Bosques corporativos contra el cambio climático
Plantar un árbol siempre ha tenido una fuerte carga simbólica, como metáfora de la continuidad de la vida y como acto de realización personal, pero también puede ser una poderosa herramienta de marketing, el mejor medio para expresar el compromiso de una empresa con el desarrollo sostenible y el medio ambiente. De ahí que la reforestación haya pasado a formar parte de las iniciativas que algunas empresas han empezado a adoptar como ejemplo de responsabilidad social corporativa (RSC).
La empresa cántabra Bosques Sostenibles está dispuesta a tener un papel muy relevante en este proceso después de haber incorporado a sus trabajos de gestión forestal una tecnología capaz de medir la capacidad de absorción de CO2 de las diferentes especies arbóreas. De esta forma, la elección del arbolado autóctono con el que reforestar se puede hacer sobre datos reales y no sobre simples estimaciones, como se ha venido haciendo hasta ahora.
Una estación micrometeorológica
La tecnología aplicada por Bosques Sostenibles, con el apoyo de Tecnalia, utiliza microsensores que registran el flujo de emisiones entre el árbol y su entorno. Además de medir los niveles de CO2, también tiene en cuenta el vapor de agua, viento y temperatura. Los datos recogidos son almacenados y al final del proceso permiten cuantificar el rendimiento de la especie como sumidero de CO2.
Esta técnica, conocida como Eddy Covariance, fue empleada por primera vez en Cantabria en 2009, en un proyecto cofinanciado por Sodercan para analizar la capacidad de absorción de CO2 de la encina. Aquella investigación, denominada CarboCantabria, concluyó pero fue el germen de Bosques Sostenibles. Sus promotores se dieron cuenta de que contaban con una herramienta muy útil, no solo para impulsar las iniciativas altruistas de empresas a las que seducía la idea de vincular su imagen a un bosque corporativo, sino también de industrias que necesitaban compensar sus emisiones de CO2 financiando nuevas plantaciones. Tenían también a su favor la larga experiencia en trabajos de reforestación del grupo de jardinería y paisajismo La Encina, al que pertenece la empresa.
El bosque de Volkswagen
Tras la creación de la empresa en 2010, uno de sus primeros clientes fue el grupo automovilístico Volkswagen. Ya en 2007, la firma alemana se había decantado por la creación de bosques corporativos para compensar las emisiones de CO2 de los vehículos que comercializa. Su primer bosque fue ubicado en la Sierra de Alcaraz (Albacete) y los dos siguientes ya han estado a cargo de la empresa cántabra, uno en Cos, en la zona del Saja-Nansa, y el otro en Herrera de Pisuerga (Palencia). Está previsto uno más, en que se plantará en Campoo.
Bosques Sostenibles también ha realizado plantaciones para una fábrica barcelonesa de Danone y para el Banco Sabadell.
La concentración de clientes en Cataluña tiene que ver con la actividad de una delegación comercial que posee allí, pero aunque los clientes se capten en aquella comunidad, los árboles se plantan en Cantabria. No solo ha ocurrido con el bosque de Volkswagen en Cos, también con iniciativas mucho más modestas pero significativas como la de una guardería barcelonesa llamada Els Menuts de la Pineda que, por cada uno de los 60 niños que acoge, ha financiado la plantación de un árbol en Bezana, lo que ha servido para recuperar una zona degrada como era el Arroyo Otero. Un laboratorio de biotecnología también catalán, Viglya, va a financiar la plantación de otros 150 árboles en esa misma zona.
Al llevarse a cabo los proyectos en el ámbito donde Bosques Sostenibles tiene su base, la propia gestora facilita la localización de suelo público susceptible de ser recuperado ambientalmente, como ha ocurrido en Bezana. No obstante, la firma cántabra puede llevar su gestión forestal a cualquier punto del país e incluso fuera de él. Volkswagen ya les ha planteado la posibilidad de trabajar en China o en la India, países a los que quiere implicar en su iniciativa ecológica, que denomina Think Blue.
Donde paradójicamente su oferta todavía no ha despertado el suficiente interés es en la propia Cantabria, aunque sí ha llamado la atención del Banco Santander que, con motivo de la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, plantó 145 árboles en Ribamontán al Mar, aprovechando una reunión del departamento de Recursos Humanos de la zona noroeste.
En total, Bosques Sostenibles ha reforestado desde su creación 25 hectáreas de terreno en el norte de España, en las que ha plantado unos 50.000 árboles.
Una gestión a largo plazo
Bosques Sostenibles no solo se preocupa de la selección del arbolado autóctono más adecuado para la reforestación. También aborda las tareas de plantación (desbroce, maquinaria, cerramientos, etc) y mantenimiento de los árboles, ya que el objetivo es lograr un bosque que actúe eficazmente como sumidero de CO2. Esto exige compromisos que pueden extenderse a 30 o 40 años. Para asegurar su cumplimiento durante tanto tiempo, los recursos que los clientes van a destinar a los tratamientos silvícolas se depositan en una cuenta bancaria y sólo pueden ser usados en el mantenimiento de la plantación hasta la conclusión del contrato.
Las tareas de gestión forestal se complementan con una línea de I+D en la que Bosques Sostenibles quiere continuar profundizando. La firma cántabra prosigue con la recogida de datos que inició con CarboCantabria pero esta vez no sobre la encina, sino sobre la capacidad de absorción del abedul.
Los sensores instalados en una plantación de Villaverde de Pontones, que el grupo La Encina utiliza como vivero de árboles ornamentales, ya han permitido obtener datos muy precisos sobre esta especie, capaz de absorber en seis meses 900 gramos de CO2 por metro cuadrado de plantación, más que la encina, que sólo llega hasta los 600 gramos, aunque esas medidas varían en función de las condiciones de suelo y la climatolología.
Las líneas de investigación para conocer la respuesta de cada especie al cambio climático pueden convertir a la empresa en un aliado de la administración pública en la gestión del suelo forestal y en el desarrollo de proyectos de recuperación de zonas degradadas.
Pero su ambición llega más lejos de todas estas tareas y también pretende tener algo que decir en los dos pasos previos a la creación de bosques como sumideros de CO2: la medición y la reducción de las emisiones de las empresas en origen. “Queremos crecer y llegar a ser una consultora medioambiental para esas grandes empresas con estrategias de responsabilidad social corporativa”, anuncia Elena Alvarez, gerente de Bosques Sostenibles.
Ante ella se abre un mundo que hasta ahora se ha tenido poco en cuenta, el de la importancia de los bosques como sumideros naturales de CO2, y no sólo como productores de madera, y el de la gestión del CO2 en general.