El peaje alemán afecta a la sexta parte del comercio exterior cántabro
Una sexta parte del comercio exterior de Cantabria transita por carreteras alemanas. Es consecuencia de la estrecha relación que mantienen muchas empresas de la región con aquel país, y la mayor parte de estos flujos se mueven en camiones.
Desde hace varios años, las autoridades alemanas han estudiado la posibilidad de establecer un peaje para los vehículos pesados por el uso de sus carreteras. Alemania, el paraíso de las autopistas gratuitas, se queja de que, al ser un país de tránsito, se ve obligada a realizar grandes gastos en el mantenimiento de sus infraestructuras como consecuencia del uso intensivo por camiones foráneos que, en muchos casos, ni siquiera tienen como origen o destino su país y que no contribuyen fiscalmente al sostenimiento de estas carreteras.
Después de varias amenazas, finalmente ha impuesto el peaje para los transportes de mercancías, lo que ha encarecido los envíos no sólo a Alemania –o los procedentes de este país– sino también los que tienen como origen o destino Escandinavia, Dinamarca, Austria, Rusia y buena parte de los nuevos socios comunitarios, como Polonia, la República Checa, Eslovaquia, Hungría o los Países Bálticos.
Enfado de las Cámaras
Los camiones pagarán un promedio de 12,5 céntimos por kilómetro recorrido (20,8 pesetas). Según las Cámaras de Comercio, al gasto por viaje habrá que añadirle ahora entre 90 y 140 euros, unos ingresos muy significativa para el gobierno alemán si se tiene en cuenta que sólo los transportistas españoles realizan entre 500.000 y 850.000 movimientos al año por aquellas carreteras. El incremento de los costes tendría una repercusión media de un 1% en el precio de los productos transportados, lo que perjudicará en la misma proporción su competitividad.
El peaje se aplicará en los 12.000 kilómetros de autopistas alemanas y se puede hacer de forma automática, pero eso requiere un complejo sistema electrónico (el camión se identifica por un código de señales de radio recogidas vía satélite).
Las Cámaras de Comercio han reaccionado con enfado ante esta iniciativa, que consideran una clara ruptura de la unidad del mercado común europeo, y una distorsión para la libre circulación de mercancías.
En su opinión “la medida podría crear un precedente en otros países de la Unión Europea”. Recuerdan que Francia ya estudió la posibilidad de establecer un peaje en el 2003 y la decisión alemana podría alentar su propósito de establecerlo y, en este caso, el problema sería mucho más grave que el planteado por los peajes alemanes, ya que prácticamente todas las exportaciones españolas salen por el país vecino. Aunque el 73% de sus autopistas son ya de peaje, se estima que al universalizar el cobro, los camiones españoles tendrían que dejar en los peajes franceses otros 200 millones de euros más.
De hecho, el problema amenaza con convertirse en una epidemia, porque hay otros cuatro países europeos dispuestos a cobrar por el uso de sus carreteras (Reino Unido, Suecia, Eslovaquia y la República Checa) allí donde no lo hacían.
España, por su condición periférica, está condenado a ser uno de los más perjudicados por estas medidas. Si la pérdida de competitividad que va a sufrir con el peaje alemán es notable, el añadido de un peaje francés dejaría a buena parte de nuestros exportadores fuera de juego, frente a otros países centroeuropeos o los nuevos socios comunitarios.
Si España es periférica, Cantabria es doblemente periférica, aunque la mejora de sus carreteras con la frontera francesa han minimizado este problema. Las empresas de la región, como ocurre con las españolas en general, depende más que cualquier otro país de las carreteras. El 57,1% del comercio exterior nacional se realiza por esta vía, mientras que el transporte marítimo apenas representa la mitad y el ferrocarril es tan poco significativo en las exportaciones (4,5%) que ni siquiera alcanza la cuota del avión (5,1%).
El sector más afectado, tanto en Cantabria como en el resto del país, será el de los componentes de automoción, seguido de los aparatos eléctricos y las máquinas y aparatos mecánicos. En Levante y Andalucía, resultarán especialmente perjudicados los productores de frutas y hortalizas, que prácticamente no tienen otra alternativa para estar cada día en los mercados centroeuropeos.
Los importadores también verán encarecidas las compras y los más subsectores más afectados serán los vehículos automóviles, los aparatos mecánicos y los eléctricos.
En Cantabria se da la circunstancia de que el principal exportador a Alemania, la fábrica de Robert Bosch en Treto, resultará doblemente perjudicada, ya que una parte de los componentes para fabricar su alternadores y motores de arranque los trae de aquel país y,una vez montados, los vuelve a enviar a Alemania por carretera.
