Rectificaciones de los sabios
A comienzos de año, esta revista publicó un informe con las expectativas de crecimiento que ofrecían para Cantabria todos los institutos de análisis. Salvo uno de ellos, que concedía a la región un crecimiento superior a la media, todos los demás anunciaban que lo haría en la media nacional o por debajo. Unos datos que considerábamos poco congruentes con el fortísimo tirón que estaban viviendo los índices industriales desde mediados del año anterior y con el pequeño repunte de la construcción, que aventuraba una mejora estadística importante, porque el punto de partida era la paralización absoluta. En resumen, aventurábamos que era poco creíble que se pudiese seguir igual con dos sectores que estaban teniendo crecimientos muy superiores a los de años anteriores.
Seis meses después, empiezan las rectificaciones. El BBVA ya anuncia que Cantabria será la segunda región que más crezca este año y en otoño caerá otra cosecha de ajustes que probablemente vayan en la misma dirección, porque a medida que se acerca el final de año es más difícil sostener teorías que la realidad se empeña a desmentir.
Los analistas empiezan a cambiar las previsiones de crecimiento para Cantabria
Todos los humanos nos equivocamos, pero es evidente que si quienes elaboran las previsiones lo hacen de una forma tan notoria, esas previsiones sirven de muy poco como herramienta de trabajo. Da igual tenerlas que no. Y cabe, además, la sospecha, de que los expertos se contaminan unos a otros al cocinar los datos, puesto que hay demasiadas coincidencias en los errores. Es la vieja teoría de muchos economistas de que equivocarse en grupo no penaliza a ninguno y, en cambio, acertar llevando la contraria a todos los demás no suele deparar ninguna gloria en este sector.
En resumen, la región parece ir despegando (como siempre, con retraso) lo cual no debe volvernos locos, porque nuestro retroceso fue aún más profundo. Y, segundo, no conviene creerse a pies juntillas todo lo que dicen los teóricos.
