Calidad en Dependencia abre un centro geriátrico en Cayón

Ni los contratiempos económicos ni los retrasos en la aplicación de la Ley de Dependencia pueden negar la evidencia de que aún estamos lejos de completar la red de residencias para mayores. De hecho, y a pesar de que el Gobierno ha frenado sensiblemente la concertación de plazas, buena parte de la escasa obra civil que se está ejecutando en Cantabria tiene que ver con la iniciativa de grupos privados de crear nuevos centros de atención a la dependencia. Uno de los más activos es Calidad en Dependencia, un grupo que tiene su sede en Cantabria aunque entre sus asociados se encuentren empresas de otros puntos del país. Esta sociedad, creada en 2010 y con sede social en Soto de la Marina, se dispone a abrir en Santa María de Cayón su séptima residencia, un centro con capacidad para 120 residentes y con una treintena de plazas como centro de día.
El grupo tiene vocación de crecer, levantando residencias propias o gestionando otras ajenas, siempre en lugares estratégicos. Después de asentarse en Puente Arce, Valdeolea, Liérganes y Soto de la Marina, ha elegido Santa María de Cayón para su última apertura, atendiendo a una antigua reivindicación de los vecinos del Valle, que desde hace más de diez años han venido peleando por esta residencia, con su alcalde, Gastón Gómez, a la cabeza. La media docena de grupos con los que Gómez llegó a contactar y que mostraron interés por el proyecto tropezaban siempre con el problemade la financiación bancaria. Incluso contando con el compromiso de la administración cántabra, asumido en la etapa de gobierno PRC-PSOE, de de concertar plazas. En estos tiempos, tampoco era posible acometer el proyecto desde el sector público, pero finalmente ha salido adelante gracias a la decisión de este grupo privado de invertir los cerca de cinco millones de euros que costaba su construcción, y al mantenimiento del compromiso del Ejecutivo cántabro de concertar un número sustancial de plazas, sin las cuales la residencia no sería sostenible.

Un modelo de atención a la dependencia

El edificio se ha levantado en una parcela de algo más de 15.000 metros cuadrados situada junto al río Pisueña, muy próxima a la espléndida iglesia románica de este municipio. Allí se han construido 4.797 metros cuadrados, repartidos en tres alturas. En la planta baja se han situado todas las zonas comunes: salones, comedores, peluquería, podología, salas de visita, despachos y salas de terapia, rodeadas de un amplio jardín y espacios naturales.
En las dos plantas restantes se encuentran las habitaciones de los residentes, en su mayor parte individuales, y dotadas de conexión wifi. Algunas de las habitaciones dobles son especialmente amplias, de modo que los residentes tienen muchas opciones a la hora de elegir. Con esta misma finalidad se ha incluido un apartamento dispuesto para ser ocupado por tres personas.
Uno de los aspectos que se ha cuidado especialmente es el de la eficiencia energética del edificio, tanto por compromiso medioambiental como por el ahorro de costes. Para la iluminación se ha recurrido a la tecnología led y el agua caliente sanitaria se obtendrá de las placas solares y las calderas de condensación alimentadas por gas, con las que la residencia consigue un caudal de hasta 3.000 litros/hora a 70 grados. El sistema incorpora un proceso de pasteurización del agua que evita el riesgo de legionella.
Para la calefacción se ha optado por un suelo radiante, que requiere menos energía para el mantenimiento de la temperatura.
La residencia que este grupo tiene en Puente Arce fue la primera de España en lograr la calificación energética “A”, una categoría a la que también aspiran la residencia de Soto de la Marina y la que se disponen a inaugurar en Cayón.
Como todos los establecimientos del Grupo, el de Santa María de Cayón, que llevará el nombre de Virgen del Pilar, responde a un concepto de atención en el que, además de cuidarse las necesidades de las personas dependientes, se ayudar a prevenir la dependencia de quienes aún gozan de la suficiente autonomía. De ahí la importancia que tienen los talleres de actividades, como el de cocina, donde los residentes pueden practicar sus habilidades culinarias, o la sala de ordenadores. También existen animadores socioculturales y una sala multisensorial para la estimulación mental y de la psicomotricidad a través de sensaciones provocadas por la iluminación, los aromas, la música y los sonidos o las texturas.
Se trata de un modelo que se repite en todas las residencias que posee el Grupo. “Nuestra pretensión final –señala el gerente, Rubén Otero— es que las personas envejezcan siendo protagonistas de su vida, evitando que sean meros receptores de servicios. Que las personas que acudan a nuestros centros tengan un envejecimiento activo, optimizando oportunidades de salud, de seguridad y de participación”.

Un Grupo joven pero con experiencia

Aunque el grupo Calidad en Dependencia se creó hace menos de cuatro años, detrás de él se encuentran profesionales con varias décadas de experiencia en el sector de las residencias. La idea de unir varias empresas para formar un grupo y ahorrar costes, manteniendo la autonomía de cada una de ellas, partió de Rubén Otero, antiguo presidente de la Asociación de Residencias de Cantabria y actual secretario general de la Federación que agrupa las asociaciones territoriales de todo el país.
Su experiencia como copropietario de la residencia de San Cipriano, en Soto de la Marina, y como fundador de la de Puente Arce, le animó a buscar socios que compartieran la conveniencia de buscar fórmulas para abaratar la gestión de estos centros compartiendo servicios e imagen corporativa, realizando compras conjuntas y uniendo recursos para poder crecer. A la idea se sumaron dos socios de fuera de la región, uno de ellos propietario de residencias y el otro de una central de compras que abastece a este tipo de centros.
La proyección que en ese momento tenía la construcción de residencias en Cantabria les animó a situar la sede social en la región, aunque operan en tres comunidades.
El nuevo Grupo no tardó en hacerse notar y lo hizo con gran dinamismo: además de acometer la construcción de la residencia en Cayón, alquiló el geriátrico de Liérganes y ganó el concurso para la apertura de una residencia en Meruelo, que empezará a construir a finales de año. Fuera de Cantabria también se ha mostrado muy activo, alquilando una residencia en Pozuelo (Madrid) y comprando dos más en Castilla–La Mancha.
Esta etapa de adquisiciones no ha concluido y el Grupo está analizando la posibilidad de hacerse con dos o tres centros más fuera de Cantabria. Paradójicamente, su plan de expansión se ve favorecido por la crisis. En la época de bonanza, muchos promotores ajenos al sector se lanzaron a la construcción de residencias que luego no han sabido gestionar y el mercado ofrece ahora oportunidades para comprar estos centros a buen precio.
Tampoco descartan la posibilidad de incorporar nuevos socios, bien con empresas que cuenten con dos o tres residencias o buscando asociaciones con otros grupos más potentes. En la actualidad, mantienen conversaciones con propietarios de residencias de Asturias y Andalucía.
Será el modo de fortalecer un proyecto empresarial que cuenta ya con 400 empleados, 130 de ellos en Cantabria, que llegarán a 200 cuando la residencia de Cayón esté plenamente operativa. Algo para lo que será necesario que la Administración cumpla su compromiso de concertar plazas.

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