Mirones consigue la reelección y dinamita Cecan

Septiembre parece ser el mes en el que maduran los conflictos en la CEOE cántabra. Como hace tres años, Miguel Mirones ha vuelto a ser elegido para gobernar la patronal, pero esta vez sin ningún tipo de ataduras; el Gobierno regional aprobó un proyecto de ley para regular la financiación de los agentes sociales que no sólo garantiza la salud económica de la CEOE sino que puede ser la puntilla para su rival Cecan y, para completar su gozo, la Asociación de Constructores y Promotores, la primera en marcharse, ha vuelto a casa. Un mes que hubiese sido rotundo para Mirones, al que también le ha dado tiempo a presentarse al concurso eólico, de no haber sido por las salpicaduras judiciales que aún le llegan de la constructora quebrada Socueva, diez años después de su marcha
Si en algún momento el Gobierno tuvo el alma dividida entre la CEOE y la Asociación de Constructores y Promotores presidida por Fidel González Cuevas, que goza de las simpatías del PRC, la dualidad ya está resuelta. Cuando nada hacía prever un acercamiento y en Cecan no había constancia alguna de lo que iba a ocurrir, González Cuevas anunciaba la vuelta de la Asociación de Constructores y Promotores a la CEOE. Una vuelta que se ha negociado con inusitada rapidez, tras unos contactos previos a través del presidente de la constructora Ascan.
El regreso de González Cuevas crea la sensación de cerrar el proceso que el propio Cuevas abrió en las anteriores elecciones a la presidencia de la patronal cántabra, tras perder frente a la candidatura de Miguel Mirones. Un rival surgido de forma inesperada, ya que nunca antes hubo más lista que la preparada por la ejecutiva saliente.
Miguel Mirones, entonces presidente de la Asociación de Hostelería, estaba destinado a ser vicepresidente de González Cuevas pero, instado por una parte significativa de los notables de la CEOE, optó por hacer una lista alternativa, que finalmente se impuso, aunque para ello necesitó pactos con Gómez Otero, de Pymetal, y Miguel Angel Cuerno (Coercan), que también aspiraban a formar candidatura. Unas alianzas débiles que duraron muy poco.
El desgaste de la escindida Cecan, sin financiación pública y con una relación poco fluida entre sus integrantes y el fortalecimiento progresivo de Mirones ha provocado que, después de tres años de conflictos y escisiones, se vuelva prácticamente al punto de partida. La decisión de González Cuevas fue saludada con alivio dentro de la patronal de la construcción, muchos de cuyos integrantes se encontraban incómodos fuera de la CEOE, y con perplejidad en Cecan, donde no había noticias previas del acercamiento a la entidad presidida por Mirones. Sólo unas pocas horas antes de que se filtrase a los medios de comunicación la marcha de los constructores, Miguel Angel Cuerno, presidente de Cecan, desvalorizaba las elecciones de CEOE por el hecho de tener fuera de su seno a tres de las patronales más importantes de la región (Pymetal, Coercan y la Asociación de Constructores).

Un Comité sin fisuras

La reelección de Mirones al frente de la CEOE había sido, como pronosticaban los escindidos, un paseo militar. Los nuevos estatutos, que han permitido interrumpir el mandato sin cumplirse los cuatro años de vigencia del cargo, hacían muy difícil la consecución de avales suficientes para formar otra candidatura y nadie se atrevió a intentarlo. A falta de rivales, Mirones fue proclamado el mismo día en que se cerró el plazo de presentación de candidatos.
En este segundo mandato, el presidente se encontraba con mucha más libertad que en el primero para componer un Comité Ejecutivo a su gusto, donde ya no tendrá críticos, y, aunque ha hecho un guiño a las patronales más importantes al incluirlas, ni siquiera se ha sentido en la necesidad de hacer un hueco al propio González Cuevas.
Para Cecan, en cambio, el panorama se complica aún más. La patronal escindida no pierde la esperanza de conseguir del Gobierno la acreditación de entidad representativa, que le permitiría participar en las mesas de la concertación social, pero la salida de la Construcción y, más tarde, de un grupo de afiliados a Pymetal complica la reclamación, no tanto por el número de asociados perdidos como por la representatividad que le restan y la desmoralización que se vive dentro de su proyecto. Tanta que se enfrenta a una posible hemorragia de abandonos que puede poner en peligro, incluso, a las patronales que lo integran, Pymetal y Coercan.
Por si fuera poco, el proyecto de ley que ha aprobado el Gobierno cántabro para formalizar las ayudas oficiales a los agentes sociales –tanto los sindicatos como la CEOE se mantienen, realmente, gracias al dinero público– será la puntilla de Cecan, ya que volverá a aplicarse la misma barrera de representatividad. Si no acreditase tener asociados a más del 15% de las empresas y de la masa laboral, quedaría fuera del reparto, ahora y en el futuro. Una muy mala perspectiva tras los abandonos sufridos.

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