Aldi abre en Camargo su cuarto supermercado de Cantabria

Los súper de descuento duro se apoyan en los precios para acelerar su implantación

La compañía alemana de supermercados Aldi ha abierto su cuarto establecimiento en Cantabria, una tienda situada en Maliaño con una sala de ventas de 900 metros cuadrados y atendida por 16 personas. Aprovecha las instalaciones que Dia cerró hace unos meses frente al centro comercial Bahía Real. El nuevo supermercado es uno de las cincuenta que Aldi abrirá este año en nuestro país para acercarse rápidamente a las cadenas con más implantación.


Si hay algo que no se detiene es el ritmo de apertura de supermercados. Cuando parece que ya no queda espacio que repartir, aparece uno más y Aldi, que ha empezado su carrera en España hace solo dos décadas, necesita una evolución muy rápida para equipararse a otras enseñas asentadas desde mucho antes, sobre todo en el norte del país, donde su implantación es menor. Con su nuevo supermercado de Camargo, suma 420 tiendas en España y tiene seis aperturas más previstas para este mes de noviembre.

En Cantabria ya cuenta con cuatro supermercados. Además del que acaba de abrir en Maliaño, levantado por la nueva constructora santanderina Vivid, dispone de otros en Torrelavega (Avenida de Bilbao), Laredo (Calle Wenceslao López Albo) y Santander (Avenida de la Constitución).

El hipermercado que Aldi abrió junto a la S-20 de Santander a finales de 2016.

El de Santander lo inauguró a finales de 2016, después de una inversión de seis millones de euros. A pesar de tratarse de una zona de fuerte competencia, ha conseguido fidelizar una amplia clientela.

La entrada de ALDI en el mercado español se produjo en 2002, relativamente tarde para un gigante que suma 77.000 trabajadores con sus supermercados de Bélgica, Dinamarca, Francia, Alemania, Luxemburgo, Países Bajos, Polonia, Portugal y España.

Como ‘cadena de descuento’ (discount), centra sus esfuerzos en ofrecer productos básicos de calidad al mejor precio, y al acercarse al nuevo establecimiento de la calle Gutiérrez Solana, de Maliaño, sus clientes encontrarán un surtido de cerca de 2.000 artículos de alimentación, droguería, higiene y bazar, de los cuales un 86% son de marca propia. Si hace años la gran mayoría de estos productos procedían de sus proveedores alemanes, Aldi asegura que ahora el 80% provienen de unos 400 proveedores nacionales, algunos de ellos de Cantabria.

La carrera del sector

Un reciente informe de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) que analiza la evolución de la distribución comercial en España deja patente la carrera que mantienen las dos discount alemanas para tomar posiciones en nuestro país, con crecimientos muy superiores a la media del sector, especialmente Aldi, que el año pasado aumentó un 11,6% en superficie de ventas, después de haberlo hecho en un 10,3% en 2021 y en un 7,4% en 2020. Este crecimiento se ha hecho, en parte, a costa de la cadena Dia, que ha vendido buena parte de sus establecimientos tras su alianza con Alcampo para centrarse exclusivamente en la alimentación de proximidad.

Aldi sigue teniendo mucho recorrido por delante si desea alcanzar una presencia parecida a la que tiene en otros mercados europeos. En España, Mercadona lidera el sector, por superficie de venta, con un 17,3% de cuota de mercado, seguida de Carrefour (9,1%), Dia (8,5%), Eroski (6,4%) y Lidl (5,3%).

Si se valoran las ventas, el liderazgo de Mercadona es aún mayor; nada menos que un 26,9%, según datos de la consultora Kantar, seguida a gran distancia por Carrefour (9,7%). Aldi, con un 1,5%, a pesar de su rápido crecimiento de estos últimos años, también tiene por delante a Eroski, Dia, Consum o Alcampo.

Los precios, un aliado

La subida de los precios ha resultado una gran aliada para las cadenas de descuento, que han aprovechado esta circunstancia para significar aún más las diferencias con el resto. Aunque en ocasiones ha sido a costa de reducir sus márgenes, con su política de precios bajos han incrementado notablemente su penetración en los hogares españoles. El año pasado, Lidl ya superó los 6.000 millones de euros de venta en España y Aldi los 1.740 millones, con un crecimiento del 18%.

Su secreto es trabajar con pocos productos y, la inmensa mayoría de ellos, de marca propia (El Mercado, El Horno, Special, La Tabla, Esselt, Milsani, GutBio, Biocura, Mildeen…). Una fórmula de precios bajos que crearon para satisfacer las necesidades básicas de la población alemana en los difíciles años de la posguerra, y que han conseguido mantener en el tiempo, por lo que su prevalencia en este segmento es incontestable.

El esfuerzo que está llevando a cabo Aldi para contener los precios en todo el surtido ha logrado situarle como la cadena de supermercados con los precios más bajos de la Península y Baleares. Según se desprende de los datos de Kantar Worldpanel, del 19 de junio al 16 de julio los productos (sin frescos) de la compañía fueron un 12% más bajos que la media del mercado.

La historia de Aldi

Karl y su hermano pequeño, Theo, heredaron en 1962 la tienda de ultramarinos que tenía su madre en Essen, Alemania. Los nuevos propietarios decidieron denominarla Albrecht-Diskount (Descuento Albrecht), y que se conociese por su abreviatura: Aldi.

En menos de una década, los hermanos Albrecht abrieron más de 300 establecimientos en Alemania y hoy Aldi es una de las mayores cadenas de supermercados del mundo, con una facturación de más de 106.000 millones de euros al año, 5.000 establecimientos repartidos por 18 países y una plantilla que solo en Alemania está formada por más de 30.000 empleados.

Aldi superó el pasado año los 1.740 millones de facturación en España, con un crecimiento del 18%.

Su fórmula se basaba en la austeridad, la disciplina y un concepto de distribución conocido como ‘hard discount’ (‘fuerte descuento’), que consiste en precios muy bajos, una oferta reducida de referencias, pero de calidad, y una importante rotación.

Para reducir los costes, Karl y Theo decidieron prescindir de la publicidad y establecieron un sistema de exposición del producto al público muy básico, que ahorraba en reponedores y en los gastos generales. Su modelo de negocio parecía encajar perfectamente con el carácter alemán. Quedaba por saber si fuera de ese ámbito también podría funcionar y, a medida que se extendía a otros países europeos donde había triunfado el modelo de los hipermercados, se demostró que en todos ellos podía hacerse con un nicho de mercado suficientemente amplio.

Adaptación al modelo español

El éxito no evitó que surgieran las discrepancias entre los hermanos Albrecht y ya desde los primeros años de su expansión su imperio se fragmentó en dos líneas. Por un lado, Aldi Süd bajo el liderazgo de Karl y, por otro, Aldi Nord, controlada por Theo (la que entró en España.

No obstante, en nuestro país, el modelo del descuento duro lo introdujo Lidl y no se produjo la rápida expansión que había conseguido en otros países, ni siquiera tras la llegada de Aldi, hasta que hace unos años se rompía esta especie de techo de cristal.

El sustancial avance que ahora está conociendo este modelo ha venido auspiciado por el crecimiento de la cadena rival, Lidl, que por fin ha conseguido romper el cliché que acompañaba a los supermercados alemanes. En parte, cabe atribuirlo a un acercamiento al formato del supermercado convencional de nuestro país. Un cambio desde el hard discount a un concepto más suave conocido como smart discount, con unas tiendas más cuidadas y más cómodas y con referencias más adaptadas a los hogares españoles.

División en la propiedad

Mientras Aldi crecía en España y en el resto del mundo, la familia Albrecht ha mantenido una larga guerra por el poder.

Tanto Karl Albrecht, que murió en 2014 con un patrimonio valorado en 27.400 millones de euros, según Forbes, como Theo Albrecht (fallecido en 2010 con una herencia de 18.600 millones de euros), dejaron sus fortunas a sendas fundaciones, en las que sus hijos han de convivir con muchos organismos de control destinados a preservar los intereses y continuidad de las empresas. Ninguno de los dos fundadores parecía dispuesto a dejar sus grupos bajo la influencia exclusiva de la familia, aunque sí les concedían la posibilidad de veto.

Esta estructura ofrecía continuidad y estabilidad a la dinastía Aldi. Pero la muerte de Berthold Albrecht en 2012, uno de los hijos de Theo, dejó la herencia en manos de sus cinco hijos y de su mujer, Babette, cuyo estilo de vida choca contra la discreción tradicional de los Albrecht, lo que condujo a un enfrentamiento en los tribunales con su cuñado, Theo Albrecht Jr.

Una situación incómoda para el grupo, que se ha superado hace unos meses gracias a un acuerdo que puede suponer la fusión, de nuevo, de las dos ramas en las que se escindió la compañía inicial, la que se centra en los países del norte, y la del sur, lo que daría lugar a una facturación conjunta de 90.000 millones de euros y les acercaría a su gran rival, Lidl.

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