Más control informático y menos vigilantes

En un escenario de crisis económica de tan larga duración como el actual ningún sector ha escapado indemne. Y el de la seguridad no es una excepción. Por primera vez en su historia la contratación de vigilancia privada ha experimentado un retroceso, con una caída de ventas el pasado año del 4% y de un 5,8 % en el transporte de fondos. Unas cifras que quizá no parezcan muy significativas pero que reflejan el impacto negativo que la ralentización económica y el descenso del consumo ha tenido sobre una actividad siempre en ascenso desde su irrupción en nuestro país en 1977.
Más profunda ha sido la influencia que la crisis de sectores como el de la construcción ha tenido sobre aquellos aspectos de la seguridad que tienen que ver directamente con los equipamientos que acompañan a las nuevas promociones de vivienda. Sobre todo en los niveles más básicos, como la instalación de alarmas. Cualquier chalet de gama media suele incluir un sistema de seguridad, una actividad prácticamente monopolizada por firmas ligadas a grupos constructores y por las grandes empresas del sector, cuya agresividad comercial ha forzado a las pymes que operan en este campo a buscar sus propios huecos en el negocio de la seguridad pasiva. Pero la drástica caída del sector inmobiliario ha tenido el efecto de obligar a esas grandes empresas a buscar otros nichos de mercado, haciendo todavía más necesaria la especialización hacia la que ya se habían orientado las empresas que mejor están soportando los embates de la crisis.

Hacia la integración de sistemas

Es el caso de firmas como Sistema 1, que no sólo no ha acusado los efectos de la atonía económica general sino que fue capaz de crecer el año pasado un 12%, generando empleo y reforzando el área de telecomunicaciones.
La clave de estos resultados se debe a su sólida implantación en un área específica de trabajo, la que tiene que ver con soluciones integrales para la seguridad de edificios públicos, hospitales, residencias y hoteles. Desde su especialización inicial en protección antiincendios, la empresa de Maliaño ha ido incorporando servicios y orientando su actividad hacia la integración de sistemas. Un buen ejemplo es la instalación realizada en el Palacio del Mueble, actual sede de la Consejería de Obras Públicas, que dotó al edificio de sistemas de seguridad, climatización, iluminación y comunicaciones controlados conjuntamente a través de una sola central. Todas las constantes vitales del edificio y de todas las posibles incidencias que pueden darse se manejan con el mismo software.
Este trabajo podría tener continuidad en otros centros de la Administración regional, como la futura sede de la Consejería de Educación que se construirá en la calle General Dávila, y se ha materializado ya en el Palacio de Justicia de Torrelavega. La integración de sistemas, aprovechando la conectividad que ofrecen las telecomunicaciones, está también en la base del proyecto que Sistema 1 va a ejecutar en el futuro parking de Castro Urdiales, que será el de mayor capacidad de Cantabria.
Otro de los rasgos que definen a las empresas cántabras que mejor están capeando el temporal es su capacidad para ser competitivas más allá de su región de origen. Algo que Sistema 1 tiene probado en los 15 años que lleva trabajando fuera. De la mano de Ascan, la firma de Maliaño ha instalado recientemente los sistemas de seguridad y control del segundo parking más grande de Polonia, situado en la ciudad de Cracovia. Ese trabajo les ha permitido darse a conocer en un país donde ha encontrado un buen mercado potencial. “Ni todas las oportunidades de negocio están aquí –señala su gerente, Casimiro Rodríguez– ni están donde estaban. Hay que salir a buscarlas”, concluye.
Rodríguez apunta otra de las estrategias que aplican para aprovechar toda la potencialidad de la empresa: “Nos estamos apartando un poco de las soluciones de constructora para ir directamente al cliente final y resolver sus necesidades”. Una orientación que les convierte en consultores en seguridad y control de edificios más que en una empresa instaladora al uso.

El futuro pasa por la biometría

También la especialización, pero en el control de accesos, ha sido la clave de Setelsa para hacer frente a la caída de la actividad económica. Los efectos de la recesión los ha sentido más en los riesgos de impagos que en el descenso de la carga de trabajo. “El de la seguridad en edificios es uno de los sectores que menos ha notado la crisis, sobre todo en nuestro mercado que son las grandes empresas”, asegura su director, Enrique Gómez Cosío.
Esa especialización en lectores y terminales para control de accesos y en la gestión de esos sistemas la ha mostrado en Sicur, la feria internacional sobre seguridad que se celebró en marzo en Madrid. A ella acudieron con una terminal propia de autoacreditación que permite reducir los tiempos de tramitación y los recursos humanos que se destinan a la gestión de visitas a un recinto. El terminal, de aspecto similar a un cajero bancario, está dotado de una pantalla táctil, además de todos los elementos necesarios para su identificación: lectores de documentos de identificación, lectores biométricos, cámara de CCTV y expendedor de tarjetas de acreditación.

El mapa de la mano

La opción más avanzada de cuantas ofrece el diseño realizado por los ingenieros de Setelsa reside en el control biométrico. Su terminal registra el mapa de las venas de la palma de la mano, sin que sea necesario posarla sobre el escáner. Se genera así un banco de datos que servirá para la identificación de la persona que desea acceder al recinto, algo especialmente interesante cuando se trata de visitantes que lo hacen con frecuencia.
El uso y archivo de esa información está regulado por la Ley de Protección de Datos pero, para evitar cualquier suspicacia de quienes no desean que sus rasgos biométricos queden almacenados en un banco de datos, el sistema ideado por Setelsa los guarda en el chip de una tarjeta inteligente que queda en poder de la persona y que servirá para su posterior identificación. El terminal se limitará a comprobar que los datos de la mano que escanea se corresponden con los almacenados en la tarjeta que se le muestra en el momento de acceder al edificio.
Esta lectura de la mano es la modalidad más utilizada en biometría, relegando a otros sistemas como la lectura del iris o de la huella dactilar; en este último caso por las imprecisiones que puede acarrear si el lector o el dedo no están suficientemente limpios –puede funcionar bien en entornos de oficinas pero no tanto en un taller–. Pero el futuro de la biometría no pasa tanto por estos sistemas como por el reconocimiento facial, una tecnología de la que ya empiezan a existir prototipos experimentales.
En Cantabria todavía no se aplica para el control de accesos ningún sistema biométrico. El intento de la Administración cántabra de utilizar la lectura de la palma de la mano para sus funcionarios produjo un fuerte rechazo por parte de los trabajadores. Lo más utilizado por las empresas para evitar el fraude a la hora de fichar, son las cámaras.

Centralización del control del AVE

Las soluciones de Setelsa para la gestión técnica de edificios le ha llevado también a apoyarse en los nuevos sistemas de telecomunicaciones, que permiten centralizar las tareas de control que antes se llevaban a cabo de manera individualizada. Un ejemplo son los edificios técnicos repartidos por la red viaria del AVE. Se trata de pequeñas construcciones que albergan los equipos de control de cada tramo de las líneas de alta velocidad y en los que, periódicamente, deben entrar técnicos de mantenimiento. La firma de Guarnizo ha instalado un sistema que permite controlar desde un puesto central situado en la estación de Atocha el acceso del personal de Renfe a estos edificios, utilizando para ello las redes de comunicación del propio ADIF (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias). Setelsa ha instalado este sistema en el tramo del AVE Madrid-Lérida y ahora lo está haciendo en el Madrid-Valencia.
Tanto el desarrollo de la biometría como la integración de sistemas, son dos de las líneas de trabajo sobre las que descansa el futuro del sector de la seguridad, en el que cada vez son más relevantes las nuevas tecnologías. Solo empresas capaces de no perder el paso en esa continua innovación tendrán asegurado un hueco en el mercado de la seguridad privada.

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