El foro verde
Un medio ambiente adecuado…
… Para el desarrollo de la persona. Así empieza el sacrosanto artículo 45 de la Constitución Española. Este artículo, sin duda un gran avance en su momento, se ubica entre los principios rectores de la política social y económica, al igual que el derecho a una vivienda digna, el derecho a acceder a la cultura o la protección social, económica y jurídica de la familia.
Con independencia del análisis pormenorizado que realizaremos de los párrafos segundo y tercero, que no tienen desperdicio, hoy vamos a empezar por el principio: “Todos tienen el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona, así como el deber de conservarlo.”
Derecho a disfrutar y deber de conservar. Pero la medida de la importancia de este párrafo está determinada por la referencia expresa que se hace al “desarrollo de la persona”.
Un medio ambiente contrario, opuesto, o incluso sólo inadecuado al desarrollo de la persona no es el medio ambiente que tenemos la obligación de proteger ni del que tenemos el derecho de disfrutar.
Esta visión antropocéntrica del medio ambiente, considerandolo en función de la persona, es fundamental y no puede perderse de vista a la hora de aplicar el derecho ni de adoptar las decisiones políticas o económicas. Soluciones o interpretaciones contrarias a la consecución del desarrollo de las personas serían inconstitucionales.
No se trata, pues, de buscar un medio ambiente prístino, original y primitivo, sino un medio ambiente moderno, transformado por la acción de las personas durante miles de años y coherente con los muchos millones de seres humanos que poblamos el planeta y que ha de ser adecuado para atender sus necesidades de desarrollo, que pasan indefectiblemente por el desarrollo económico.
Por eso no dejan de resultar sorprendentes ciertos postulados o posicionamientos que parecen dirigidos única y exclusivamente a conseguir una situación de hiperproteccionismo, de intocabilidad del medio ambiente como si de una especie de tótem religioso se tratase. Se olvida que la medida del medio ambiente es la medida del ser humano y que es en función de esa medida como se ha de gestionar y utilizar, para ayudar a las personas a desarrollarse; y que no es más digno de protección un pájaro o el hábitat en el que se desarrolla ese ave que toda una forma de vida desarrollada por varias generaciones de personas en ese entorno.
Por eso, no dejamos de experimentar fuertes emociones cuando en ciertos ámbitos participativos se promueven propuestas absolutamente disparatadas en aras a la consecución del proteccionismo más descabellado. Este mismo verano asistí a una reunión en la que se mostraban muchos reparos a la hora de garantizar la viabilidad del puerto de Santander para el tráfico de buques de gran calado, por ejemplo, como si dejar que la canal se colmate fuese una opción siquiera imaginable en el actual entorno socioeconómico que sirve, precisamente, para facilitar el desarrollo.
Que el medio ambiente ha de ser adecuado para el desarrollo de la persona parece superfluo por obvio, pero, por si acaso, lo recordamos.
Martín J. Silván
Dtor. de Industria, Innovación y M. Ambiente de la
Cámara de Comercio de Cantabria