Señor de los Temblores; celebración, símbolo y devoción popular en el corazón del Perú
La figura del Señor de los Temblores representa una fusión única entre espiritualidad, historia y expresión cultural en los Andes. Cada Lunes Santo, la ciudad de Cusco se transforma para rendir homenaje a esta imagen venerada, que desde el siglo XVII ha sido considerada símbolo protector frente a terremotos, epidemias y catástrofes.
Su piel oscura, su cabellera natural y su corona tejida con flores andinas encapsulan la identidad cusqueña. Más que una procesión, se trata de un acto colectivo de fe que recorre el corazón de la ciudad, atrayendo a fieles, visitantes y estudiosos del patrimonio inmaterial andino.
Una imagen con historia y significado profundo
El Señor de los Temblores fue originalmente conocido como “Señor de la Buena Muerte” y su historia se remonta a 1650, cuando un fuerte terremoto sacudió Cusco y la imagen fue sacada en procesión. Según la tradición, los temblores cesaron tras su exposición pública, lo que fortaleció su culto. Desde entonces, su presencia se ha vinculado a la protección ante desastres naturales y epidemias, siendo proclamado Patrón Jurado del Cusco y declarado Patrimonio Cultural de la Nación.
De estilo gótico tardío, la escultura fue confeccionada con tela encolada, yeso, madera y maguey. Presenta rasgos andinos y un color oscuro atribuido al humo de las velas y la resina del ñujchu. Entre sus accesorios destacan más de 300 sudarios bordados, clavos de oro con esmalte rojo, coronas de metales preciosos y una cruz negra adornada con cantoneras doradas.
Las celebraciones comienzan con misas en quechua y cantos tradicionales al interior de la Catedral de Cusco. Luego, la imagen del Señor de los Temblores recorre las calles principales acompañada por pututeros, músicos y sahumadores, mientras los fieles lanzan pétalos de ñujchu, una flor andina con forma de cruz.
El cierre tiene lugar en la Plaza de Armas, donde la imagen se inclina ante la multitud, suenan las sirenas de los bomberos y repica la campana mayor en un acto solemne que renueva la devoción colectiva.
Consejos prácticos y vivencias complementarias
Para disfrutar plenamente de la festividad del Señor de los Temblores, se recomienda reservar alojamiento con antelación, revisar el itinerario y situarse en zonas clave como la Calle Mantas o la Avenida El Sol. Durante la jornada, es habitual degustar platos tradicionales como chupe de camarones, trucha frita o empanadas cusqueñas en mercados y restaurantes del centro.
Además, la experiencia puede completarse con recorridos a Sacsayhuamán, el Templo de la Compañía o el Coricancha. Estar alojado en hotel Cocatambo, ubicado a escasos pasos de la Plaza de Armas de Cusco, permite acceder cómodamente al punto neurálgico de la procesión, disfrutar de un entorno tranquilo y contar con servicios útiles como consigna de equipaje, atención 24/7 y traslados bajo solicitud.
Año tras año, esta celebración continúa despertando emoción y respeto, consolidándose como una de las expresiones de fe más representativas de la identidad cusqueña.