La lituana Viciunai compra Multiprosur pero no quiere cargas laborales

La elaboración de surimi va a tener una nueva oportunidad en Cantabria. La fracasada aventura de Multiprosur, que llegó a convertirse en el primer fabricante nacional de este producto, va a tener continuidad aunque con otra enseña y bajo la bandera de uno de esos países emergentes hacia los que ha basculado la elaboración de esta pasta de proteínas de pescado.
El grupo lituano Viciunai será el encargado de que las instalaciones dejadas por Multiprosur tras su liquidación vuelvan a estar operativas a partir del próximo verano. En ellas fabricará el surimi con el que abastece a España y Portugal, unas 8.000 toneladas anuales, que ahora se ve obligado a transportar desde sus plantas de elaboración en Lituania.
Ahorrarse los elevados gastos que origina esa cadena logística y convertir a la capital cántabra en plataforma de fabricación y distribución de sus productos para el sur de Europa es el motivo que ha impulsado a Viciunai a adquirir los activos de Multiprosur: una nave de 7.000 m2 ubicada en Mercasantander y un equipamiento que en su momento fue el más moderno del mercado. Pero entre esos activos se encuentra también una plantilla compuesta por un centenar de trabajadores, actualmente en regulación de empleo, que Viciunai se comprometió a asumir, pero cuya integración en la nueva empresa todavía no está clara.
Una de las principales razones por las que la administración concursal que ha gestionado la ultima etapa de Multiprosur se inclinó por la oferta del grupo lituano fue precisamente su ofrecimiento de garantizar la continuidad de todos los trabajadores, algo que no contemplaban otras empresas interesadas en hacerse con Multiprosur, como la navarra Mahn Mac, que estuvo muy cerca de incorporar la planta de Mercasantander a su negocio de ensaladas precocinadas.
Pero es en este punto, la integración de la antigua plantilla de Multiprosur, donde se ha producido el desencuentro una vez que la operación de venta a la empresa lituana ya se ha formalizado. Viciunai ha pagado un millón y medio de euros por la compañía cántabra y dice haber invertido otros cinco millones más en nueva maquinaria. Pero alega también que su compromiso era hacerse cargo de la plantilla cuando la fábrica reanudase su actividad, aunque partiendo laboralmente de cero, es decir, sin tener en cuenta la antigüedad de los trabajadores y negociando unas nuevas condiciones salariales. Los representantes de los operarios y la propia administración concursal entienden, por el contrario, que se trata de una subrogación de empresa y, como en cualquier compra de una compañía por otra, el adquirente asume los trabajadores con sus derechos acumulados.
Lo cierto es que Viciunai se ha negado a darles de alta en la Seguridad Social y la plantilla de Multiprosur, que hasta el 24 de agosto está acogida a un expediente de regulación de empleo, se ha visto obligada a presentar una demanda por despido improcedente para no perder su derecho a una prestación por desempleo.
Fuentes de la operación de venta apuntan que si Viciunai no quiere respetar las condiciones laborales de esos trabajadores tiene la posibilidad de despedirles e indemnizarles. Por su parte, la empresa compradora ha argumentado ante los administradores concursales que no quiere asumir unas cargas laborales que en su día fueron una de las razones que llevaron a Multiprosur a la quiebra.
En definitiva, un pulso entre la empresa lituana y la que ya es su plantilla que empaña la buena noticia de que Multiprosur no ha puesto el punto final a su actividad fabril.

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