El aumento de la carga máxima de los camiones, un desafío para Cantabria

El Ministerio de Transportes ya permite que los camiones articulados alcancen una masa máxima autorizada (MMA) de 44 toneladas, como ocurre en otros países, con el objetivo de mejorar la eficiencia del transporte por carretera. Este cambio normativo implica la posibilidad de transportar 27 toneladas de carga útil, frente a las 24 anteriores. 

Para evitar que las empresas usuarias aprovechen la circunstancia para tratar de llevar más mercancía por el mismo precio, el Ministerio deja claro en esa orden “que los contratos de transporte continuado deberán adecuarse por acuerdo entre las partes a los nuevos límites de masas teniendo en cuenta los mayores costes de operación incurridos por el transportista”.

No obstante, esa evolución puede afectarle negativamente a los transportistas cántabros, ya que  cualquier porte hacia el interior de la Península requiere atravesar puertos de montaña, algo que no ocurre con las compañías que operan en otros corredores.

Andrés Tárano, de AETRAC, lo reconoce: “El aumento del peso permitido en los camiones puede suponer un desafío para Cantabria, debido a su orografía. A diferencia de otras regiones con corredores más llanos, aquí los transportistas deben atravesar puertos de montaña y pendientes pronunciadas, lo que puede afectar la eficiencia y los costos operativos”.

Uno de los problemas es el mayor consumo de combustible. “Al transportar cargas más pesadas en rutas con desniveles importantes, los camiones requieren más potencia, lo que incrementa el gasto en carburante. Además, el desgaste de los vehículos es mayor, ya que los frenos, la transmisión y los neumáticos sufren más en terrenos exigentes”.

Otro aspecto que considera es la seguridad vial: “Las pendientes pronunciadas pueden hacer que los camiones con cargas más pesadas tengan dificultades para frenar en descensos prolongados, aumentando el riesgo de accidentes. Por eso, es posible que las empresas de transporte en Cantabria necesiten adaptar sus flotas con sistemas de frenado más avanzados y estrategias de conducción específicas”.

Advierte que también para el sector público puede haber mayores costes, ya que “las carreteras de montaña pueden requerir mayores inversiones en mantenimiento, ya que el tráfico de vehículos más pesados puede acelerar el deterioro del pavimento”.

A pesar de este desafío, Tárano tiene confianza en el sector del transporte cántabro “que sigue buscando soluciones para adaptarse, como la optimización de rutas y el uso de tecnologías más eficientes”.

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