El foro verde

O, mejor, hacemos, las dos cosas… Pero ¿cómo y de qué manera? y, sobre todo, ¿en qué medida vamos a dar prioridad a las acciones de lucha o a las de adaptación y mitigación de efectos? Porque ésa es la cuestión. Determinar en qué tipo de actuaciones vamos a gastar nuestro dinero, y no sólo el cómo y el cuánto sino, además, el cuándo, pues aquí el factor tiempo también es una variable determinante.
Hoy y aquí vamos a aceptar de plano la teoría que nos explica una aceleración en el proceso de calentamiento de la Tierra como consecuencia directa de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEIs) por causas derivadas de la actividad humana, sin matices holísticos.
Que se trata de un asunto complejo es una evidencia, y también vamos a dar por sentado que los países pobres y los países en desarrollo tienen una especie de derecho moral frente a los ya desarrollados para incrementar o, al menos, mantener sus actuales niveles de emisiones de GEIs.
Y con este escenario, ¿qué se puede hacer desde Cantabria?
Por un lado, dejar de contribuir a la emisión de GEIs. Disminuir nuestra aportación al incremento global de estos gases, para así coadyuvar con el resto de economías desarrolladas y evitar o, al menos, retrasar, las consecuencias derivadas del calentamiento planetario.
Por otro, se pueden fomentar los estudios sobre cómo afectará el cambio climático a Cantabria, estableciendo escenarios optimistas-pesimistas, fiables y científicamente contrastados, que nos sirvan para tomar decisiones adecuadas, inteligentes y que sean la base de una política coherente.
Cantabria tiene un peso relativo muy pequeño en la economía española y un peso parecido en la aportación de GEIs que realiza España. Ese pequeño tamaño, diminuto si la referencia es la economía europea y microscópico si la referencia es el planeta, nos da la medida de hasta dónde lo que haga o deje de hacer Cantabria servirá para paliar el cambio climático.
Sin embargo, los efectos derivados del cambio climático, sea por culpa de quien sea, serán de gran entidad. De tal intensidad y profundidad que muchas de las cosas que conocemos ya no volverán a ser nunca más y otras, sin embargo, serán totalmente nuevas. En unos casos habrá situaciones beneficiosas y en otros casos perjudiciales, y lo que puede ser bueno para unos quizás resulte mortal para otros.
Y ese cambio habrá que abordarlo como una oportunidad. En todos los cambios que han sido, siempre unos afectados se adaptan mejor que otros, y lo que para unos es sinónimo de tragedia y hecatombe final, para otros es el principio de un reinado o la incipiente aparición de una especie, una civilización o nuevos ecosistemas.
Por eso, si es cierto que el cambio climático se está ya produciendo y que nos va a afectar en tan gran medida como se está diciendo, lo único sensato es apostar por la prevención fiable y la adaptación eficaz.
Y dejemos las luchas para los americanos, y las demás potencias mundiales, que seguro que lo hacen mucho mejor.

Martín J. Silván
Director de Industria, Innovación y Medio Ambiente de la Cámara de Comercio de Cantabria

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