lujo viajando es la no gente”. El cliente que se lo puede permitir busca que haya menos gente, y eso cada vez es más complicado.
Una agencia propondría hacer algo con un guía particular, con un vehículo pequeño por la parte desconocida de la Toscana, por ejemplo. Esa es la labor de una agencia de viajes. Además de recomendar el seguro o los visados y dar el mejor precio, hay que garantizar que la experiencia sea satisfactoria. Hay que saber decir que no a un pasajero y advertir: “no deberías ir a este hotel porque está lleno de niños y tú vas con adultos, o al revés”. Un agente te va a ofrecer la mejor versión de cada lugar. Y eso no lo hace la IA, te puede sugerir lugares, pero no va a hacer el balance crítico que realiza un profesional experimentado.
En un momento de tensión internacional, ¿se pide más ayuda con los trámites?
E.G.- Esa labor es uno de los motivos principales por los que nuestros clientes confían en nosotros.
Actualmente, se valora la asistencia durante el viaje, y esto es lo único bueno que trajo la pandemia. El cliente está dispuesto a plantearse cuánto cuesta tener el teléfono de su agente y que cuando llame y le coja el teléfono, una voz familiar le diga: “no te preocupes, yo me encargo”. Eso no lo tiene internet, y muy probablemente no lo tendrá.
Una persona deja en manos de un agente de viajes la segunda cosa más importante, que es el tiempo libre, solo por detrás de la salud. Alguien que pasa once meses trabajando para ahorrar e ir de viaje delega en ti una confianza enorme, y hay que asegurar que su viaje salga bien.
¿Ha descendido el número de agencias en Cantabria?
E.G.- Después de la pandemia todo el mundo quiere viajar y, en líneas generales, no hemos tenido muchas bajas. El problema que sí tenemos desde la pandemia es la falta de trabajadores. Con el Covid-19 tras los ERTES en el sector, muchos agentes cambiaron de profesión y no han vuelto. Este es un trabajo muy agradecido, pero muy demandante en cuanto a horarios y responsabilidad.
Las características de la región encajan muy bien con conceptos en auge, como el ecoturismo, el slow-tourism (turismo lento), el agroturismo. ¿Es esto lo que deberíamos explotar?
E.G.- Todos estos aspectos están bien. Cualquier valor adicional que tengamos frente a otras comunidades hay que explotarlo, y si lo tenemos parecido a otras comunidades, hay que mejorarlo. El mayor problema que encontramos para operar en Cantabria son las malas conexiones aéreas y ferroviarias. Creo que el sector turístico y las instituciones son conscientes. Esto no va de ayuntamientos, ni de gobiernos actuales, anteriores, ni futuros. La realidad es que tenemos un problema de conectividad grave. Hay pocos aviones con las ciudades principales: Madrid, Barcelona, y tenemos un tren que tarda más de lo que debería. Esto no supone un problema para el turismo familiar, porque suelen venir en coche, pero sí lo es para un congreso de 300 personas. No se puede trasladar a 300 personas en coche o en aviones de 110 plazas.
‘Hay aviones que llegan llenos de gente buscando un cielo nublado’
Tenemos todo para un evento corporativo: una comunidad uniprovincial, buena gastronomía, una capital muy cómoda como Santander, paisajes y patrimonio muy variados para las visitas… No olvidemos que este turismo viene fuera de temporada, y es muy bueno para repartir la ocupación fuera de los meses de verano o Semana Santa.
¿Cantabria es una comunidad más emisora o más receptora? ¿Cree que hay un problema de saturación?
E.G.- La verdad es que históricamente siempre ha sido más emisora, por el volumen de pasajeros y porque el turismo fuera de la temporada alta no era masivo. Sin embargo, desde la pandemia esto ha cambiado mucho, y se ha descubierto una Cantabria desconocida, también fuera del verano. Aunque estamos viendo que hay más gente, incluso en Santander, aún se sale y se entra de la ciudad con facilidad, y se puede aparcar, exceptuando la Semana Grande y algunos días del verano. Pero es algo muy puntual.
De hecho, se dice que el norte de España será el refugio climático de España.
E.G.- Sí, los aviones que llegan de Gran Canaria y Mallorca vienen llenos de gente buscando un cielo nublado, y temperaturas que permitan dormir bien en verano. Es un sitio donde se está muy bien y el tiempo es muy agradable, así que es muy posible que cada vez más visitantes descubran el potencial de visitar la costa norte.
Begoña Cueli