El nuevo mapa de Incentivos Regionales
La incógnita sobre si Cantabria podría seguir beneficiándose de incentivos regionales, unas ayudas a los proyectos de inversión más relevantes que concede el Ministerio de Economía, se despejó positivamente hace ya meses. La programación de los presupuestos comunitarios para el periodo 2007-2013 ha eliminado las dudas que pudiera haber sobre la continuidad de estas subvenciones, aunque el techo máximo de lo que podrán percibir las empresas que quieran invertir en la región ha bajado hasta el 15%. Son los rescoldos de la salida del Objetivo 1.
Sin embargo, faltaba aún por definir el nuevo mapa de las zonas de la región a las que afectarán estas ayudas y que vendrá a sustituir al que ha estado vigente en los últimos cinco años. El Gobierno cántabro ya lo tiene perfilado y lo ha hecho dejándose llevar por una lógica fácilmente entendible: amparar el mayor porcentaje posible de la actividad económica regional y no dejar fuera los polígonos que están en construcción. En total, se podrá aplicar en cuarenta municipios de Cantabria, muchos de ellos ya contemplados en anteriores etapas, que pasarán a ostentar la condición de zonas de promoción, por lo que las inversiones industriales que en ellos se realicen podrán acogerse, siempre que cumplan ciertos requisitos, a estas subvenciones.
Siguiendo las autovías
El nuevo mapa, que podría entrar en vigor antes de que finalice el año, se adapta, sustancialmente, al trazado de las dos autovías que atraviesan la comunidad, de Este a Oeste y de Norte a Sur.
Las autovías no sólo son los dos ejes que articulan la región, sino que también han acabado por determinar la distribución de los polígonos industriales, incluidos los contemplados en el Plan de Protección del Litoral, que supondrán la puesta a disposición de quienes deseen invertir en la región, de cuatro millones de metros cuadrados. De esta forma se solventará la carencia de suelo industrial que padece Cantabria desde hace años.
Para confeccionar el marco geográfico del reparto de ayudas, el Gobierno de la nación da a las autonomías la posibilidad de optar entre dos criterios: que el área elegida no supere un tercio de su territorio o las dos terceras partes de la población. Como era fácilmente entendible, el Gobierno cántabro se ha inclinado por el criterio territorial, ya que es el que le permite amparar más del 80% de la actividad económica. Aunque los cuarenta municipios elegidos por la autonomía superan en unos 20 km2 el tercio de la superficie regional –el Ministerio ha aceptado este pequeño exceso– el nuevo mapa también coincide con la distribución de la población en Cantabria, concentrada mayoritariamente en la zona metropolitana de Santander y en el corredor del Besaya.
Descenso al 15%
El Gobierno cántabro tiene preparado, desde antes de concluir la legislatura pasada, el borrador del nuevo mapa de zonas preferentes. Sin embargo, la necesidad de redactar un nuevo reglamento para refundir las sucesivas modificaciones que ha ido experimentando la normativa europea desde la aprobación de la Ley de Incentivos Regionales, en 1985, ha retrasado su entrada en vigor. El pasado mes de julio ha quedado despejado definitivamente el camino para el nuevo marco geográfico de las ayudas.
Sin embargo, no todas las iniciativas empresariales podrán acogerse a ellas. Los incentivos regionales están pensados para fomentar la actividad inversora de una forma selectiva, ya que buscan corregir los desequilibrios territoriales y se aplican sólo para inversiones que superan los 600.000 euros. Para su concesión se tienen en cuenta factores como la creación de empleo –aunque los proyectos que se acogen a este programa ya no tienen, como en el pasado, la obligación inexcusable de generar nuevos puestos de trabajo–, y se valoran aspectos estratégicos como el sector de actividad o dónde va a estar ubicada.
Las subvenciones que llegan a través de este mecanismo están cofinanciadas con los fondos europeos Feder y los presupuestos del Estado y en las regiones consideradas Objetivo 1 pueden alcanzar hasta el 50% de la inversión, cosa que no ocurre en Cantabria donde, una vez perdida esa condición, la máxima ayuda a la que se podía aspirar en los últimos años era el 20% de lo invertido. En esta nueva fase, que durará hasta 2013, ese porcentaje va a ser todavía más bajo, ya que el Real Decreto que creó en febrero la zona de promoción económica de Cantabria rebaja el tope de ayudas hasta el 15%.
El progresivo descenso porcentual de estas ayudas se refleja en la cuantía de las concedidas en los dos últimos años.
Menos incentivos
En 2005 el Ministerio de Economía aprobó incentivos regionales para 18 proyectos remitidos desde Cantabria, que sumaban 72 millones de euros de inversión y les concedió una subvención a fondo perdido de nueve millones (un 12,5% de promedio). En 2006 las seis industrias que pudieron acogerse a los incentivos regionales realizaron una inversión global subvencionable (no toda lo es) de más de 93,6 millones de euros y, a pesar de que el montante superaba en un 30% el del año anterior, las ayudas se redujeron a 4,9 millones de euros, lo que supone una subvención media de apenas el 5,2%, muy modesta en comparación a los porcentajes que obtenían los empresarios mientras Cantabria se encontraba en el Objetivo 1 o, incluso, durante la fase de salida.
Las seis empresas que obtuvieron las ayudas el año pasado se han comprometido a crear 153 empleos, la mitad de ellos en la nueva fábrica de placas de fibroyeso de Orejo (77). En la de biocarburante que se proyecta levantar en el complejo de la molturadora Simsa en Pontejos, y que tantas trabas está encontrando, trabajarán 19 personas, si se lleva a cabo, y la ampliación de Moehs, en Requejada, crea 34 nuevos empleos.
Manufacturas Deportivas, una firma especializada en la fabricación de parques infantiles, equipamiento deportivo y mobiliario urbano, ha reconcentrado su actividad en Morero y la ha ampliado, aunque eso sólo supone la creación de dos nuevos empleos, algo parecido a lo ocurrido con las llamativas instalaciones que ha construido en Anero la Carpintería Luis Ortiz.
Un hecho destacable es la desaparición del sector hostelero de los incentivos regionales durante el año 2006, cuando su presencia había sido una constante en la última década. Un fenómeno achacable al descenso en el ritmo de construcción de nuevos hoteles, al menos de los que podrían calificarse como subvencionables. Quizá pueda interpretarse como el síntoma de una cierta saturación de este mercado, tras el aluvión de aperturas de los años anteriores.
Más proyectos industriales
Un buen índice de la reactivación industrial que vive la región es el número de proyectos que han podido acceder a estos incentivos a lo largo de 2007. En lo que llevamos de año son ya doce las inversiones que se van a beneficiar de estas ayudas en Cantabria, con una inversión prevista de 53,6 millones de euros y una subvención global de 3,2 millones.
Casi todos son proyectos industriales y contemplan la creación de unos doscientos puestos de trabajo. Destaca la planta levantada por Haulotte en Reocín para el montaje de plataformas elevadoras, que lleva asociada la creación de un centenar de empleos. Mayor inversión aún, aunque sin repercusión directa en la generación de puestos de trabajo, es la realizada por Plásticos Españoles (Aspla) en su fábrica de Torrelavega. Aspla ha empleado doce millones de euros en la renovación de maquinaria para ampliar su capacidad productiva.
También Talleres Orán ha realizado una cuantiosa inversión (siete millones y medio de euros) en una planta especializada en la fabricación de series cortas de recambios de carrocería de automoción, que permite reducir sustancialmente la inversión inicial en matrices y útiles de fabricación. La nueva línea de producción, totalmente automatizada, está formada por cuatro prensas y tres máquinas de corte por láser en 3D.
A estas inversiones hay que sumar la nueva aventura empresarial de Vitrinor, (que ya obtuvo ayudas en 2006). La fábrica de Guriezo ha dado el salto desde su tradicional actividad como fabricante de menaje de cocina hacia la producción de paneles de acero vitrificado para la obra pública (Vitrispan).
Entre los proyectos aprobados en 2007 hay dos iniciativas relacionadas con la hostelería: la ampliación de ayudas para el Balneario de La Hermida, que ya resultó beneficiada en el pasado por incentivos regionales, y el proyecto de rehabilitación integral del Hotel Sardinero. El objetivo es construir un nuevo hotel de cuatro estrellas manteniendo la tipología del edificio, que se encuentra ubicado en una zona especialmente protegida de la capital santanderina. El proyecto, que lleva tramitándose largo tiempo, supondrá una inversión de unos 20 millones de euros, de los que un tercio tienen la condición de subvencionables a través de los incentivos regionales.