Pau Ferrer en primera persona; así convierte LLOOLY la heladería creativa en negocio rentable

Se habla de helados, pero también de números que funcionan. La demanda de experiencias rápidas y memorables sigue creciendo; por eso, el formato autoservicio gana terreno. En ese contexto, Llooly Soft emerge como la propuesta más ágil del universo LLOOLY. La marca combina recetas propias, toppings a elección y una estética reconocible que impulsa la repetición. Además, reduce fricciones de apertura y operación, algo crucial para quien se inicia. LLOOLY ha unido producto icónico y experiencia de marca con una condición poco habitual en franquicia: sin canon de entrada, sin royalties y sin cuotas mensuales. El resultado, según sus cifras internas, es una ecuación que prioriza la rentabilidad del emprendedor. En esta entrevista, Pau Ferrer explica el porqué y el cómo de ese enfoque.
¿Qué elementos concretos convierten a Llooly Soft en una oportunidad de negocio real y no solo atractiva en apariencia?
LLOOLY Soft es la heladería que todos quieren tener cerca. Su formato autoservicio, sin barreras de entrada ni costes ocultos, permite abrir rápido y empezar a vender desde el primer día. Es una propuesta pensada para enamorar al cliente y funcionar para el emprendedor. Cada detalle está diseñado para que la experiencia sea tan buena como el producto.
¿Cómo se traduce en ticket medio y recurrencia la combinación de recetas propias, personalización y diseño de punto de venta?
Cuando el cliente puede crear su helado ideal, vuelve. Y cuando lo hace en un espacio bonito, divertido y reconocible, lo comparte. Esa combinación hace que el ticket medio suba y que la gente repita. En LLOOLY no solo vendemos helados: ofrecemos momentos que se recuerdan y se recomiendan.
¿En qué se diferencia LLOOLY del resto a nivel de producto y de experiencia de marca, y cómo impacta eso en las ventas?
Nuestro producto tiene personalidad: recetas propias, texturas únicas y una estética que invita a probarlo. La experiencia de marca es fresca, cercana y visualmente potente. Todo eso se traduce en ventas constantes, porque el cliente no solo consume, sino que conecta con lo que somos.
¿Qué aprendizajes de las aperturas en distintas ciudades han permitido refinar procesos y acelerar el retorno de la inversión?
Hemos aprendido a adaptarnos a cada ciudad, a cada ritmo y a cada tipo de cliente. Eso nos ha permitido simplificar procesos, reducir tiempos de apertura y mejorar la rentabilidad. Hoy sabemos cómo abrir rápido, vender bien y hacer que el negocio funcione desde el primer mes.
Llooly Soft promete adaptarse a espacios muy variados; ¿qué requisitos mínimos de local y qué tiempos de puesta en marcha ofrecen?
Con solo 15 m² ya puedes tener tu propio LLOOLY. Nuestro sistema modular permite abrir en menos de 45 días, sin obras complicadas ni inversiones desorbitadas. Es una oportunidad real para emprender con algo que gusta, funciona y se adapta a ti.
Se insiste en que no hay canon de entrada, ni royalties, ni cuotas mensuales; ¿cómo se sostiene el modelo y qué soporte se ofrece al franquiciado?
No cobramos por entrar, ni por vender, ni por crecer. Ganamos si tú ganas. Por eso te acompañamos en todo: elección del local, formación, marketing, apertura y seguimiento. Queremos que cada franquiciado sea un caso de éxito, y lo demostramos con hechos.
¿Qué métricas deben vigilar los primeros tres meses para validar tracción y ajustar la operativa sin elevar el coste fijo?
Lo importante es ver cómo responde el cliente: ticket medio, repetición y flujo diario. Con esos datos, ajustamos horarios, promociones y operativa sin subir costes. Nuestro equipo te ayuda a entender cada número y a tomar decisiones que mejoren tu caja desde el inicio.
Si un emprendedor llega con un local complejo, ¿qué soluciones modulares propone LLOOLY para evitar obras y mantener inversión contenida?
Tenemos soluciones para casi todo: kioscos, corners, módulos móviles… Si el local es complicado, lo adaptamos. Lo importante es que puedas abrir sin obras, sin líos y sin gastar de más. Queremos que emprender con LLOOLY sea fácil, rápido y rentable.
Facilitar que la venta ocurra cada día con una operación ligera y un producto que se elige solo. LLOOLY apunta a crecimiento sostenido gracias a un formato flexible y a condiciones que favorecen la caja del franquiciado. Por eso, Llooly Soft se posiciona como puerta de entrada accesible para emprender con heladería creativa y resultados medibles.
 
				 
					



 
  