La boutique de al Marihuana

Es la historia de dos amigos de toda la vida que han encontrado su particular gallina de los huevos de oro: el Doctor Cogollo, una franquicia única en España, dedicada a la venta de semillas de marihuana y de pastillas de éxtasis fabricadas con productos legales de origen natural. En dos años han pasado de una pequeña tienda en Valencia a 27 establecimientos por todo el país que, en breve, se convertirán en 31. El éxito de la marca, creada en la capital levantina por dos santanderinos, sorprende a sus propios mentores –Miguel Pellón y Luis Sierra– quienes aseguran que los franquiciados están recuperando sus inversiones en apenas seis meses. Unos plazos de amortización que han motivado el interés de los gurús de las franquicias, la firma Tormo & Asociados.
La apertura de una tienda en Santander ha levantado curiosidad y expectación, especialmente entre el colectivo de fumadores de cannabis que por lo general utilizan el correo para aprovisionarse de toda la parafernalia necesaria para cultivar una afición que no es del todo legal (la ley no permite la comercialización de la marihuana) aunque tampoco es del todo ilegal (está autorizado el consumo).
Juan Carlos Pavón, un joven de 24 años y aspecto informal se ha convertido en el primer franquiciado cántabro de la marca al abrir una tienda en el centro de Santander donde exhibe, entre otros productos, una curiosa colección de pócimas excitantes elaboradas a base de cáñamo. Un paraíso para el fumador clandestino que no duda en salir del armario para adquirir sus caprichos. Pavón asegura que la afluencia de público prácticamente ha agotado las existencias de la tienda a las tres semanas de abrir.
El secreto de Doctor Cogollo reside en una insólita oferta de productos, derivados del cáñamo muchos de ellos, concebidos para proporcionar placer y estímulo. Pese a lo llamativo de la denominación de las bebidas y pastillas, todos los ingredientes que contienen son legales. De hecho, el cáñamo que se utiliza en los productos no contiene el THC, componente activo de la marihuana que es el que proporciona el efecto narcótico. Las piruletas de hojas de marihuana, los chicles de cannabis o el vodka con cáñamo no contienen droga. No es el caso de las semillas de marihuana que son auténticas porque la ley no impide su venta, aunque está prohibido cultivarlas, un uso obvio para el comprador, pero sobre el cual la tienda declina cualquier responsabilidad. “Las leyes se hacen con las mejores intenciones y tenemos un interés muy grande en cumplirlas”, asegura Pellón, uno de los fundadores de la franquicia.

La venta de semillas

Una gran parte del negocio descansa en la venta de estas semillas y los utensilios para su cultivo y consumo. En la tienda de Santander se ofrecen quince tipos diferentes de semillas de maría –que generalmente proceden de Holanda– con precios que oscilan entre las 2.000 y las 16.000 pesetas, dependiendo de su calidad. Una de las variedades más caras es la Jack Herer –mil pesetas por semilla– una hibridación múltiple de fórmula “más secreta que la Coca-Cola” obtenida tras largos años de ensayos. En el lote de oferta de semillas también se ofrece la AK-47, una auténtica bomba de precio similar a la anterior y cuyo olor –advierten– puede atraer la atención de los vecinos. Para evitarlo, la propia tienda vende un neutralizador de olores que disimula el aroma de las plantas. Otras, de precio más modesto –ocho mil pesetas la bolsa de semillas– como la White Window se promocionan con el gancho de que producen un “maravilloso globo”. Por solo dos mil pesetas puede cultivarse la Sensi Skunk “cogollos fuertes casi sin hojas” de sabor y aroma intensos.
Todo está previsto. Para los inexpertos existen a la venta videos con las indicaciones de cultivo y toda una fauna de productos añadidos entre los que destacan fertilizantes, hormonas de enraizamiento, navajas podadoras, medidores de PH e insecticidas biológicos. Junto a estos productos hay una completa selección de pipas de fumar cannabis, liadoras de cigarrillos, balanzas y dosificadores. También se pone a la venta un kit de cultivo en interior, una especie de lámpara de rayos UVA de sorprendente demanda, a pesar de que cuesta diecisiete mil pesetas.

Felicidad en cápsulas

La sección de alimentos complementarios ofrece pastillas que provocan risa y distorsiones visuales, cápsulas que prometen hilarantes emociones y complejos vitamínicos que ayudan al cuerpo a resistir toda la noche de marcha. Todas ellas “buscan en productos legales, como la taurina y el ginseng, los efectos que provocan los compuestos químicos pero los ingredientes son legales y sanos”, asegura Juan Carlos Pavón.
La botella de Oxígeno líquido que se vende en la tienda “no tiene más que un 10 por ciento de oxígeno, el resto es agua. Provoca el mismo efecto que un RedBull pero sus ingredientes son más sanos”, explica. De esta manera es posible adquirir, por ejemplo, unas pastillas de Kriptonita, un compuesto estimulante similar a la anfetamina; o unas cápsulas de Yellow Jacket, la alternativa a las centraminas. La selección de estimulantes y éxtasis es amplia: los hay de efecto rápido como el Fast Forward, The Force (para pasar una buena tarde) o el Exiter (el éxtasis más potente del mercado). Climax es un estimulante sexual y el Magic Dreams “te acerca al mundo de la sensaciones tentadoras”, según el catálogo.
También se vende un compuesto que elimina la resaca, The Remedy, e incluso una crema de cannabis para la cara y un champú y un gel de manos de la misma composición. Cerveza Nirvana, vodka en spray o un refresco de Cannalima, son algunos de los productos más llamativos de la firma. Para los golosos, se comercializan unos corazones de gominola “que te ponen a cien” gracias a un combinado de taurina, guaraná y cafeína.

Cómo nace Doctor Cogollo

El lema de los jóvenes empresarios cántabros parece ser el de que sólo el que arriesga triunfa. Aunque los comercios de productos derivados del cáñamo funcionan desde hace años en las calles de las ciudades europeas, nadie podía predecir que el mercado español acogiese con tanto éxito el modelo. Miguel Pellón (30 años) y su socio Luis Sierra (26) decidieron correr el riesgo de importar el modelo a España. Los dos jóvenes, amigos de toda la vida, ya acumulaban cierta experiencia previa a Doctor Cogollo. No ha sido su única incursión en el mundo de los negocios pero sí, con diferencia, la más rentable. Pellón comenzó su carrera en Santander, con una tienda de camisetas en la cuesta de la Atalaya que abandonó para trasladarse en Canarias en compañía de su socio Luis Sierra. Allí abrieron un nuevo comercio que no dio los frutos esperados y que les llevó hasta Valencia donde decidieron establecerse y cambiar de sector para probar suerte con un negocio que florecía en otros países. “Nuestra franquicia es novedosa, pero este tipo de tiendas es muy habitual en Europa. Nosotros hemos variado ligeramente el esquema para unificar en el misma tienda todo lo relacionado con el cultivo de la marihuana y la parafernalia que la acompaña, dos parcelas que en otros lugares se reparten en dos tipos de comercio diferenciados”, explica Pellón.
Confiaron en su intuición y abrieron una tienda en Valencia, de la que todavía son propietarios, a la que siguió otro establecimiento en Alicante. No hizo falta invertir en publicidad; el boca a boca funcionó a la perfección y las ventas subían como la espuma. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que podían rentabilizar mucho más deprisa su acierto. Nació así la franquicia Doctor Cogollo que en veinticuatro meses ha extendido su formato a 27 ciudades españolas tan dispares como Oviedo, Zaragoza, Salamanca, Málaga, Gandía, Barcelona, Logroño, Granada o Ciudad Real. “En breve sumaremos 31 tiendas. De momento somos pequeños pero nuestro crecimiento está sorprendiendo a mucha gente”. “La expansión es brutal, se están abriendo entre cuatro y cinco comercios al mes”, añade Pellón. Murcia, Córdoba, Madrid, Manacor e Inca (Mallorca) y Alcoy (Alicante) son las próximas localidades en las que se implantará la franquicia.
Pese a lo poco convencional que resulta el negocio, los franquiciados pertenecen a un variado espectro social. “Tenemos de todo: abogados, guardias civiles… gente muy seria. En general buscamos un perfil emprendedor, con iniciativa”, confiesa Pellón.
Los inventores de Doctor Cogollo se han convertido en mayoristas exclusivos de sus tiendas a las que surten desde un almacén de Valencia. Prácticamente el 95% de los productos que venden proceden del extranjero; la mayoría de sus proveedores están en Francia, Irlanda, Holanda e incluso en La India. Pero, pese a que han alcanzado el éxito lejos de su tierra Miguel Pellón confiesa que con el tiempo a él y a su socio les gustaría trasladar la sede central de Doctor Cogollo a Santander. Volver a casa.

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