La Marigalante, de Vital Alsar, se hunde en Veracruz
Desde hace dos décadas se usaba para travesías turísticas
El hundimiento del galeón ‘Marigalante’ en la tarde del viernes 9 de octubre ha provocado lágrimas y aplausos de quienes lo contemplaban en directo desde la playa. El barco se encontraba a apenas tres millas del puerto de Vallarta, donde tenía su base, y no realizaba uno de los habituales viajes turísticos que ha estado haciendo durante las dos últimas décadas. Su tripulación lo trasladaba para ser sometido a una reparación. Pero en ninguna de esas lágrimas ni en todos los periódicos de México que se han hecho eco de la noticia hubo un recuerdo para su promotor, el aventurero santanderino Vital Alsar.
En apenas 21 minutos desde que las bombas de achique empezaron a resultar insuficientes para desalojar el agua que entraba en el barco, la Marigalante desapareció por completo de la vista. La tripulación luchó hasta el último momento para salvarla, mientras que la Armada de México, la capitanía de Puerto y Protección Civil buscaban la manera de remolcarlo hasta el muelle donde ya estaba preparado un equipo con bombas de succión.
Después de la expedición ‘El hombre y el mar’, con tres galeones, que rememoraba el descenso del Amazonas realizado por Francisco de Orellana en 1512, y que Vital Alsar continuó hasta su tierra, donde llegaron en 1978, el navegante cántabro empezó a rumiar su siguiente proyecto: construir una réplica aproximada de la Santa María, la nave capitana de Cristóbal Colón. Pero no la bautizó con este nombre, sino con el que tenía cuando era propiedad del cartógrafo santoñés Juan de la Cosa: Marigalante. Era el año 1980 y bajo el emblema Mar, hombre y paz, quiso trasladar un mensaje de fraternidad entre pueblos.
Gracias a sus gestiones con la administración del estado de Veracruz, en la que había no pocos descendientes de santanderinos, el navegante consiguió la financiación y el barco se construyó allí. Una nao de 36 metros de eslora, 11 de manga y un peso de 420 toneladas.
La expedición de Vital Alsar quería, entre otras cosas, rendirle un homenaje a Juan de la Cosa, dueño original de la Santa María y piloto de la nave capitana de Colón, devolviéndole simbólicamente la embarcación. Por eso puso proa a Santoña, donde llegó en septiembre de 1987. En febrero de 1988 realizó el viaje inverso por el Atlántico hasta llegar a Guayaquil un año después. También estuvo presente en la celebración del 250 aniversario de la ciudad de Santander y celebró el V Centenario del descubrimiento de América con otro viaje desde Veracruz hasta España.
Vital Alsar siguió manteniendo buenas relaciones con México, donde residió hasta su muerte en 2020, pero no fueron igual de buenas con la administración de Veracruz, con la que tuvo diferencias de índole económica, por los gastos de la nave, en parte por la escasa atención de Vital a esos aspectos. Desde entonces la nave ha estado dedicada al turismo, recreando un barco pirata, con la tripulación vestida como tal, y surcando las aguas de la Bahía de Banderas, en Puerto Vallarta, hasta su hundimiento.
Aunque las autoridades se han comprometido a valorar su reflotamiento, parece poco probable. El valor sentimental para los veracruzanos es alto, como se está viendo en los medios de comunicación, aunque para ellos la historia de Vital Alsar es casi desconocida. La que sí conocen bien es la silueta del barco en su bahía.