Un mercado por conquistar

Salvo en la zona norte, donde los valores térmicos son poco extremos, en España no se necesitan muchos argumentos para subrayar la necesidad del aire acondicionado. Menos aún cuando la alarma producida por las dos olas de calor que hemos padecido en los cuatro últimos años disparó la demanda de climatizadores, que empezaban a convertirse en un aparato tan común como cualquier otro electrodoméstico.
La fiebre compradora provocada por las elevadas temperaturas que se alcanzaron en los veranos de 2003 y 2005 agotó en pocos días las existencias de equipos de refrigeración en las grandes cadenas de electrodomésticos y centros comerciales. Para no dejarse sorprender por otra avalancha similar, los vendedores multiplicaron sus pedidos a los fabricantes, confiando en que el impulso comprador de los españoles se mantendría, pero no contaron con la meteorología. De hecho, 2006 pasará a la historia como un pésimo año en el sector de la climatización, que registró una drástica caída en las ventas de equipos domésticos. Nada menos que un 17% de descenso en relación a las cifras logradas en 2005, lo que ha provocado en muchos establecimientos serios problemas para financiar las compras que hicieron a los proveedores.
No es que el sector haya dejado de crecer. Es que las expectativas de los vendedores fueron excesivamente optimistas para un producto cuya demanda todavía no es sentida como un bien de primera necesidad y que, en todo caso, está al albur de las condiciones climatológicas. No hay argumento más persuasivo para decidirse a poner aire acondicionado que el agobio que produce no poder descansar por culpa del calor, pero ni el pasado verano ni en lo que llevamos del actual, los españoles, y menos aún los cántabros, han estado sometidos a un excesivo rigor térmico.

Equipos más baratos

Con todo, la cultura de la climatización se ha abierto paso en nuestro país, gracias, en parte, a la irrupción de China en la fabricación de aparatos de aire acondicionado. Países tradicionalmente punteros en el sector de la climatización, como Japón o Estados Unidos, han trasladado su producción a fábricas chinas por los bajos costes laborales, lo que también ha redundado en un considerable abaratamiento de las primeras marcas.
La consecuencia ha sido la popularización del aire acondicionado, con aparatos que ahora se pueden encontrar en grandes centros comerciales por unos 300 euros; tres veces menos de lo que costaban hace unos pocos años.
Esto ha facilitado su rápida expansión por nuestro país, con índices de penetración que en los hogares del centro de España, Andalucía o Levante, se sitúa ya en el 70%. No ocurre lo mismo con la zona Norte, que sólo aporta el 2,5% de todas las compras de equipos de refrigeración domésticos.
Que el aire acondicionado no encuentre una demanda significativa entre los particulares de la España menos cálida no significa que no lo tenga en el ámbito público, ya que actualmente no se concibe un centro comercial o un edificio de oficinas sin una instalación de climatización.
Este concepto engloba mucho más que la simple refrigeración que proporciona el aire acondicionado. La climatización actúa sobre cuatro variables: calor, frío, humedad y renovación del aire. Factores que, de no tenerse en cuenta, pueden dar lugar a los llamados ‘edificios enfermos’, cuyas consecuencias para la salud de quienes los habitan son cada día más notorias. El problema se ha agudizado con la apuesta de los arquitectos por grandes superficies acristaladas, los llamados muros cortina. Una estética que multiplica la carga térmica de los edificios y obliga a utilizar potentes equipos de climatización para mantener la temperatura.
El elevado precio que tienen estos aparatos y su compleja instalación los alejan todavía de los usuarios domésticos, a los que le suele bastar con la amplísima gama de aparatos de aire acondicionado que ofrece el mercado convencional de electrodomésticos.

Crecimientos del 10% en Cantabria

A pesar de la creciente demanda de industrias y comercios, los instaladores de equipos de climatización y aire acondicionado tienen asumido que el usuario doméstico en Cantabria aún no siente esa necesidad. Salvo en el caso de edificios singulares, los únicos clientes suelen ser los propietarios de viviendas urbanas con orientación sur y que prefieren no abrir las ventanas para evitar la elevada contaminación acústica.
Sin embargo, y en contra de la opinión popular, las condiciones atmosféricas de buena parte de la región hacen aconsejable el uso de sistemas de climatización por el elevado grado de humedad, con valores que superan el 80%, cuando, según los parámetros de confort, la humedad relativa conviene que esté situada entre el 40 y el 60%.
Estas condiciones ambientales dificultan el mecanismo natural de transpiración del cuerpo humano con el que el cual consigue rebajar la temperatura superficial de la piel en unos cinco grados. La humedad eleva la sensación térmica y hace que en Cantabria resulte necesario el aire acondicionado a temperaturas bastante más bajas que en regiones con una atmósfera mucho más seca.
La realidad es que la penetración de la climatización en el mercado doméstico es aún baja, aunque está creciendo a un ritmo anual cercano al 10%.

Veinte empresas

En total, son 20 empresas las que se dedican al aire acondicionado en la región y otras tantas que instalan o comercializan equipos domésticos. Algunas fabrican equipos y componentes; otras están especializadas en climatización y las hay que compaginan el frío comercial y calefacción con las instalaciones de aire acondicionado. Entre todas suman un volumen de negocio de unos 35 millones de euros al año, y dan empleo a cerca de 300 personas.
En opinión de Jaime Sordo, gerente de la empresa pionera en Cantabria en climatización, Airconfort, y presidente de la Asociación de técnicos Españoles en Climatización, Atecyr, la amplia oferta de equipos domésticos para pisos y viviendas unifamiliares contrasta con la escasa demanda que todavía existe en la región. Otra circunstancia es la tendencia del sector comercial a recurrir casi siempre a los equipos individuales, cuando serían aconsejables los equipos centralizados con instalaciones de ventilación y redes de conductos. Sordo asegura que no sólo mejorarían el bienestar térmico, sino que ahorrarían energía, que es el objetivo social de los últimos tiempos.
Es precisamente en la colaboración con arquitectos y promotores para lograr edificios más eficientes energéticamente, en línea con los objetivos del Código Técnico de la Edificación, donde se abre un prometedor campo para la climatización. Estas instalaciones aportan, además, un valor añadido a las viviendas, algo a tener en cuenta por las promotoras, obligadas por la desaceleración del mercado inmobiliario a revisar sus estrategias de venta e incorporar equipamientos novedosos y de calidad que diferencien su producto frente a los de sus competidores.
Sin embargo, el sector de la construcción suele ser muy conservador a la hora de introducir nuevas tecnologías, sobre todo si encarecen el precio de la vivienda.
No obstante, esta barrera comienza a romperse tímidamente en Cantabria, donde Airconfort está instalando ahora un sistema centralizado de aire acondicionado para una promoción de nueve chalets. Claro que es el primer encargo de esta índole que ha tenido en los 31 años que lleva trabajando en la región, en los que ha realizado 3.400 instalaciones, algunas de ellas fuera de Cantabria.

El bienestar térmico
Quienes diseñan sistemas de climatización, tienen asumidas sus limitaciones a la hora de satisfacer las necesidades de todas las personas.
En la sensación de bienestar térmico entran en juego muchos parámetros. Una parte de ellos del propio cuerpo: metabolismo, temperatura y humedad de la piel; otros, externos, como la vestimenta (resistencia al paso del calor o del vapor de agua) y, por fin, los ambientales: temperatura, velocidad media del aire y temperatura radiante media. El resultado de todos estos factores lo resume Jaime Sordo a la luz de su experiencia y de lo que la estadística dice: “Una muy buena instalación deja un 15% de personas insatisfechas y una instalación normal eleva este porcentaje hasta el 20 o el 25%. Unos tendrán frío y otros no lo suficiente. El aire acondicionado tiene siempre una permanente queja de alguien, pero las empresas que nos lo encargan ya lo tienen asumido”.
Un pequeño precio a pagar por una conquista que ha elevado los niveles de confort en el trabajo y que también gana terreno, año tras año, en el ámbito doméstico.

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