Reinventarse para sobrevivir

La globalización económica está empujando a las empresas cántabras del metal a replantearse sus estrategias tradicionales. Los países con bajos costes de producción y salarios baratos son una seria amenaza para un sector que utiliza mucha mano de obra. El metal da empleo a más del cincuenta por ciento de los trabajadores de la industria cántabra y representa el 26% de la facturación del sector secundario. Bajo esta perspectiva, la Consejería de Trabajo ha elaborado un Catálogo Industrial de la Automoción y el Metal en Cantabria que identifica las amenazas y oportunidades del sector y define las estrategias para afrontar los retos que se le plantean. El estudio forma parte del proyecto Gesscant, del Fondo Social Europeo y ha sido realizado a lo largo de 2007. Sus resultados se incorporarán a las mesas de concertación social como documento de trabajo.
El informe destaca la existencia de 899 empresas del metal en Cantabria, de la cuáles un 60% se dedican a la fabricación de productos relacionados con la carpintería metálica. La tipología más frecuente es la de las empresas familiares, con menos de nueve trabajadores.
El estudio señala el importante volumen de negocio que tiene el sector en la región pero también el escaso margen que depara, debido a lo ajustado de los precios.
Los metalúrgicos de Cantabria cobran mejores salarios que la media, aunque estén claramente por debajo de los que perciben, por ejemplo, los del País Vasco. También supera la media el porcentaje de trabajadores que mueve este subsector, pero lo que quizá sea más importante, la productividad por operario es superior a la del conjunto del país. En cambio, el Informe Gesscant pone de relieve carencias arraigadas en planificación de la gestión empresarial o en las inversiones en innovación.

El automóvil y sus reglas

El ámbito del automóvil, aunque forme parte del sector metalúrgico, tiene sus propias reglas, y son las que imponen la fuerte competencia y la globalización del sector al que pertenece. Su importancia es muy relevante en el conjunto de la industria regional. El informe destaca la existencia de cincuenta empresas dedicadas a la fabricación de componentes de automoción, que generan el 8% del PIB industrial de Cantabria.
Aunque el producto final va a ir a plantas de montaje que en la mayoría de las ocasiones se encuentran en el extranjero, las piezas que fabrican casi siempre tienen como destino otras empresas de componentes del mercado regional o nacional a las que suministran (62%). Al encontrarse en el tercer escalón (proveedor del proveedor) del cliente final –la marca de automóviles o camiones–, la posición de estos talleres es casi cautiva, ya que dependen de terceros y necesitan de ellos para cumplir con las exigencias de homologación de los fabricantes de vehículos.
La carencia más común, tanto en el ámbito del metal en general como en el del automóvil en particular, es la inversión en investigación, desarrollo e innovación, donde las cantidades empleadas sólo pueden considerarse testimoniales. Las cifras son tan reducidas que no alcanzan ni siquiera el 1% de lo que facturan estas empresas.
El trabajo para la elaboración de los estudios y el catálogo industrial se ha desarrollado durante los últimos doce meses y se ha plasmado en varios informes. Su autora, una empresa consultora afincada en el País Vasco llamada Infyde, espera que las conclusiones obtenidas sirvan como documento de trabajo para el conjunto del sector, pero algunos de los retos que plantea el estudio no tienen fácil solución.
Afrontar la deslocalización de los clientes o los bajos costes de la mano de obra y las materias primas en los países en vías de desarrollo es un reto difícil. La solución está, según el informe, en penetrar en otros mercados y fidelizar nuevos clientes pero antes hay que dar otros pasos previos, como la mejora de la competitividad a través de una mayor cualificación de la mano de obra y de la calidad del producto elaborado. Otra obligación es invertir en I+D+i, algo que permitiría destacarse y ahora es perentoria para evitar quedarse rezagado.