El foro verde

El artículo del mes anterior parafraseaba el famoso refrán “días de mucho vísperas de ná”, usando una canción de la Cabra Mecánica para mostrar mi preocupación por si podremos asumir el coste que supone la adopción de políticas maximalistas en temas como la protección de la costa, la moratoria nuclear, el rechazo a los embalses y trasvases o la preservación de la biodiversidad. En todos estos ejemplos hemos ido más allá, mucho más lejos, innecesariamente lejos, de lo que exige la normativa europea.
Hoy cogemos el título de otra canción de Jarabe de Palo, el famoso jarabe que tanto gusta repartir por ahí a pequeños y grandes: “Depende… ¿De qué depende? De según como se mire, todo depende”.
En efecto, muchas veces, depende. Pero ello no implica instalarse en un relativismo absoluto, categórico.
Las opciones y las soluciones que abordemos para afrontar los diferentes retos que nos muestra la política medioambiental y, más aún la parte que interactúa con la empresa, va a depender muchas veces de diversos factores, como casi todo.
Preguntas como ¿qué modelo de desarrollo sostenible es el que queremos?; y, si lo sabemos, ¿podemos pagarlo?, no son en absoluto baladíes. Las decisiones también pueden depender del horizonte temporal que nos fijemos, así como de otro sinfín de circunstancias y coyunturas.
Pero también hay cuestiones poco dependientes de circunstancias ajenas. Así, por ejemplo, parece claro que la agilidad y la eficiencia de las diferentes Administraciones son necesarias para incrementar nuestra competitividad, que no depende sólo de los esfuerzos de los empresarios, sino también de la actividad administrativa.
Otra cuestión que parece clara es la conveniencia de contar con marcos normativos estables, fiables, que garanticen una elevada seguridad jurídica. Será más fácil tomar una decisión si tienes ciertas seguridades respecto a qué va a suceder en tu entorno, aunque sea sólo a medio plazo.
Las reglas escritas, no escritas y las que estén por venir para regir el famoso mercado global y su vertiginosa velocidad no dependen de nosotros, pero nosotros sí hemos de competir en él. Por consiguiente, parece obvio que deberíamos adoptar todas las medidas que dependan de nuestro ámbito de competencia para ayudar a los agentes económicos e incentivar la generación de empleo manteniendo un alto grado de conservación. Una Administración lenta e incierta es un grave lastre para la competitividad y la eficiencia.
Pero, al final, Pau Donés va a tener razón y hasta esto de facilitar y agilizar, que parece tan claro, también depende.
Sí, depende de qué hagamos, por ejemplo, a la hora de establecer las circunstancias para considerar si una modificación es o no es ‘sustancial’ a efectos de las autorizaciones integradas; de saber si un proyecto está o no está sometido a Evaluación de Impacto Ambiental; de conocer qué exigencias se van a imponer en un momento dado y cómo.
Resumo algunas consultas: Tenemos pensado cambiar esta parte del proceso… ¿Tú crees que es una modificación sustancial? ¿Sabes si este proyecto está sometido a EIA? ¿Cuánto tiempo me va a llevar tramitar este permiso? … Pues depende.
Depende… ¿De qué depende? O peor aún… ¿De quién depende?

Martín J. Silván
Director de Industria, Innovación y M. Ambiente de la Cámara de Comercio de Cantabria

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