El capital riesgo apuesta por la tecnológica Acorde

Najeti Capital, una sociedad francesa de capital riesgo especializada en nuevas tecnologías, y Sepides, la filial de la SEPI que promueve iniciativas privadas que generen empleo, han invertido 1,5 millones de euros para que la empresa cántabra Acorde pueda acometer nuevos proyectos. Cada una de ellas ha tomado un 16% del capital tras examinar al detalle las cuentas, las perspectivas inmediatas de negocio y los proyectos que ha realizado desde su origen en 1999.
El presidente de Acorde, el catedrático de la Universidad de Cantabria José Luis García, asegura que les atrae el alto nivel tecnológico de la empresa cántabra y sus posibilidades de crecimiento, que les llevan a confiar en una expansión rápida. De hecho, calculan que Acorde superará los doscientos trabajadores en 2009 y parece lógico que no esperen menos de una compañía que arrancó con media docena de empleados, el año pasado tenía veinte, hoy supera los cincuenta y llegará a setenta antes de finalizar el año.
Casi tanto como el personal ha crecido la cifra de negocio, a un ritmo anual del 50%. La causa de semejante evolución es el incremento de la actividad exportadora. A principios de 2004, Acorde no tenía imagen en el exterior. Hoy está a punto de abrir delegaciones en Dubai y Estados Unidos, que se sumarán a los representantes que ya tiene en Israel, India, Singapur, Irán, China, Indonesia y Hong Kong. El crecimiento simplemente es el resultado de la proyección internacional de su trabajo.
El punto de inflexión que convirtió esta empresa nacida en la Universidad de Cantabria en una firma internacional, fue su presencia en una de las ferias más importantes del mundo en tecnologías de comunicaciones por ondas, que se celebra anualmente en Washington. Allí acudió en febrero de 2004 para mostrar sus equipos para satélite, telecomunicaciones y defensa. Un año después, eran los fabricantes más importantes del mundo los que desfilaban frente a su stand para interesarse por el sistema de conexión a Internet de banda ancha que Acorde ha diseñado para trenes o aviones en movimiento. Desde entonces, han ido surgiendo acuerdos, grandes ofertas –algunas de un millón y medio de euros–, y el encargo de proyectos y productos a medida que hoy son su punto fuerte.
Acorde necesitaba salir de Cantabria, y de España en general, para liberarse de la estrechez del mercado local, tan angosto que un sólo cliente absorbía la mitad de sus ventas. No obstante, José Luis García reconoce que la apertura internacional “ha roto todos los moldes” previstos por la empresa.
Pero el salto internacional necesitaba un mayor músculo financiero y la empresa ha buscado financiadores para acceder a una dimensión superior. La inyección de capital que acaba de recibir de Najeti y Sepides lo destinará, principalmente, a la compra de equipos y a la contratación de investigadores y directivos. La empresa ha crecido tanto que no cabe ya en las instalaciones del Centro de Desarrollo Tecnológico de la Universidad de Cantabria, por lo que se han visto obligados a alquilar un par de locales frente a la Escuela de Caminos. Ahora espera la puesta en marcha del Parque Científico y Tecnológico donde piensa levantar un edificio de 2.000 m2 antes de concluir el verano del año próximo. Allí podrá reagrupar, de nuevo, sus oficinas y laboratorios.

Banda ancha

A lo largo de los seis años de vida, la actividad de Acorde se ha diversificado, por lo que hoy son muchos los proyectos que esperan recibir un empujón con el dinero invertido por sus nuevos socios financieros.
Aunque ahora ya existe alguna empresa extranjera que desarrolla sistemas similares, Acorde fue la primera en encontrar una solución para navegar por Internet en banda ancha desde trenes de Alta Velocidad. A estas alturas, ya ha fabricado el segundo prototipo y se dispone a acometer una preserie industrial. Su objetivo es generalizar el sistema en otro tipo de transportes, entre ellos, los vehículos que portan antenas parabólicas para la conexión por satélite, ya que varios fabricantes han pedido su colaboración para convertirlas en auténticas antenas móviles.
Estas pequeñas estaciones terrestres que van a bordo de furgonetas o todoterrenos se utilizan para grandes acontecimientos deportivos, como las carreras ciclistas. Pueden ser transportadas y apuntar al satélite cuando el vehículo se detiene o llega a su destino, pero el objetivo es conseguir que sean móviles y estén operativas en todo momento, para lo cual deberían ser capaces de comunicarse continuamente con el satélite mientras el vehículo circula, lo cual exige una permanente reorientación de la antena, para no perder la cobertura en cada curva o en cada cambio de rasante. La conexión vía Internet diseñada por Acorde aplicada a un coche de este tipo podría servir, por ejemplo, para recibir imágenes sobre infracciones de tráfico mientras son captadas desde un helicóptero.
Otro desarrollo de banda ancha en el que tampoco tienen competencia en España, y apenas en Europa, es un sistema de repetidores de radio sobre fibra óptica para la tercera generación de comunicaciones móviles. Se trata de un equipo que transporta la señal UMTS a través de fibra óptica hacia una unidad central y, desde allí, hacia 16 terminales remotos que pueden instalarse en centros comerciales, aeropuertos, túneles e, incluso, en las cabinas y farolas de una ciudad como Santander.
Frente a la telefonía celular convencional, basada en grandes estaciones colocadas en los tejados, las terminales de este sistema son más pequeñas y baratas y tienen una potencia menor, lo que mitiga los problemas de emisiones radioeléctricas, frecuente motivo de queja para los vecinos.
El equipo está homologado por Telefónica, que ya ha comprado alrededor de cuarenta unidades que va a instalar en los túneles del AVE Madrid-Zaragoza. La operadora de telefonía también ha adjudicado a Acorde la mitad de las compras futuras que haga de este tipo de equipos. El resto será para la empresa canadiense Andrew.
Como ha sucedido con la conexión a Internet para trenes y aviones, el proyecto ha traspasado las fronteras nacionales y el primer fabricante chino de cable de fibra óptica, YCIG –Yangtze Communications Industrial Group–, con sede en Wuhan, quiere vender los productos de radiofrecuencias de Acorde en el mercado asiático y desarrollar conjuntamente un proyecto para adaptarlo desde el estándar europeo al chino y al americano.

Comunicaciones militares

Empresas chinas, indias y las dos compañías europeas más importantes en materia de defensa también han mostrado su interés por otro de los proyectos de Acorde para la comunicación por satélite que, a corto plazo, podría generar pedidos por importe de tres millones de euros. Esta vez es un equipo para la transmisión de datos e imágenes a través de la banda Ka, una frecuencia nueva y muy alta –de treinta gigaherzios– que comienza a utilizarse para hacer frente a la saturación de otras bandas.
En el campo de las comunicaciones militares, Acorde fabrica equipos para amplificar la señal recogida a través de cámaras fotográficas o infrarrojos por los UAVs –pequeños aviones espía no tripulados– y después transmitirla a la tierra.
La Unión Europea es otra fuente inagotable de trabajo y, de hecho, el CDTI, Centro de Desarrollo Tecnológico del Ministerio de Industria ha destacado a Acorde, junto a otras cinco empresas españolas, por su grado de participación en proyectos europeos. Actualmente intervienen en seis y, de ellos, quizá el más importante sea el GREAT, enmarcado en el programa europeo de navegación por satélite Galileo.
El catedrático José Luis García advierte que los proyectos europeos muchas veces se convierten en nuevos productos, como el que acaban de desarrollar para el fabricante de helicópteros Eurocopter, con participación de la empresa francesa Dassault Aviación. El sistema consiste en sensores de vibración que permiten eliminar los cables que comunican la cabina del piloto y sustituirlos por radiocomunicaciones, y ya ha sido probado de forma experimental en Marsella.

De cuna cántabra

Pese a su expansión internacional, Acorde no olvida su nacimiento como spin-off de la Universidad de Cantabria y mantiene su vinculación con la Escuela de Ingeniería de Telecomunicaciones a través de la contratación de sus titulados. La Universidad sirve de cantera de nuevos talentos que, primero, reciben formación interna dentro de la empresa y, después, se incorporan a ella siempre que logren demostrar su valía en el tiempo que hacen méritos y aprenden como becarios.
El presidente de Acorde destaca que la Universidad ha jugado un papel importante en su evolución y también Sodercan que, al margen de las ayudas, “ha dado credibilidad a una empresa que era desconocida”, dice José Luis García.
Junto al Gobierno regional siguen desarrollando proyectos como Cantabria en Red, por el que acaban de recibir el premio de la plataforma europea eMobility, en reconocimiento a su labor para fomentar el uso de Internet en Campoo. Para el presidente de Acorde el éxito de esta iniciativa ha sido “espectacular” porque ha sabido generar interés en municipios que antes no tenían ninguna prisa por conectarse a la red y que ahora podrán hacerlo con una velocidad de conexión comparable a la del ADSL de Santander.

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