La ciencia al día

UN MACACO FLUORESCENTE.- El primer primate no humano en ser genéticamente modificado es un macaco de la India que lleva un trozo extra de ADN y que se llama Andi (ADN Insertado, en inglés). Andi nació el pasado otoño tras recibir un gen, cuando aún era un óvulo sin fertilizar, correspondiente a una proteína fluorescente de color verde que actúa como marcador genético, y que se aisló de una medusa. Este experimento llevado a cabo en la Universidad de Portland, en Oregón, no fue fácil ni mucho menos, pues fueron necesarios 224 óvulos, que una vez fertilizados produjeron 40 embriones, de los cuales resultaron cinco embarazos, dando lugar finalmente a tres nacimientos vivos, y Andi es el único que ha mostrado una integración con éxito del gen, aunque todavía no ha expresado la proteína y se espera que lo haga una vez se convierta en adulto. Según sus autores, el mono fluorescente ayudará a determinar si terapias innovadoras son seguras y efectivas, e incluso si es posible introducir marcadores que se seguirán por medio de técnicas no invasivas, como MRI o PET, y que harán posible el descubrimiento de los acontecimientos que llevan a ciertas enfermedades del ser humano.
UN PC PARA DISCAPACITADOS.- Las organizaciones sin ánimo de lucro también hacen innovación. Es el caso de Cognihelp, un sistema multimedia para evaluar y rehabilitar a personas con daños cerebrales u otros desórdenes cognitivos desarrollado por la fundación española Intras. El sistema consiste en un PC equipado con una pantalla táctil que permite a los médicos administrar ejercicios interactivos, que simulan juegos, para examinar y entrenar las funciones cognitivas de los pacientes, tales como la memoria, la atención o la percepción. Su principal novedad consiste en la flexibilidad que ofrece para preparar los ejercicios a medida de cada paciente.

LA MAGNETOSFERA EN TRES DIMENSIONES.- Cuatro ingenios de la Agencia Espacial Europea están haciendo por primera vez un mapa de la magnetosfera, la capa magnética que rodea nuestro planeta, lo que va a proporcionar una visión única de ese campo de batalla entre la Tierra y el Sol. Efectivamente, nuestro planeta es bombardeado por enjambres de partículas lanzadas desde el Sol y que barren la Tierra a velocidades supersónicas. La mayoría de esas partículas del viento solar son rechazadas por el escudo que forma la magnetosfera, pero las más fuertes son potencialmente capaces de producir cortes de energía eléctrica, de las comunicaciones de radio o dañar a los satélites. Los ingenios espaciales pueden desplazarse en formación cerrada a lo largo de órbitas entre 19.000 y 119.000 kms. Sus sensores resultan expuestos al viento solar y estudian los cambios que se van produciendo. Comparando posteriormente los tiempos, es posible hacer un mapa tridimensional, cuyos primeros resultados han ofrecido una imagen de olas sobre una frontera espacial que cambia constantemente.

KYOTO Y LOS SUMIDEROS DE CARBONO.- ¿Pueden los bosques reducir la concentración de CO2 en la atmósfera, que a su vez produce el calentamiento del clima? Esta es la pregunta clave en el debate de la aplicación del Protocolo de Kyoto, que permanece sin respuesta incluso tras la conferencia de Berlín, pues los conocimientos científicos están muy lejos de avalar con solidez estas teorías. En los noventa se adoptó un enfoque dinámico al descubrirse la capacidad de almacenamiento del dióxido de carbono que tiene el suelo de los bosques. Se estima que en Europa se fija aproximadamente un 10% de las emisiones humanas, pero ese porcentaje no es constante y las diferencias interanuales pueden ser del orden de la propia capacidad del sumidero, y se ha demostrado que fenómenos como el Niño afectan al crecimiento de las plantas y el efecto almacenamiento puede revertirse, pasando a emitir CO2 . Por otra parte, se cree que el límite de saturación de estos sumideros podría alcanzarse en un plazo de 50 a 100 años. Vistas así las cosas, no parecen una solución muy fiable.

ALTOS HORNOS.- La revolución industrial en Europa hace doscientos años estuvo directamente relacionada con la industria del hierro y el acero, a pesar de que el funcionamiento de un alto horno es uno de los procesos de fabricación más complejos que existen, y para su optimización es necesario el análisis en tiempo real de una cantidad tan enorme de datos que está fuera del alcance de la capacidad humana. Actualmente, el grupo Usinor ha desarrollado un nuevo sistema de seguimiento y control que se basa en el conocimiento y la experiencia, y que está diseñado para detectar irregularidades a partir de los datos físicos y químicos que le suministran más de mil sensores, del orden de 5.000 por minuto. El sistema analiza y categoriza las anomalías en términos de gravedad y es capaz de detectar más de ciento sesenta y hacer cuarenta alarmas al día. En la actualidad se aplica en seis altos hornos de Francia.

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