Multinacionales frente a microempresas

La limpieza es una necesidad básica como lo es la alimentación, de ahí que sea una actividad empresarial llamada a no extinguirse. Pero una cosa es que sea imprescindible, incluso en tiempos de crisis, y otra muy distinta que se vuelva inmune a sus efectos. Por ese motivo, el atomizado mercado de la limpieza se ha visto obligado a cambiar el modelo de funcionamiento que venía utilizando en los últimos años, con el fin de reducir gastos y generar más beneficios.
Hasta ahora, a excepción de unos cuantos grupos con presencia nacional o internacional, el sector de limpiezas se componía de compañías de pequeño y mediano tamaño, generalmente de carácter familiar y ámbito local. De hecho, de las casi 21.000 firmas que operaban en 2007 en nuestro país, apenas 1.800 superaban la veintena de trabajadores. Sin embargo, poco antes de iniciarse la recesión, muchas de esas empresas ya habían comenzado a integrarse en grandes grupos internacionales en busca de un paraguas que les garantizase su supervivencia.
Así lo han hecho veteranas compañías de servicios, productos y venta de maquinaria de limpieza de origen cántabro, como Evemal, hoy Casologroup, o Bisonte, convertida en Samsic Iberia. Pero la mayoría de las sociedades dedicadas a la limpieza de hogares, edificios y oficinas han quedado en tierra de nadie, enfrentadas a una doble competencia. Por un lado, la que imponen las multinacionales, que utilizan la fuerza que les brinda su tamaño para adjudicarse contratos públicos –que son los auténticos salvavidas– y, por otro, la de pequeñas iniciativas puestas en marcha por autónomos, muchas veces matrimonios, que deciden entrar en el sector de la limpieza con la intención de rentabilizar una inversión modesta en pocos meses. La irrupción de este tipo de microempresas de limpieza sin demasiada organización es muy notable desde el segundo semestre de 2008.
Laura Errea, representante de la patronal cántabra Arelca –asociación que agrupa a empresas que suman 2.500 trabajadores, aproximadamente la mitad del sector– reconoce que estas empresas ofrecen precios atractivos pero advierte que en ocasiones carecen de la suficiente especialización o no cumplen con los requisitos en materia de prevención de riesgos laborales o de seguros que la legislación vigente exige a las compañías del gremio.
A la amenaza que suponen estos nuevos competidores, grandes o pequeños, Errea añade los problemas de liquidez que afectan a la clientela de las compañías de limpieza, ya sean particulares, comunidades de vecinos o empresas.
Si hasta no hace mucho tiempo la oportunidad para todo el sector estaba en la tendencia de las industrias a externalizar aquellos servicios que no fueran estratégicos (outsourcing) y especialmente el de la limpieza, la escasez de tesorería está empujando a muchas de ellas a reasumir estas tareas con sus propios empleados, sobre todo cuando el descenso de la producción les mantiene desocupados parte de la jornada. Otras empresas –explica la representante de Arelca– no llegan a prescindir de los servicios externos de limpieza pero ajustan el gasto o recortan su duración: “Es frecuente encontrarse con clientes que han pasado de destinar cuatro horas a la limpieza a dedicarle solo dos”, dice.
No obstante, en estos últimos meses, su principal caballo de batalla, como el de todo el sector servicios, es el crecimiento de los impagados y el retraso en los cobros, lo que está haciendo que el departamento financiero gane protagonismo frente al comercial dentro de la organización de las empresas de limpieza. Y es que su aspiración inmediata ya no es crecer sino mantenerse.

Crece la bolsa de trabajo

La crisis va a servir, en cambio, para regular uno de los principales obstáculos que frenaban el desarrollo de la limpieza profesional: la escasez de recursos humanos. Durante la época de bonanza económica, las compañías de limpieza tuvieron dificultades para encontrar personal, mientras que ahora ocurre exactamente lo contrario: son tantos los candidatos que se ven obligados a hacer una prolija selección, y la bolsa de trabajo no deja de crecer.
Como consecuencia, Errea dice haber constatado en los últimos meses que la disponibilidad de los trabajadores de la limpieza para aceptar un trabajo es mucho mayor que antes y que ha descendido el nivel de absentismo laboral. En su opinión, todo ello va a repercutir en una mejora de los servicios, con una atención al cliente más directa y personalizada que en el pasado.
Al contrario que en otras profesiones, en esta los candidatos a un empleo no pueden presentar documentos que acrediten su formación, pese a que los empresarios de la limpieza llevan más de una década reclamando una especie de carnet profesional que avale los conocimientos de sus empleados. Ante tales circunstancias, la mejor arma al alcance del personal es la de mostrarse responsable y eficiente en el trabajo, ahorrando costes tanto a la empresa proveedora como al cliente.

Ampliar la gama de servicios

El pasado verano, una empresa internacional de limpieza realizó un estudio pionero para sondear la situación del sector y concluyó que nueve de cada diez directivos estaban preocupados por la formación específica de su personal y, para su contratación, priorizaban el tener conocimientos sobre determinados tipos de limpieza especializada como la eliminación de graffitis o de plagas.
No obstante, a la hora de plantearse el camino a seguir para asegurar su futuro, solo un 30% de las empresas de limpieza va a optar por especializarse, mientras que el resto prefiere diversificar sus servicios, para ofrecer mucho más que un simple fregado y añadir el tratamiento de suelos y falsos techos o el cuidado de alfombras y tapicerías, pero también para poder ocuparse del mantenimiento técnico, de la calefacción, el aire acondicionado, la seguridad o el aparcamiento. Este tipo de proveedor multiservicio ya se está abriendo paso en Cantabria.

Más productos pero menos innovación

La diversificación también se extiende a los productos con que trabaja el sector de limpiezas, aunque el aspecto más apreciado, tanto para el empresario como para el consumidor, es la ecoetiqueta que confirma el carácter biodegradable de las materias primas con las que ha sido elaborado.
La maquinaria también ha cambiado y es cada vez más rápida y eficaz, pero no son buenos tiempos para las ventas y, como ocurre en el sector automovilístico, los distribuidores se conforman con poder compensar este descenso con el aumento de los ingresos en sus servicios de reparación.
El mundo de la limpieza profesional nunca ha sido uno de los más dinámicos pero quizá la peor consecuencia de los recortes actuales sea el estancamiento de la innovación. Una prioridad que las empresas están dejando en segundo plano, preocupadas como están por adaptar su organización y servicios a un panorama tan cambiante.

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