Empieza la pugna por los megavatios

Los 1.400 megavatios de generación eólica que ha sacado a concurso el Gobierno cántabro en teoría son suficientes para satisfacer las pretensiones de un gran número de empresas pero, en la práctica, solo satisfará las pretensiones de siete grupos y quizá de menos, si alguno de ellos se queda con más de una de las grandes demarcaciones. Eso provoca mucho nerviosismo, presiones y la aparición de todo tipo de intermediarios, comisionistas y valedores. Es mucho lo que hay en juego en una inversión de 1.500 millones de euros y tanto o más lo que el Gobierno pretende obtener a cambio.
El anterior consejero de Industria había dejado entrever a las grandes compañías de generación eólica que ellas serían las agraciadas en el concurso y no ocurriría como en Galicia, donde prácticamente se quedaron sin nada, mientras que pequeñas compañías locales, constructoras y consultoras que nunca habían tenido nada que ver con los parques eólicos se hacían con las concesiones. Un polémico reparto, decidido por el Bloque Nacionalista Galego, que aún hoy colea ya que, como era de prever, varios de los adjudicatarios no tenían interés alguno en explotar la autorización y su objetivo era venderla a las empresas realmente eléctricas, con un saneado beneficio.
A día de hoy, sin embargo, los grandes del sector ya no están tan seguros de lo que pueda deparar el concurso cántabro. Saben que las presiones serán muy grandes y la mayoría buscan aliados locales para tener abiertas todas las puertas.
Entre los más activos se da por seguro que se presentarán al menos treinta concurrentes, entre los cuales no sólo habrá empresas eléctricas, sino también constructoras, ingenierías, entidades financieras (entre ellas, Caja Cantabria) y fábricas de todo tipo.
En principio, pueden darse por seguras, además de las grandes eléctricas, las constructoras cántabras más importantes, casi todas ellas en alianza con grupos nacionales o internacionales del sector eólico, como es el caso de SIEC, que acude de la mano de la multinacional chinogermana Vensys.
Cada uno de los grupos concurrentes tendrá que acudir con un proyecto industrial o de I+D bajo el brazo. Ya se conoce el de Vestas, uno de los más importantes fabricantes de aerogeneradores, que está dispuesto a hacer un centro de investigación en el PCTcan.
Esta revista desvelaba en el número anterior que Vensys está dispuesta a construir una fábrica de montaje de generadores –el conjunto más importante de los molinos– en el Puerto de Santander. Pero no será la única. Otra gran multinacional, LM Glasfiber, fabricante danesa de palas y líder mundial del sector, también pretende el mismo espacio del Puerto (los antiguos terrenos de Campsa) para hacer otra fábrica, en su caso de aspas.
La compañía danesa ya tiene otros tres centros de trabajo en España, un país donde ha colocado buena parte de su producción, aunque algunos de ellos no atraviesan por un buen momento como consecuencia del descenso de pedidos, como le ocurre a la planta de Ponferrada, donde presentó en abril un ERE que afectaba a 500 operarios.
Las instalaciones de LM requerirán un gran espacio, si se tiene en cuenta que las palas llegan a medir 60 metros de longitud, y una plantilla de alrededor de 150 operarios, ya que se trata de tareas de gran precisión que siguen requiriendo mucha mano de obra.
Otro gigante de la maquinaria, Alsthom, también prepara un gran proyecto industrial.

También las empresas locales

Entre las empresas locales, Sniace acudirá avalada con su futura planta de bioetanol y con un centro de investigación; el Grupo constructor Bolado ofrecerá investigar sobre las posibilidades de hacer las torres de los aerogenerador de hormigón, para sustituir a las metálicas con un coste inferior, y la ingeniería Apia, además de sus investigaciones en materia de aerogeneradores marinos, probablemente se haga cargo del proyecto para construir un gran taller de mástiles en Mataporquera presentado por un grupo leonés al que la crisis de algunos clientes le ha generado tensiones de liquidez.
E.ON España, que compró Viesgo a Enel, también quiere participar en el reparto y presentará un proyecto centrado en tres puntos estratégicos: la mejor tecnología eólica, un plan industrial que no ha explicitado, aunque sí se sabe que sería implantación inmediata, y un proyecto de investigación destinado al desarrollo de la tecnología eólica marina.
La pretensión del Gobierno cántabro de aprovechar el concurso del Plan Eólico para convertir a la región en un referente mundial en otra energía eólica, la que se produce en el mar, va a conducir a muchos de los concursantes a este terreno, aunque por el momento, la mayoría de los proyectos siguen siendo guardados con el mayor secreto, para evitar que sean replicados por otros competidores. Todos ellos se conocerán públicamente a finales de año o comienzos de 2010. Será como abrir una insólita montaña de regalos de reyes, pero habrá que elegir y eso puede generar muchas decepciones y no pocos enfados.

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