Los constructores reconocen el parón

González Cuevas tiene una larga experiencia para poder comparar y cree que la crisis inmobiliaria no será tan profunda, aunque reconoce que veremos a muchas pequeñas promotoras con problemas, sobre todo aquellas llegadas al mercado a última hora, al calor de un negocio desbordante.
Hasta ahora, estas pequeñas empresas no tenían dificultad para conseguir financiación tanto para la adquisición del suelo como para la construcción propiamente dicha, por lo que apenas necesitaban recursos propios, pero esa situación ha pasado. Los bancos y cajas de ahorros son ahora mucho más restrictivos a la hora de proporcionar los créditos, en parte por las nuevas obligaciones de hacer dotaciones y en otra por el encarecimiento de los depósitos, que les resta liquidez.
Como resultado de este endurecimiento en la política crediticia y de la demora en el periodo de venta, muchas pequeñas promotoras se han retirado del mercado, a la espera de que vuelvan los buenos tiempos y las grandes se han replanteado sus estrategias y no abordan obra nueva. Se limitan a concluir las que estaban en marcha. Esto crea una sensación de aparente normalidad en la actividad del sector, pero en pocos meses, y a medida que concluyan las promociones en marcha, se dejarán notar con crudeza los efectos del parón.

Ajustar la oferta a la demanda

La inercia permitió que el sector concluyese el pasado año con un crecimiento del 4,5%, pero esa cifra no parece repetible en 2008 ni, probablemente, en 2009. De las 803.000 viviendas que se construyeron en España el pasado año, se pasará en 2008 a unas 530.000, una cifra más ajustada al consumo real del país, que es de 450.000 viviendas por año, y en Cantabria se bajará de las 6.000 que han llegado a hacerse a unas 3.500.
Fidel González Cuevas se lamenta de que España haya acabado por arrostrar los efectos de una crisis importada, la de las hipotecas basura norteamericanas, “cuando nuestros bancos están saneados; los préstamos no sobrepasan un determinado nivel de riesgo y el crecimiento europeo se sitúa entre el 2,1% y el 1,9%, lo que debe permitir, en principio, relajar la necesidad de liquidez actual”.

“Estado de opinión”

El contagio de la crisis no se ha producido, según González Cuevas, por vía financiera, sino por la creación de un estado de opinión que no se corresponde con la realidad y que ha retraído a los compradores más de lo que podría justificar el encarecimiento de las hipotecas. Y esa crisis de confianza ha provocado una contención de la demanda que considera “artificial”.
El brusco descenso de visitas de compradores a las obras tiene más relación “con las noticias que leen y ven todos los días en los medios de comunicación, provocadas en gran parte por el debate político, que con la realidad”, dice el presidente de los constructores, no sin reconocer que “los tipos de interés se han duplicado, hasta alcanzar el 4,75%, pero eran históricamente bajos y parecen haber tocado techo”.
Los promotores creen que hay circunstancias objetivas para que la demanda de viviendas se mantenga, entre ellas la moderación de los precios, que ahora se han acompasado al IPC frente a las grandes subidas de los años anteriores, y la formación de nuevos hogares. Frente a estas realidades hay otra notoriamente negativa para sus intereses y es la expectativa que se ha asentado entre muchos potenciales compradores de que se producirá una bajada de precios y, por tanto, es mejor esperar: “Sin embargo, nada más lejos de la realidad, porque el comportamiento de los precios es muy rígido, condicionado, fundamentalmente, por la escasez de suelo”, asegura el presidente de los promotores.
No obstante, hay evidencias de que algunos vendedores de suelo empiezan a reducir sus pretensiones a la vista del descenso de interesados y el propio González Cuevas, aunque rechaza la posibilidad de que los precios lleguen a bajar en términos nominales, reconoce que alguna pequeña compañía en apuros puede verse forzada a hacerlo.
De hecho, la patronal del sector ha propuesto al Gobierno que pisos que las promotoras no han conseguido vender se pueden acoger al régimen público de alquiler, lo que les daría una salida y permitiría cumplir los compromisos gubernamentales en esta materia. Una forma de matar dos pájaros de un tiro y de resolver un problema histórico en España.

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