Los hoteles Coliseum y Río cambian de manos, junto al resto del grupo Silken
Los nueve hoteles de cuatro estrellas de la cadena Silken, entre ellos el Coliseum y el Río, en Santander, están a punto de cambiar de manos y pasar al fondo LCN Capital, dispuesto a pagar por todos ellos los 240 millones de euros que pedía la propiedad.
Los hoteles pertenecen al fondo neoyorkino Pygmalion Capital Advisers y a la gestora inmobiliaria internacional CBRE IM, que hace seis años formaron una joint venture para quedárselos a cambio de hacerse cargo de las deuda que acumulaban desde la burbuja inmobiliaria, unos 180 millones de euros, después de negociar un descuento del 50%.
Seis años después, y gracias a los buenos resultados de la cadena, decidieron rentabilizar las plusvalías y abrieron un proceso de venta, con la intención de conseguir 240 millones de euros por todo el paquete. Una operación que atrajo el interés de 14 candidatos, de los que seleccionaron media docena, cuatro fondos y dos compañías hoteleras, Hotusa y Leonardo.
La cadena Silken en estos momentos está compuesta por el Hotel Indautxu en Bilbao; Amara Plaza en San Sebastián; los santanderinos Coliseum y Río; el Puerta Madrid en la capital madrileña; el Al Andalus Palace, en Sevilla; Atlántida, en Tenerife; Juan de Austria, en Valladolid y Alfonso X, en Ciudad Real. Todos ellos tienen cuatro estrellas y suman 1.650 habitaciones, pero el abanderado del grupo es el Silken All-Andalux Palace, con 600 habitaciones, que por sí solo se valoraba en más de 100 millones de euros.
La joint venture formada en 2018 por Pygmalion y CBRE IM para adquirir este paquete de hoteles supuso la entrada en España del fondo neoyorkino creado en 2017 por un exdirectivo de Goldman Sachs, Christophe Beauvilain, para aprovechar las oportunidades del mercado hotelero que se multiplicaron a partir de la pandemia.
El origen de la crisis
La inmobiliaria vasca Urvasco, de Antón Iráculis, creció espectacularmente durante la burbuja inmobiliaria y su filial hotelera llegó a tener 32 establecimientos, hasta que la crisis de 2008 empezó a causar estragos en las filiales del grupo que, una tras otra, entraron en suspensión de pagos. Nada menos que 20 siguieron este camino, con una deuda acumulada de 700 millones de euros.
Pero el auténtico origen de los problemas concretos de Silken (la cadena hotelera en la que Urvasco tenía un 55%) venía de su fallido intento de construir un hotel en Londres, que le dejó muy endeudado con la sociedad Carey Value Added.
El grupo hotelero perdió entre 2009 y 2014 alrededor de 122 millones de euros, y los acreedores pidieron el concurso. El primer hotel en desgajarse, en 2015, fue el Puerta Castilla, de Madrid, donde Silken tenía otros dos, el Puerta Madrid y el Puerta América, una de las joyas del grupo, que también fue vendido por el administrador concursal para saldar deudas. Ya lo había intentado anteriormente el propio Iráculis.
Antes de pasar a manos de los fondos, Silken también tuvo que vender, entre otros, el Gran Dómine, en Bilbao, el Silken Málaga y el Silken Diagonal, en Barcelona. En 2017 ya solo conservaba 17 hoteles, de los que Pygmalion y CBRE GIP se quedaron, un año más tarde, con los nueve que ahora van a vender.