Mercadona se queda con las instalaciones de Seat en Torres

Para la responsable de tienda Mercadona de El Alisal la mejor noticia sería que le abriesen otro establecimiento de su misma cadena cerca, para que se reparta la clientela. De lo contrario, corre el riesgo de morir de éxito. Sin publicidad, sin ofertas y sin hacer ruido, la enseña valenciana ha conseguido convencer a los consumidores cántabros, como antes lo consiguió con los de otras regiones.
Por el momento, cuenta con dos tiendas en Santander –donde está dispuesta a abrir más si encuentra los locales adecuados– una en Torrelavega y otra en Reinosa. En noviembre se sumará la quinta, junto a la ría astillerense de Solía, donde está adaptando los enormes talleres de Barredo y Domínguez. Y poco después volverá a Torrelavega, esta vez en el otro extremo del casco urbano. Si el comercio que abrió en Los Ochos (Sierrapando) puede captar la clientela de la zona sureste de la ciudad y las poblaciones de los alrededores, ahora trata de ponerse a tiro de los que viven en el noroeste (dirección Oviedo), para lo que se ha quedado con un magnífico emplazamiento, situado al borde de la carretera general, el edificio del concesionario Seat, perteneciente al grupo Parte, que además de ser amplio tiene un aparcamiento muy considerable.
La compañía busca ahora la forma de duplicar su presencia en Santander, donde tiene dos tiendas (una en la calle Castilla y otra en El Alisal). La ciudad no ofrece muchos locales del tamaño que necesita y, de hecho, tanto en El Alisal como en el Barrio Castilla-Hermida tuvo que conformarse con el espacio que encontró y sólo cuando pudo adquirir locales o parcelas contiguas consiguió ampliar el aparcamiento.
En los nuevos centros, y siempre que tenga oportunidad, se planteará formatos de entre 1.700 y 1.800 metros cuadrados, para dejar pasillos de tres carros de anchura, en lugar de dos, una forma de hacer más cómodo y fluido el movimiento de los clientes.
Las expectativas a largo plazo son bastante más ambiciosas, puesto que el grupo quiere llegar a tener entre doce y quince tiendas en Cantabria, lo que supondría unos mil trabajadores. Por el momento cuenta con 220, que se convertirán en 260 dentro de dos meses, cuando abra el establecimiento de El Astillero. En toda España tiene 62.500 trabajadores, repartidos en 1.200 tiendas, lo que indica que su presencia en Cantabria aún está muy por debajo de la que tiene en otras regiones. La enseña valenciana tardó mucho en decidirse por el Norte del país, quizá porque pensaba que se trataba de un público distinto al que ya conocía pero los resultados han sido muy buenos. No obstante, a finales del pasado año aún ocupaba el noveno puesto en el ranking cántabro de ventas, muy lejos del puesto que le correspondería por su facturación global.

Abaratar los precios

A pesar del fuerte estrechamiento de los márgenes que se ha producido en los últimos años en todo el sector de la distribución alimentaria, Mercadona es capaz de rentabilizar una tienda desde el segundo año de su instalación y de conseguir que llegue a superar los seis millones de facturación al mes. Incluso ha logrado que sus ventas creciesen el año pasado, cuando sus competidores pinchaban.
En cualquier caso, la política de la compañía es muy tajante a la hora de recortar costes y resultó polémica su decisión de quitar de los estantes nada menos que mil referencias, lo que alarmó a los fabricantes y a algunos medios de comunicación, aunque la mitad de las referencias retiradas eran de su propia marca. Su intención era aprovechar los espacios de las tiendas de la forma más eficiente posible y valoró tres criterios: si el producto cubría una necesidad real del cliente; si, en ese caso, lo hacía al menor coste; y su rotación, es decir, los días que pasaban hasta que era necesaria una reposición.
Con el mismo espíritu de aquilatar aún más los costes para mejorar los precios que paga el cliente sin reducir más los márgenes (estima que en 2009 su carro de la compra se abarató un 10%), el grupo ha vuelto a vender fruta y verdura a granel, ha retirado muchos envases y ha buscado ahorros en otros que forzosamente ha de mantener, como con el rediseño de las botellas de aceite, que ahora son cuadradas, para que quepan más en cada camión.
Esa política de perseguir el céntimo puede llegar a dar resultados muy notables. En su caso, ese céntimo en las ocho mil referencias que comercializa le supone nada menos que cien millones de euros de ahorro en las cuentas anuales.
La compañía valenciana siempre ha tenido un modelo de negocio atípico, aunque cada vez es más secundado por la competencia, como ocurre con la importancia que da a las marcas propias, con las que no dudó en llenar la mitad de sus estantes, ya que en ellas puede ofrecer la mejor relación calidad-precio. El público español, que parecía remiso a abandonar las marcas tradicionales ha respaldado la iniciativa y, ya antes de iniciarse la crisis, se mostraba cada vez más proclive a las marcas blancas.
Su permanente estudio de la clientela le ha llevado a sacar otras conclusiones, entre ellas la de comercializar carne congelada, que llega a ser a mitad de precio que la fresca, a la vista de que una parte significativa de los consumidores congelan en sus casas la que adquieren fresca, un camino obviamente más caro.
También tiene ideas propias sobre las aperturas en festivos. La cadena está convencida de que no compensan, además de crear una perturbación laboral, por lo que ha decidido que sólo abrirá cuando haya dos festivos juntos y únicamente durante media jornada.

Las compras en Cantabria

Mercadona tenía previsto adquirir toda la leche que produjera la planta que el consorcio Lactiber planeó levantar en el futuro polígono de Renedo de Piélagos, pero los dos socios que iban a montar la fábrica (Iparlat y la cooperativa andaluza Los Pedroches) no se decidieron, finalmente, a hacer la inversión. No obstante, la cadena valenciana compra una gran parte de la leche de la planta que Iparlat ya tiene en Renedo (Andía Lácteos) –y que envasa con su marca (Hacendado)– y de El Buen Pastor. En total, adquiere en Cantabria 90 millones de litros al año, lo que supone que el 19,7% de la que producen los ganaderos locales acaba en las tiendas Mercadona de todo el país.
En la región adquiere productos de todo tipo por valor de 182 millones de euros, una cuantía muy significativa, aunque en la apertura de la tienda de Sierrapando, la última realizada en Cantabria, el presidente regional, Miguel Angel Revilla no dejó de insistir para que Mercadona aumente esta cifra.

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