Setelsa toma impulso

La Facultad de Físicas de la Universidad de Cantabria curiosamente ha sacado al mercado los mejores informáticos. Al menos hasta que varios de sus departamentos pasaron a convertirse en el embrión de la nueva Escuela de Ingenieros de Telecomunicaciones. Un ejemplo de ello es Setelsa, una compañía creada en 1988 por varios físicos, con el apoyo de capital externo y que en estos momentos factura más de 600 millones de pesetas anuales, con una plantilla de 45 trabajadores.
Setelsa empezó su andadura en un pequeño local de la calle Tres de Noviembre, de Santander y con pocos clientes locales. Enrique Gómez Cosío, su director, reconoce que la aventura no era demasiado arriesgada, porque en España eran pocas las empresas que se dedicaban a la electrónica y menos aún las que operaban también en el de la informática. La oferta era muy insuficiente para atender la demanda que por entonces afloraba, sobre todo de las grandes empresas del sector de automoción que se lanzaban a automatizar todos los procesos productivos.
Empresas como Amper o Inisel (la actual Indra) contrataban promociones enteras de la Escuela de Físicas, pero en cambio eran muy pocas las oportunidades de trabajar en la región donde la demanda de sistemas integrados era aún muy escasa. Eso justifica que durante años, Setelsa, una de las pocas compañías locales del sector, operase casi exclusivamente fuera de Cantabria, para clientes como Fasa Renault (llegó a montar una delegación en Valladolid) o Michelin.
Enrique Gómez Cosío reconoce que las cosas cambiaron con el desarrollo de estas tecnologías y, sobre todo, con su abaratamiento, que han permitido extenderlas no sólo entre las industrias, sino también entre todo tipo de empresas de servicios.

Subestaciones eléctricas por control remoto

Setelsa se ha ocupado en Cantabria de los sistemas de telemando que permiten realizar distintas maniobras en una subestación remota desde el puesto central de control sin la presencia de ningún trabajador en la zona. Estas tareas, que inicialmente se gestionaban desde Santander por radiofrecuencia, ahora se realizan también a través del cable de fibra óptica con que se equipan los nuevos tendidos eléctricos o incluso con la onda portadora, el propio cable de transporte de energía que puede hacer simultáneamente el papel de cable de comunicaciones.
El paso siguiente al telemando de centrales ha sido la telemedida de consumos y energía generada y la telelectura de contadores, que evita el tener que pasar casa por casa para comprobar los consumos.

La tarjeta inteligente

Otro de los sectores tradicionales de Setelsa es el de la línea blanca, con clientes como Teka o BSH (la antigua Corcho), para la que construyó un sistema de control de calidad que permite testar automáticamente uno por uno los sistemas eléctricos de todos los aparatos de cocina que salen de la fábrica de Santander.
Una de los últimos trabajos de Setelsa han sido los sistemas de control de tracción y frenado para las nuevas unidades de los trenes de FEVE y otras compañías ferroviarias, o los paneles informativos para los viajeros que, a través de una pantalla plana colocada en el vagón, pueden advertir de la próxima parada, emitir vídeos culturales, publicidad, programación televisiva convencional, etc. Unos equipamientos que mejoran sustancialmente las prestaciones del servicio, con una inversión relativamente modesta, lo que permite augurar una rápida difusión en todo tipo de medios de transporte.

Control de accesos por la forma de la mano o por la huella

Otro de los ámbitos de trabajo de la empresa cántabra se encuentra en el control de edificios a través de una integración de sistemas que van desde las autorizaciones de acceso, al control de la climatización, el alumbrado o la gestión digitalizada de alarmas. Uno de los más sofisticados es el que ha desarrollado para la Universidad de Cantabria, a través de lo que se conoce como tarjeta inteligente, una tarjeta de plástico convencional que lleva integrado un chip con información sobre el usuario. El sistema, que ha tenido el respaldo del BSCH, no sólo permite regular los accesos a diferentes lugares de la universidad y determinar los días y horas a las que el titular de la tarjeta puede entrar, sino que también hace posible que el estudiante consulte sus notas o haga la preinscripción desde la terminal de un cajero automático de cualquier lugar del país. Esta versatilidad y el potencial de nuevas funciones que acarrea ha propiciado que posteriormente esta solución haya sido adoptada por las universidades de La Rioja, Valladolid y Politécnica de Madrid, entre otras.
El control de accesos es una de las actividades que está teniendo un desarrollo más rápido, dado que se ha convertido en una necesidad de prácticamente cualquier tipo de empresa. Esta popularización también ha contribuido a multiplicar los sistemas de control. De la tarjeta magnética se ha pasado a la tarjeta de presencia que es detectada y leída a distancia sin salir de la cartera del titular, o las comprobaciones biométricas de la huella dactilar o de la geometría de la mano, que identifica a la persona a través de un lector al que le bastan nueve puntos de referencia para compararlos con su base de datos y saber quién es el propietario.
Ninguno de ellos tiene la aparatosa presencia de las películas futuristas, lo que nos demuestra la cotidianeidad a la que han llegado la combinación de la electrónica y la informática y es que, en el fondo, ya sea la tarjeta magnética, la mano o la huella el instrumento de reconocimiento y acceso, los procedimientos tecnológicos son muy semejantes. Sólo cambia el mecanismo de captura de los datos, que permite establecer los parámetros de la mano o leer una banda magnética. La información obtenida se canaliza y compara de igual forma por un software que es capaz de permitir un acceso o denegarlo, registrar los horarios de entrada y salida de cada persona, dar cuenta de su paso por cada estancia, etc.

Rápido crecimiento

Setelsa ha crecido muy rápidamente en los últimos años gracias a estos sistemas integrales de control de edificios, un campo de actuación mucho más amplio que el de la industria donde ya queda poco margen de automatización. Del control de las líneas productivas se pasó a la conexión en red de las plantas fabriles con los centros de decisión y más tarde a redes que también integran a suministradores y clientes. Por eso, en opinión de Gómez Cosío, la actividad se concentra ahora en el sector servicios, algo más retrasado y donde las necesidades son mucho más diversificadas, sobre todo desde que las telecomunicaciones han permitido que todas las tareas anteriores puedan realizarse también a distancia.
Setelsa se trasladó el pasado año desde Soto de la Marina a una nave del polígono de Guarnizo que, a resultas del fuerte crecimiento de su actividad dentro de la región, se ha quedado pequeña a poco de ser estrenada. La empresa también tiene una delegación en Madrid desde donde atiende a sus clientes del centro del país que siguen siendo muy relevantes. La compañía cántabra tiene en estos momentos una cartera de trabajo repartida al 50% entre dentro y fuera de la comunidad autónoma, un equilibrio que no se había producido hasta ahora.

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