JOSE GÓMEZ TRIGUERO:
Pregunta: ¿Cuándo se forma el Grupo Triguero?
José Gómez Triguero: Yo empecé mi actividad empresarial a los 24 años como contratista de obras de reforma y, poco a poco, la empresa fue creciendo y extendiendo su actividad hacia la edificación. El grupo arranca de la ilusión que tenía por hacer una empresa grande y diversificar un poco las actividades, porque hasta entonces todos me relacionaban con las rehabilitaciones. Creamos una sociedad constructora que trabajase para promotoras exteriores, con un departamento especializado en reformas y otra que se ocupase de nuestras propias promociones.
P.– Su grupo ha tenido un fuerte despegue en los últimos años. ¿Se ha producido un cambio de estrategia?
JGT.– Nosotros estábamos muy consolidados, pero sin atrevernos a entrar en grandes inversiones y en grandes proyectos. Cuando el sector comenzó a salir de la crisis, entonces empezamos a trabajar con los bancos en actuaciones independientes con riesgos limitados y bien estudiados.
P.– ¿Cuantas promociones tienen en marcha?
JGT.– Ahora tenemos seis repartidas por toda Cantabria. 8 chalets en san román, 24 en La Albericia, 84 viviendas en La Penilla y sietechalets en Cueto muy coquetos, de estilo montañés, además de varias operaciones de suelo. He apostado por desarrollos urbanísticos, y ahora mismo tenemos bastante suelo en Bezana, en San Román y en la zona de Cueto, así que el crecimiento va a ser mucho mayor. Nuestro objetivo es crecer y consolidarnos como una empresa sólida y fuerte.
P.– ¿Qué le decidió a comprar el Edificio Laínz, con el que no se atrevieron muchas otras empresas de mayor tamaño?
JGT.– Esto entra dentro de la estrategia de crecimiento y de posicionarnos en el sector. Dentro del Grupo, cuando hablamos del Edificio Laínz siempre decimos que ha habido un antes y un después. La verdad es que lo que yo quise hacer aquí fue una operación sobre todo de nombre, de marketing, y me he apoyado en este edificio para proyectar el grupo.
P.– ¿El mercado ha sido receptivo?
JGT.– Sí, a nivel de bancos. Y también la gente ha pasado a conocer el Grupo Triguero. Cuando va a una promoción, ya sabe de quién se trata. Aunque ese era uno de los objetivos de esta obra, el proyecto también ha tenido éxito desde el punto de vista económico, porque se han hecho bien las cosas.
P.– ¿Tenía previsto el conseguir la plena ocupación del edificio antes de su inauguración?
JGT.– En esta operación he apostado muy fuerte y nos hemos gastado muchos más millones de los que habíamos previsto. Entre la compra y la obra, hemos pasado de los 1.300 millones de pesetas. Pero jugaba con una baza importante, que no había competidor; es decir, no hay otra cosa parecida en Santander. Al principio, nadie quería el edificio, todos se asustaban, pensaban que era una locura, porque lo comparaban con un piso de oficinas en Juan de Herrera o en la calle Cádiz y con precios que no tienen nada que ver. Yo quería terminar la obra para que se viera la fachada y se valorase la calidad del edificio antes de ponerle el precio. Que la gente lo entendiese. Y ha sido así. El acuerdo con el Gobierno regional ha venido muy al final. Antes, ya habíamos tenido mucha demanda, pero en lugar de vender, decidimos quedarnos con él y alquilarlo, porque lo hemos considerado más oportuno.
P.– ¿No asumió un riesgo excesivo, si dice que a otros grupos no le salían las cuentas?
JGT.– Porque se apoyaban en los números y no valoraban la posibilidad de hacer cosas nuevas. Si la decisión la toma un economista, hace los números y dirá que no es rentable. Pero tú sabes que puedes hacerlo rentable conociendo el mercado, aventurándote un poco con la demanda y arriesgándote a nivel económico. Yo entiendo que hay que hacer cosas que no te encasillen en la típica vivienda de ‘caravista’. De vez en cuando, hay que hacer una obra de la que te puedas sentir orgulloso dentro de muchos años, y el objetivo de todo empresario, además de que el balance cuadre, es sentirse orgulloso de lo que hace.
Así, he visto que podemos hacerlo no sólo en este edificio sino en otros y nuestra idea es tener siempre algún edificio que nos caracterice de distinta forma, al margen de hacer muchas viviendas.
P.— ¿Hay demanda en el mercado de oficinas en Santander para más edificios de alto precio?
JGT.– Hay muchas firmas importantes de multinacionales que pueden llegar a estos precios. Firmas como PriceWaterhouse, que pagan el sitio y el empaque del edificio. Pero tiene que ser una empresa de este tipo. Yo creo que las hay y por eso apuesto ahora por otro edificio.
P.– ¿En qué lugar de la ciudad?
JGT.– Estamos negociando algún otro edificio, pero ahora mismo no hay nada concreto. Mi idea es continuar con esta línea de negocio. Si quieres competir tienes que diferenciarte por algo y esto que hemos hecho aquí hay que seguir haciéndolo, en la medida que podamos, porque empresas constructoras hay muchas.
P.– En el mercado de la vivienda, ¿cuáles son sus objetivos?
JGT.– Yo creo que el futuro de la edificación debe estar enfocando hacia la vivienda de precio medio. Nosotros queremos tener un 10% o 15% de vivienda cara y el resto de nuestras promociones dedicarlas a vivienda para gente de clase media, que es donde está el futuro y hay más demanda. También estamos apostando fuerte en un proyecto que se va a hacer en la zona de Prezanes, entre Liencres y Bezana. Ahí quiero hacer una urbanización distinta, de chalets de gama alta con vigilancia privada. Habrá que hacer primero un análisis de mercado, pero creo que puede haber demanda para algo que no sean los adosados de siempre. Hay que romper moldes y fijarse en lo que se está haciendo en el exterior, sobre todo, en las ciudades grandes.