El segundo polígono con guardería

Facilitar la conciliación de la vida laboral y familiar es el nuevo paradigma de las empresas más avanzadas pero no es fácil para las pymes. Nada impide que las instituciones públicas ayuden en ese objetivo y el Ayuntamiento de Santander encontró la ocasión cuando quedó sin uso el viejo edificio del Hogar del Transeúnte, en Candina. Era el momento de dar respuesta a una necesidad bastante extendida entre los trabajadores del polígono –uno de los más masificados del entorno de la Bahía–, la de contar con una guardería laboral lo más cerca posible de las empresas donde prestan servicio.
La oportunidad se presentó con el Fondo Estatal de Sostenibilidad, creado por el Gobierno de la nación para dar continuidad al Plan E, que ha aportado los 856.000 euros que requería la obra. La nueva guardería laboral, que sin ese programa hubiese tenido que esperar a tiempos mejores, no solo está construida sino que puede servir de referente para iniciativas similares.
Para conocer con exactitud el problema, el Ayuntamiento había realizado, junto a la Asociación de Empresarios de Candina-Parayas, una encuesta en 80 centros de trabajo de la zona y, de los 2.000 trabajadores encuestados, se dedujo que existía una demanda potencial de unos 257 niños.
No toda, pero al menos una tercera parte de esa demanda quedará satisfecha cuando el nuevo edificio entre en servicio, a mediados del próximo mes de marzo.
La guardería laboral de Candina tendrá capacidad para acoger a 82 niños de cero a tres años. En los criterios de selección que se van a aplicar para adjudicar las plazas se primará el hecho de que al menos uno de los progenitores trabaje en el polígono y, en segundo lugar, su empadronamiento en Santander. Las plazas sobrantes estarán abiertas a cualquiera que las necesite.
El Ayuntamiento sacará a concurso la gestión y, para hacerla más accesible, ha fijado en el pliego de condiciones unos precios ligeramente inferiores a la media del sector. Esto supondrá –si alguna de las cuatro ofertas que se han presentado al concurso no mejora las condiciones– que la estancia de un niño en jornada completa (ocho horas diarias) tendrá un precio de 280 euros, y la media jornada, de 200 euros al mes. A esto habrá que sumar 90 euros mensuales si el alumno come en el centro y un pago anual de 70 euros en concepto de matrícula, seguro escolar y gasto de material.
Una de las conclusiones que arrojó el estudio fue que el 80% de los encuestados en el polígono de Candina, trabajan en horario de mañana y tarde, por lo que la guardería debía adaptar su horario a esta circunstancia. De ahí que el nuevo centro infantil vaya a estar abierto desde las siete y media de la mañana hasta las siete y media de la tarde. Un horario tan extenso va a exigir la contratación de un importante número de trabajadores. Las previsiones del Ayuntamiento indican que serán precisas al menos 18 personas, aunque no todas en jornada completa– para cubrir las necesidades de la guardería en las condiciones que establece la Consejería de Educación, que regula la plantilla mínima de este tipo de centros.
Además de estas obligaciones en materia de personal, la empresa que se alce con la concesión, tendrá que invertir 15.000 euros en equipamiento del centro y pagar al Ayuntamiento un canon anual de al menos 11.000 euros durante los diez años que durará la concesión, prorrogables por otros dos.

Un edificio luminoso en un entorno hostil

La primera tarea para la construcción de la guardería fue demoler el degrado edificio que había servido de albergue para transeúntes hasta que hace un año se ha inaugurado uno nuevo en el mismo polígono de Candina. Ni la complicada estructura del antiguo Hogar, con pilares centrales que dificultaban una nueva definición de espacios, ni el estado general de conservación aconsejaban su rehabilitación y mucho menos para reconvertirlo en una guardería, cuyas especificaciones son muy estrictas.
Tampoco el tamaño del solar facilitaba las cosas. Una de las condiciones que debe cumplir este tipo de centros es contar con un patio al que los niños puedan salir a jugar. Algo que no facilitaban los exiguos 30 metros de largo por diez de ancho del solar. La solución fue ubicar el patio en la cubierta del inmueble de tres plantas, para optimizar el espacio, y así poder hacer un número de aulas suficientes como para que la guardería sea relevante a la hora de atender las necesidades del polígono.
El centro dispone de seis aulas repartidas entre las tres plantas, más una zona de comedor, dos salas de usos múltiples y dos patios. El tamaño de las aulas, tal y como exige la reglamentación de este tipo de centros, varía entre los 37 m2 de las destinadas a los más pequeños, hasta los 49 m2 que tienen las que serán ocupadas por los de mayor edad.
También el número máximo de niños por aula está predeterminado, atendiendo al cuidado que requieren en estas edades. Si entre cero y un año no pueden ser más de ocho niños por clase, la ratio va subiendo hasta 12 para los que tienen entre uno y dos años y los 18 para los que están entre los dos y los tres.
Aunque la intención es contratar un catering para el servicio de comedor, el amplio espacio reservado para el office está equipado con microondas para calentar los biberones o la comida que puedan llevar del exterior.
Más allá de los requerimientos de espacio, los diseñadores del centro han cuidado mucho aspectos como el aislamiento acústico, para hacer más confortable el interior, y la luminosidad, con grandes ventanales que compensan la orientación norte del inmueble. El entorno hostil que supone estar enclavado en un polígono industrial como el de Candina, tan alejado de los nuevos modelos de parque empresarial, se ha paliado con un diseño avanzado y una llamativa fachada que pone una nota de color entre las naves industriales.
Para agilizar el proceso de construcción, que desde abril ha llevado a cabo la empresa torrelaveguense Goes, se optó por utilizar una estructura metálica y realizar la obra en seco, reduciendo al máximo el empleo de hormigón, ladrillo o yeso, materiales que requieren un tiempo para consolidarse.
El uso de mamparas modulares de aluminio y de tabiquerías prefabricadas también ayudó a cumplir el plazo previsto para la finalización de un centro que puede verse rápidamente desbordado por las carencias que trata de paliar. En la zona cercana a Candina tan solo existe otra guardería, situada en el Barrio Pesquero, claramente insuficiente para un barrio tan densamente poblado como Castilla-Hermida.
Aunque insuficiente para cubrir todas las necesidades detectadas, la iniciativa del Ayuntamiento santanderino de crear una guardería laboral, como la que en su día tuvo el de Astillero en el polígono de Morero, abre un camino irreversible para acortar la distancia entre el trabajo y la vida familiar.

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