La autovía que cambiará la vida de Santander
Aunque con gran retraso sobre las rondas de circunvalación que se han hecho en otras muchas capitales españolas, Santander está muy cerca de poder disponer de una vía de alta velocidad que descongestione la ciudad. Una obra que va a ejercer una influencia notable en el día a día de cuantos se acercan a la capital cántabra o salen de ella, ahorrándoles tiempo en sus desplazamientos. Sin embargo, de todas las grandes obras públicas que se ejecutan en Cantabria, pocas están resultando tan ‘invisibles’ para los medios de comunicación que animan el debate sobre otras grandes infraestructuras de las que aún carecemos pero que, probablemente, serán mucho menos usadas.
Aunque la Ronda de la Bahía (la futura S-30) no estará completa hasta 2010, dentro de cinco meses ya se podrá circular por uno de los tramos más esperados de los tres que forman la autovía, el que enlaza la S-20 (Sardinero-Bezana) con la rotonda de La Verde, en Herrera de Camargo. Esto supondrá la conexión de dos de las arterias que más tráfico aportan a la capital, la Autovía Santander-Torrelavega y la Nacional Santander-Burgos (N-611).
Fomento ha retrasado unos meses la inauguración, que estaba prevista para diciembre, para adelantar el enlace con la densa circulación que discurre por la Nacional y resolver así dos problemas en vez de uno. El tramo contratado con Corsan-Corviam en 23,7 millones de euros discurre entre la S-20 y Cacicedo, y tiene dos kilómetros y medio. Con el añadido se prolonga un kilómetro más –el que resta hasta La Verde– que forma parte del tramo siguiente que está ejecutando Sacyr, entre Cacicedo y Parbayón. A cambio de esperar tres meses, la carretera que se va a abrir será mucho más funcional y resolverá bastantes más problemas de tráfico.
El coste del tramo inicial es de 23,7 millones de euros y con el ampliado, alrededor de 40.
Una autovía urbana
La naturaleza urbana de la nueva vía de circunvalación ha provocado muchas dificultades de ejecución. Construir los dos kilómetros de autovía que discurren entre la S-20 y Cacicedo ha exigido el desvío previo de los tendidos eléctricos de media y baja tensión de Viesgo y los de alta tensión de REE, y la construcción de nada menos que doce puentes, pasos elevados e inferiores para salvar la vía de FEVE y conectar la Ronda con las carreteras ya existentes.
La mayor parte de estas estructuras están localizadas en el punto más complejo de la obra, el nudo de Cacicedo, que, por sí solo, reúne siete. De esta forma se han podido solventar las dificultades técnicas que planteaba la conexión con la A-67, que une Santander-y Torrelavega y con las carreteras locales que allí confluyen.
Nada ha consumido tanto tiempo como el desvío de la línea de Viesgo que va de Cacicedo a Corbán y los tendidos de Red Eléctrica tiene en la zona. Los trabajos se iniciaron en noviembre de 2006 y se acabaron, en el caso de Viesgo, hace tan solo unas semanas. Tampoco ha sido sencillo compaginar la construcción de este tramo en la zona de Ojaiz –donde se ha hecho una glorieta– con la continuidad del tráfico que discurre por la antigua carretera Santander–Torrelavega.
Son ejemplos de la dificultad que ha entrañado una obra que, a pesar de su corta longitud, ha requerido en algunos momentos la participación de 150 personas.
De la importancia que tendrá esta vía de circunvalación da idea la previsión que hace la Delegación de Gobierno sobre el número de vehículos que circularán por ella. Se calcula que, cuando esté concluida, dentro de dos años, tendrá un tráfico diario de 26.000 coches que, en buena parte, evitarán pasar por el casco urbano de Santander. El desahogo que las rondas han supuesto para Torrelavega y su ya casi olvidado cruce de Cuatro Caminos puede ser un buen ejemplo de lo que ocurrirá cuando la Ronda de la Bahía esté completa.
No obstante, el interés que han despertado en Santander estos trabajos ha sido muy inferior al que en su día suscitaron en la capital del Besaya los de Torrelavega, hasta el punto que la obra es una gran desconocida, a pesar de estar llevándose a cabo en la perímetro de la capital. Es posible que, por ese motivo, cuando a partir de marzo se abran los primeros tramos, se convierta en un gran descubrimiento.