Yates compartidos

En Santander hay pasión por el mar, por la bahía y por la navegación». Con estas palabras, el presidente de la Autoridad Portuaria, José Joaquín Martínez Sieso, daba la bienvenida a la región a Fanautic, un club náutico con varias sedes en España, que ha escogido Santander para abrir su primera delegación en la fachada cantábrica.
Se trata de un concepto adaptado de lo que en la cultura anglosajona se conoce como time sailing, o lo que es lo mismo, navegar por horas. Esta idea se recogió hace algo más de dos años en Mallorca, desde donde se ha extendido a Barcelona, Castellón, Valencia y Málaga; todos ellos, puertos con una climatología semejante, de temperaturas suaves casi todo el año. La particularidad de la costa norte, con condiciones mucho menos benévolas fuera de los meses de verano, será el principal hándicap para quienes presentaron la marca un lluvioso día de principios de noviembre en la rehabilitada sala de bombas del Dique de Gamazo. Al acto acudieron también el alcalde de Santander, Íñigo de la Serna y regatistas como Fernando Echavarri.
Inclemencias meteorológicas al margen, el club trata de captar a personas con curiosidad por el mar o experiencia en la náutica que ven los costes de una embarcación o de un amarre como un obstáculo insalvable para practicar este deporte.
Así ejemplificaba Diego Orallo, representante de Fanautic, el atractivo de la marca para sus potenciales clientes: «Lo mismo que no es necesario tener un campo para jugar al golf, tampoco hace falta un barco para ir a navegar». Los socios, por el hecho de pagar una cuota mensual, «podrán navegar siempre que lo deseen, sin tener que preocuparse del amarre, del seguro o del mantenimiento».
Fanautic se instalará en el puerto deportivo Marina del Cantábrico, de Raos, y pondrá a disposición de sus socios veleros de entre 10 y 12 metros de eslora y lanchas de seis a ocho metros. Aunque en la puesta en marcha del club aún quedan por cerrar bastantes flecos, los responsables cotejan cifras de sus otras sedes para ofrecer una aproximación de lo que se ofertará en Santander, aunque no está definido ni el número de embarcaciones que va a tener ni las cuotas, porque varían las condiciones de los puertos. Sí se atreven a avanzar que pueden ser más bajas que en otros emplazamientos, porque los amarres son bastante más baratos que en Mallorca. Por el momento, se baraja una cuota de entre 100 y 400 euros mensuales, dependiendo del tipo de embarcación y los días de uso a los que pretenda optar el asociado. Una cuantía relativamente accesible si se tiene en cuenta que un velero en propiedad puede superar los 200.000 euros.
Fanautic ofrecerá varias fórmulas de asociación al club, con distintas cuotas, que servirán para hacer entre tres y siete salidas mensuales. Paralelamente, se ha diseñado un programa de actividades que incluyen desde regatas entre los socios hasta cursos de pesca, pasando por instrucción en navegación nocturna o catas marinas.
Sergio López, el socio de Fanautic en Cantabria, se encargará de la gestión de la base de Raos y hace especial hincapié en el componente social: «Esto no es un negocio náutico sino un club. Aquí venimos a relacionarnos, a aprender y a aprovecharlo durante todo el año”.
Internet jugará un papel muy importante en esta relación social. Además de informar a los socios y conectarles entre sí, éstos podrán gestionar sus reservas a través de un sistema online. Fanautic también se plantea lanzar una herramienta para que sus clientes puedan aprovechar la red de puertos del club a nivel nacional, promoviendo un turismo especializado, semejante al que mueven otros deportes, como el golf.

Aprender y compartir gastos

El desembarco del club en Cantabria responde al empeño personal de un emprendedor local, Sergio López, por encontrar un nicho de mercado en el que poder aprovechar su afición por la náutica.
El club es la manera de que los asociados compartan los elevados gastos que genera un barco deportivo, pero también abre oportunidades para los propietarios. En puertos deportivos como el de Puertochico hay muchos amarres cuyos dueños rara vez salen de los límites de la Bahía, bien por inseguridad, bien porque no les resulta necesario. A esos propietarios quiere proponerles la cesión ocasional de su barco a Fanautic, de forma que ellos puedan seguir navegando durante todo el año compartiendo su uso con otros aficionados, y obtener así unos ingresos con los que compensar buena parte de los gastos que acarrea el barco.
El club va a resolver otro problema con el que se enfrentan los aficionados, la formación para manejar una embarcación, proporcionándoles las habilidades necesarias para que pronto puedan navegar con la mayor autonomía posible, y colaborará con academias de navegación para la obtención de las titulaciones.
Para cumplir con todos estos requisitos, Fanautic necesitará dotarse de personal que se haga cargo de las funciones de limpieza, mantenimiento y gerencia, así como de al menos una persona capaz de instruir a los socios que lo necesiten.

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