El desembarco de Moblerone en Cantabria

El sector del mueble ha vivido durante muchos años una existencia apacible en Cantabria; pequeños comercios daban salida a los muebles, fabricados en muchos casos de manera casi artesanal por la propia empresa familiar, hacia un mercado con un bajísimo ciclo de rotación en los productos, ya que los muebles se compraban para toda la vida, y con una limitada diversidad en la oferta.
Este concepto del negocio ha sido barrido por la irrupción en los últimos años de nuevas fórmulas de comercialización y distribución que han venido a revolucionar el mercado del mueble, adaptándolo a los cambios sociales y a las economías de escala. Las grandes y medianas superficies comerciales han venido a desplazar en parte a los comercios tradicionales y el lugar elegido para su asentamiento en Cantabria ha sido el eje entre Peñacastillo y Santa Cruz de Bezana, creándose lo que se ya se conoce como la ruta del mueble.
La última firma en instalarse en esta zona ha sido Moblerone, una empresa de distribución minorista de mobiliario, creada en Alicante y cuya franquicia han traído a Cantabria los propietarios de la empresa torrelaveguense Hipercasa. En los cerca de 4.000 metros cuadrados recientemente inaugurados en Igollo, Moblerone ofrece las últimas tendencias en muebles para el hogar y muebles de oficina. Son productos de gama media (dormitorios tanto de matrimonio como juvenil, salones, tapicerías, sofás cama, sillas relax, etc.), con líneas funcionales pero donde también se pueden encontrar muebles rústicos y de factura más clásica o estilos tan en boga como el provenzal, el Louis Philippe o el mueble mejicano.
Los responsables de esta franquicia planean introducir a medio plazo una sección de muebles de cocina.
La apertura de este nuevo establecimiento ha supuesto la creación de once puestos de trabajo, que se han cubierto con personal formado por la propia franquicia.
Todas las tiendas de Moblerone son diseñadas por la propia marca siguiendo unos criterios de funcionalidad y optimización del espacio con el que además se busca un atractivo externo y un interior con ambientes diferenciados que faciliten la toma de decisión del cliente. La presentación del producto es uno de los rasgos que más singularizan a estos nuevos establecimientos, que cuidan mucho la puesta en escena de los elementos que componen el mobiliario.

Agrupamiento

En el sector se está produciendo un agrupamiento por dos vías: la franquicia y la central de compras, que para tener éxito requiere el compromiso firme y continuado de los asociados para garantizar un volumen significativo de pedidos a los fabricantes.
La franquicia recorta la libertad de movimientos del asociado, pero a cambio ofrece un paraguas más completo de servicios, desde una identidad corporativa a una infraestructura que facilita asesoramiento, marketing, publicidad y formación, además de actuar también como una central de compras. El volumen de ventas de la cadena permite a Moblerone, por ejemplo, personalizar su oferta mediante acuerdos con algunos suministradores para la fabricación de productos que se distribuyen exclusivamente en su red de tiendas.
“Esa infraestructura” –explica Marisa de Benito, promotora del nuevo establecimiento– “es la que nos hizo pensar que aunque la tienda de Torrelavega funciona muy bien, Moblerone podía ser el medio para crecer profesionalmente. Para competir hoy en día necesitas apoyo en todos los aspectos. De lo contrario, te quedas desfasado”.
La aparición en Cantabria de las grandes superficies del mueble ha contribuido a modificar los hábitos de compra. El cliente, que acostumbraba a decidirse en una sola visita, prefiere ahora recorrer diversos establecimientos comparando productos y precios. A pesar de estos cambios, Marisa de Benito opina que las pequeñas tiendas de muebles siguen contando con un espacio propio: “Creo que hay sitio para todos. Mucha gente sigue comprando el mueble por amistad y por confianza en quien se lo vende”.

Una franquicia en ascenso

Aunque ha sido la última franquicia en irrumpir en el sector del mueble, Moblerone ha entrado con fuerza en un mercado que ha alcanzado en los últimos años un gran auge gracias al impulso de la explosión inmobiliaria.
Creada en 1991, Moblerone no se lanzó como franquicia hasta hace poco más de dos años y en este espacio de tiempo se han abierto 16 establecimientos con su enseña repartidos por todo el territorio nacional, de los cuales nueve son tiendas propias. En los próximos meses tiene previsto abrir seis franquicias más.
La facturación de Moblerone se elevó el pasado año a casi 40 millones de euros (6.500 millones de pesetas) y la previsión para el 2002 se sitúa en los 60 millones.
La firma cuenta con más de 250 proveedores homologados por su departamento de compras, y las importaciones que realiza el grupo para todas las tiendas de su red provienen principalmente de los países asiáticos y de Europa del Este. n

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