El software que controla los programas de investigación
Semicrol hace ya ocho años que reorientó su estrategia, apostando por la especialización, y en estos momentos no solo gana clientes cada mes sino que todos ellos están fuera de Cantabria.
La apuesta de Semicrol se centró en el desarrollo de un software para un área muy específica, la gestión de fundaciones e institutos de investigación. La oportunidad y el acierto en el diseño de su producto ha convertido a la firma cántabra en una referencia nacional en este campo y prácticamente todas las grandes instituciones investigadoras del país utilizan ese software. Entre sus 60 clientes se encuentran la Fundación Botín; la Fundación de Investigación Universitaria de la Complutense, que cuenta con cerca de dos mil investigadores; la Rafael del Pino; las fundaciones de investigación biosanitaria de los trece hospitales de la Comunidad de Madrid y las vinculadas a las redes hospitalarias de Valencia y Andalucía. Todas ellas utilizan la aplicación de Semicrol para gestionar los proyectos de investigación, desde su planificación a la documentación aneja, los hitos, los eventos públicos o el consumo, en tiempo real, de cada partida presupuestaria.
Uno de los éxitos más recientes de la empresa cántabra es la implantación de su software en el centro de investigación vasco CIC Nanogune, uno de los más importantes del país en nanotecnología. Actualmente, Semicrol está instalando su aplicación informática en el Instituto de Oncología de la Vall d’Hebron, en Barcelona.
Todo ello ha animado a la empresa cántabra a explorar el mercado hispanoamericano, comenzando por el Servicio de Salud de Perú y por Méjico.
La clave para la internacionalización está en disponer de una herramienta válida en diferentes entornos y de ahí que Semicrol se haya centrado en el campo de los ensayos clínicos, un área que, al estar regulada por la Organización Mundial de la Salud, utiliza los mismos protocolos en cualquier lugar del mundo.
La empresa va a extender ahora su actividad al campo de los implantes, tras haberse convertido en socio tecnológico de una multinacional norteamericana.
