Nuevo intento para crear una planta de reciclado de escombros

A pesar de la exigente normativa comunitaria, la recuperación de los residuos de demolición y construcción registra escasos avances en Cantabria y no porque falten proyectos. El último, y curiosamente quizá el que primero llegue a materializarse, ha surgido en tierras campurrianas. La sociedad Técnicas de Residuos Campoo, promovida por una empresa excavadora de la zona, Nortcan, está a punto de lograr luz verde para levantar en el municipio de Campoo de Enmedio un vertedero y una planta de tratamiento y valorización de residuos de construcción y demolición.
El depósito, que podría estar operativo en un año, tendrá capacidad para albergar un millón de metros cúbicos de inertes y la planta podrá tratar unas 800 toneladas diarias. Al ritmo que se genera este tipo de residuos en la zona, la escombrera tendrá una vida útil de al menos 20 años.
La dificultad para encontrar el emplazamiento adecuado –una finca de unas diez hectáreas que no plantee problemas medioambientales– ha demorado esta iniciativa cuatro años. Paradójicamente, su previsible autorización va a coincidir con el drástico final del largo ciclo de bonanza inmobiliaria. Ese es, indudablemente, un mal escenario para el negocio, aunque situará a su promotor en una ventajosa situación de partida cuando se reactive el sector. Hay que tener en cuenta que no existen plantas de reciclado en la zona, ni siquiera vertederos para inertes, a excepción del de Nestares, que hizo Gesmacan.

Cuatro proyectos sin ejecutar

La dificultad para poner en marcha un proyecto de estas características y, sobre todo, para encontrar un lugar donde el impacto ambiental sea relativamente pequeño, se demuestra por las dificultades que están encontrando las iniciativas que han surgido en los últimos años en Cantabria. La primera en el tiempo, y la que menos condicionantes medioambientales planteaba, fue la de Ascan que proyectaba levantar en Meruelo una planta de reciclado todavía sin ejecutar.
Más ambicioso, por el volumen de residuos de construcción y demolición que planea tratar, es el proyecto largamente gestado por Gesmacan, la empresa mixta formada por un grupo de excavadores, la asociación que les representa –Aexca– y la empresa pública Mare. Ubicado en la antigua explotación a cielo abierto de la mina de Reocín, Gesmacan ha conseguido poner en marcha un depósito de unos 500.000 metros cúbicos para tierras y materiales inertes, tras sufrir una paralización del proyecto debido a la aplicación de la figura del PSIR para el desarrollo del Ecoparque. Para una segunda fase, todavía difícil de fechar, ha quedado la instalación en esa misma zona de una planta preparada para reciclar estos residuos de demolición con capacidad para procesar entre 100.000 y 150.000 toneladas al año, así como la creación de un gran depósito de inertes capaz de albergar hasta cinco millones de metros cúbicos. Esto solucionaría el problema de los vertidos de escombros en la comarca del Besaya para varias décadas.

Dos iniciativas paralizadas en Camargo

Más cercana en el tiempo es la iniciativa de la propia Asociación de Constructores, que ha puesto sus ojos en las antiguas canteras de Bolado, en Revilla de Camargo, para crear allí una planta de reciclado de escombros cuya capacidad de tratamiento duplicaría a la de Gesmacan. Pero la paralización del planeamiento urbano de Camargo ha forzado a un compás de espera, a pesar de que la iniciativa cuenta, al parecer, con el apoyo de la Consejería de Medio Ambiente.
También en Camargo se planteó hace ya tiempo otro proyecto mucho más modesto que no ha podido vencer la resistencia del Ayuntamiento, poco entusiasmado con el emplazamiento propuesto. TransSantander, una empresa especializada en el alquiler de contenedores y en el transporte de residuos peligrosos, pretendía levantar en la antigua fábrica de agar-agar Novogel un centro de transferencia y una planta de recuperación de residuos de obra en la que pensaba invertir un millón y medio de euros.
No ha sido pues, la ausencia de proyectos, tanto públicos como privados, lo que ha impedido que Cantabria cuente hasta la fecha con una instalación para el reciclaje de residuos de obras, sino circunstancias de todo tipo. El escenario puede empezar a cambiar en tierras campurrianas, donde Técnicas de Residuos Campoo está dispuesta a invertir cerca de dos millones de euros en poner en pie una experiencia pionera, que por los anteriores fiascos, sería pionera en la región. Dados los tiempos que corren en la construcción, no es probable que, ahora, nadie corra demasiado para anticiparse.

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